La deuda pública supera los 1,107 billones de euros en junio, lo que supone el 100,9% del PIB
De la misma manera que Sherezade encantó durante mil y una noches al sultán Scharian para evitar la muerte anunciada tras cada una de ellas, la política española está cautivando, tanto a la opinión pública como a la publicada con la historia interminable de la formación de Gobierno, las arterías de Rajoy, los cabildeos de Rivera o el fingido perfil berroqueño de Sánchez.
Pero la realidad que este folletín está consiguiendo velar es tozuda y tiene como cómitre (Persona que en las galeras dirigía la boga o grupo de remeros y a cuyo cargo estaba el castigo de los condenados a la pena de galeras) y acreedor a la UE.
La obra del dramaturgo Antonio de Zamora del siglo XVII, no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague (El convidado de piedra), está entre bambalinas esperando para aparecer en escena.
Estamos en un nivel de endeudamiento que no tenía paragón desde hacía un siglo.
Cuando el PP comenzó a gobernar de la mano de Rajoy era del 57% del PIB; después de un mandato es del 100,1%. ¿Por qué? Las razones fundamentales son: los rescates bancarios, la política fiscal regresiva, las amnistías fiscales y las bonificaciones del gasto fiscal en aras de la creación de empleo.
En consecuencia, el Gobierno debe endeudarse para atender los derechos sociales y obligaciones constitucionales.
El endeudamiento que en recta política presupuestaria debe ir dirigido a obras de nuevo establecimiento, infraestructuras y obra pública, se dirige a gastos corrientes por los débiles ingresos.
Así, no debe extrañar la entrada a saco en la hucha de las pensiones.
El Pacto Fiscal Europeo, que entró en vigor en 2014, da un plazo de veinte años para reducir la deuda al 60% o menos.
Las políticas que la UE acuerde en ese sentido formarán parte de las legislaciones nacionales o de sus reformas constitucionales. Para España significará un ahorro anual de más de 20.000 millones.
¿Creen que eso podrá pagarse sin clausurar el estómago de la mayoría social?
No, no puede pagarse, pero en el intento se conculcarán leyes y se seguirán atacando derechos sociales. ¿No es hora de reconsiderar el carácter de la deuda y la viabilidad de su pago?
enlace el economista
enlace2
No hay comentarios:
Publicar un comentario