Puede decirse que un hogar está en situación de pobreza energética cuando es incapaz de pagar una cantidad de servicios de la energía suficiente para la satisfacción de sus necesidades domésticas y/o cuando se ve obligado a destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura energética de su vivienda.
La pobreza energética fue definida en el Reino Unido por Brenda Boardman a principios de la década de 1990 como la “incapacidad [para un hogar] de obtener una cantidad adecuada de servicios de la energía por el 10% de la renta disponible”.
Comúnmente, se asume que la pobreza energética ocurre como una combinación de tres factores definidos a escala de hogar: renta familiar, precios de la energía y eficiencia energética de la vivienda.
De esta manera, si un hogar habita una vivienda poco eficiente, necesitará un determinado nivel de renta para asegurar la satisfacción de su demanda de servicios energéticos.
Estos tres componentes sirven para comprender cómo surge el fenómeno de la pobreza energética y proporcionan puntos de entrada para la definición de políticas públicas encaminadas a hacer frente a esta problemática.
... o sea que la pobreza energética viene a ser lo de siempre, que es uno pobre.
Y en estas fechas de la Navidad, nos acordaremos del eslogan "SIENTE UN POBRE EN SU MESA".
Una frase que alimentó la imaginación del bueno de Luis García Berlanga, uno de los mejores directores de cine que esta piel de toro ha sido capaz de parir.
La censura lo primero que hizo fue rechazar el título propuesto por Berlanga y Azcona. Así que ambos decidieron nombrar la que probablemente es su mejor película juntos (e hicieron bastantes) con el nombre de uno de sus protagonistas: Plácido, película estrenada en Barcelona en el año 1961, sigue siendo, después de tantos años, una obra maestra.
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No se pierdan la película, se lo dice Gabino Quintanillas el hijo de Don Lucas, el de la Serrería.
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