El rictus de estupor que a Rajoy y a su equipo les ha producido la súbita muerte de Rita Barberá equivale a la mezcla de sorpresa y desconcierto con que el grupo de famosos detectives, invitados a la isla del millonario misterioso de Murder by death, descubren que se ha cometido un absurdo asesinato que no son capaces de aclarar.
Estrenada en España en 1976 como Un cadáver a los postres y basada en una idea de Neil Simon, la película parodiaba el cine de misterio, igual que lo ocurrido estos últimos años en el PP parodia el maquiavelismo del poder.
Rita Barberá ya no podrá participar en la ceremonia de adhesión al líder en el nuevo congreso a la búlgara que se prepara para febrero. Pero a cambio ha sido no sólo reintegrada a la iglesia popular in articulo mortis sino elevada a los altares del martirologio.
Ha muerto para que viva el partido. O sea Mariano, su guardia de corps y cuantos se nutren del invento.
Artículo de Pedro J. Ramirez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario