La realpolitik (en alemán, “política realista”).
Canjear principios por más control marroquí en la valla de Marruecos
Melilla y Ceuta son dos ciudades españolas situadas en el norte de África que colindan con Marruecos.
Su situación como enclave español en suelo continental africano implica que son el único punto de entrada terrestre a la UE desde este continente.
Ello convierte a estas ciudades en el objetivo de miles de migrantes cada año, muchos de los cuales huyen de conflictos armados o persecuciones por las que podrían obtener el estatus de refugiado.
Melilla, como Ceuta, está rodeada de la frontera más fortificada de la Unión Europea y cada año se producen muertes de migrantes que tratan de cruzarla.
España y Marruecos pusieron fin a muchos meses de continuas e intensas negociaciones, que han implicado a Mohamed VI, al Rey y a Pedro Sánchez y que han concluido con el reconocimiento español al plan marroquí de autonomía para el Sáhara Occidental y el compromiso de Rabat de renunciar a la demanda de Ceuta, Melilla y las Islas Canarias.
El Gobierno español asume "la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver las diferencias" para acordar una solución a un conflicto que se arrastra desde 1975 y Marruecos, a su vez, se compromete a garantizar la "integridad territorial" de España.
Estos son los términos del acuerdo que supone el comienzo de una "nueva etapa" y el resumen de las dos principales reclamaciones de ambos. Si para Rabat el apoyo a la marroquinidad del Sáhara era una condición ineludible para retomar las relaciones diplomáticas, para España era también fundamental blindar Ceuta y Melilla.
El temor en Madrid era que una vez que el reino alauí logre el Sáhara intensifique la reivindicación de las dos ciudades y de las Islas Canarias. El miedo estaba absolutamente fundado ya que Marruecos ha expresado esta reclamación públicamente.
"CEUTA Y MELILLA, MARROQUÍES"
El Gobierno escribió una nueva página en sus relaciones con el reino alauí, con la que se pone fin a una crisis diplomática que empezó exactamente el 10 de diciembre de 2020, cuando Donald Trump avaló que el Sáhara era una parte más de Marruecos.
La falta de apoyo del Gobierno en ese momento enfadó a Rabat que, como castigo, suspendió la Reunión de Alto Nivel prevista una semana después.
A partir de ese momento aumentaron las hostilidades hacia España pero sólo salieron a la superficie con la excusa de la atención hospitalaria al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali.
Pocos días después del pronunciamiento de Trump el entonces primer ministro marroquí, Saadeddine al Othmani, aseguró en una entrevista concedida a una cadena egipcia que había llegado el momento de hablar de Ceuta y Melilla. "Llegará el día", advirtió, en que se reabrirá "el asunto de Ceuta y Melilla, territorios marroquíes como el Sáhara".
LAS DOS CIUDADES, EL SIGUENTE PASO
España era consciente que la exigencia de sumar las dos ciudades autónomas era el siguiente paso de la monarquía alauí, una vez que lograra desatascar el conflicto territorial del Sáhara. La reivindicación de Ceuta y Melilla también es para Mohamed VI una causa nacional.
Por eso el respeto a la "integridad territorial" de España era una de las cuestiones que el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, lleva meses negociando, junto a la solicitud de que se abstengan de "toda acción unilateral", que es un modo de decir que no vuelva a repetirse la avalancha de inmigrantes enviados por Rabat en mayo pasado a las costas de Ceuta para presionar a España.
Estas son las contrapartidas que ha obtenido el Gobierno junto a, por supuesto, el restablecimiento de las relaciones diplomáticas que permite a España contar con Marruecos en la lucha contra la inmigración, el narcotráfico y el yihadismo, que para nuestro país, como entrada sur de Europa, son cuestiones vitales.
LA IMPLICACIÓN DEL REY
Para poder alcanzar este pacto fue incluso necesario, en enero pasado, contar con la ayuda de Felipe VI, ante la falta de avances concretos y como modo de elevar la política de gestos hacia Mohamed VI.
Durante meses se había especulado con que sólo la intervención del Rey podría contribuir a solucionar el conflicto pero no se había llegado a dar el paso. Aprovechando su discurso en la recepción al cuerpo diplomático acreditado en España en el Palacio Real, el Rey aseguró que "ambas naciones debemos caminar juntas para empezar a materializar ya una nueva relación. Se trata de encontrar soluciones a los problemas que preocupan a nuestros pueblos".
Fue una importante contribución pero ni siquiera su intervención logró automáticamente poner fin a a las crisis entre ambos países. De hecho, España interpretó como una advertencia de Marruecos los recientes saltos a la valla de Melilla, como un manera de presionar cuando prácticamente se estaba culminando el pacto que se conoció el viernes 19 de marzo.
En ese sentido debe interpretarse que el ministro de Interior, Fernando Grande-Maslaska, siempre rebajara públicamente la responsabilidad del lado marroquí.
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Valla de Melilla: la peligrosa frontera que separa la UE de África
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Realpolitik (German for "realistic politics").
Exchanging principles for more Moroccan control of the Moroccan border fence
SUPPORT FOR A MOROCCAN SAHARA
Agreement forces Morocco to give up Ceuta, Melilla and the Canary Islands
Melilla and Ceuta are two Spanish cities in North Africa bordering Morocco.
Their status as a Spanish enclave on the African mainland means that they are the only land entry point to the EU from Africa.
This makes these cities the target of thousands of migrants every year, many of whom are fleeing armed conflict or persecution for which they could be granted refugee status.
Melilla, like Ceuta, is surrounded by the most fortified border in the European Union and every year there are deaths of migrants trying to cross it.
Spain and Morocco ended many months of continuous and intense negotiations, which have involved Mohamed VI, the King and Pedro Sánchez and concluded with Spain's recognition of Morocco's autonomy plan for Western Sahara and Rabat's commitment to renounce its claim to Ceuta, Melilla and the Canary Islands.
The Spanish government accepts 'the Moroccan autonomy initiative, presented in 2007, as the most serious, realistic and credible basis for resolving the differences' in order to agree on a solution to a conflict that has dragged on since 1975, and Morocco, in turn, undertakes to guarantee Spain's 'territorial integrity'.
These are the terms of the agreement that represents the beginning of a "new stage" and the summary of the two main claims of both parties. If for Rabat support for Moroccan ownership of the Sahara was an unavoidable condition for resuming diplomatic relations, for Spain it was also fundamental to shield Ceuta and Melilla.
The fear in Madrid was that once the Alawite kingdom gained the Sahara it would intensify its claims to the two cities and the Canary Islands. The fear was absolutely well-founded as Morocco has expressed this claim publicly.
"CEUTA AND MELILLA, MOROCCANS".
The Government wrote a new page in its relations with the Alaouite kingdom, bringing to an end a diplomatic crisis that began exactly on 10 December 2020, when Donald Trump endorsed that the Sahara was just another part of Morocco.
The government's lack of support at the time angered Rabat, which, as punishment, called off the High-Level Meeting scheduled a week later. From that moment on, hostilities towards Spain increased, but only surfaced with the excuse of hospital care for Polisario Front leader Brahim Ghali.
A few days after Trump's pronouncement, the then Moroccan prime minister, Saadeddine al-Othmani, said in an interview with an Egyptian television station that the time had come to talk about Ceuta and Melilla. "The day will come", he warned, when "the issue of Ceuta and Melilla, Moroccan territories like the Sahara" would be reopened.
THE TWO CITIES, THE NEXT STEP
Spain was aware that the demand to add the two autonomous cities was the Alawite monarchy's next step, once it managed to unblock the territorial conflict in the Sahara. The claim to Ceuta and Melilla is also a national cause for Mohammed VI.
That is why respect for Spain's "territorial integrity" was one of the issues that the Foreign Minister, José Manuel Albares, has been negotiating for months, along with the request that they refrain from "any unilateral action", which is a way of saying that there should be no repetition of the avalanche of immigrants sent by Rabat last May to the coast of Ceuta to put pressure on Spain.
These are the quid pro quos that the government has obtained, along with, of course, the re-establishment of diplomatic relations, which allows Spain to count on Morocco in the fight against immigration, drug trafficking and jihadism, which are vital issues for our country, as the southern gateway to Europe.
THE KING'S INVOLVEMENT
In order to reach this pact, it was even necessary, last January, to count on the help of Felipe VI, given the lack of concrete progress and as a way of raising the policy of gestures towards Mohammed VI.
For months there had been speculation that only the King's intervention could contribute to resolving the conflict, but this step had not been taken.
Taking advantage of his speech at the reception for the diplomatic corps accredited in Spain at the Royal Palace, the King assured that "both nations must walk together to begin to materialise a new relationship. It is a matter of finding solutions to the problems that concern our peoples".
It was an important contribution, but even his intervention did not automatically put an end to the crises between the two countries. In fact, Spain interpreted the recent jumps on the Melilla fence as a warning from Morocco, as a way of exerting pressure when the pact that was announced on Friday 19 March was practically being finalised.
It is in this sense that Interior Minister Fernando Grande-Maslaska has always publicly downplayed the responsibility of the Moroccan side.
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Pedro Sánchez niega un "giro" respecto al Sáhara: "Mi objetivo es defender los intereses de España"... y Podemos le desmiente
"El camino que hemos tomado ahora es el de la política real", asegura el presidente del Gobierno, para quien el plan de Rabat es "el más creíble, serio y realista"
Pedro Sánchez ha negado tajantemente que su Gobierno haya propiciado un giro en relación con el conflicto del Sáhara y ha asegurado que la nueva posición que mantiene España apoyando ahora sin matices el plan de autonomía de Marruecos sobre el territorio saharaui tiene un único objetivo: "Defender los intereses de España".
Sólo ha habido que esperar unos minutos para que su socio de Gobierno, Unidas Podemos, por boca de su portavoz parlamentario, Pablo Echenique, le haya desmentido y haya tachado su cambio de postura de "lamentable".
"El camino que hemos tomado ahora es el de la política real", ha asegurado.
El presidente ha leído textualmente la carta que dirigió al rey de Marruecos pero haciendo hincapié en los puntos que más le interesan para recalcar que Madrid sigue apostando por el marco de Naciones Unidas y por una solución "mutuamente aceptable".
Es en este marco, ha dicho, en el que él considera ahora que el plan de Rabat es "el más creíble, serio y realista". Según el presidente, esta postura está alineada con la de Francia, Alemania y EEUU.
Sánchez no ha tenido empacho en afirmar que todas las resoluciones de Naciones Unidas también reconocen el plan de autonomía de Marruecos.
Es cierto, aunque dichos textos se limitan a "tomar nota" del plan de Rabat, no a asegurar que el mismo es el "más" serio, creíble y realista.
La misma posición fue la adoptada por los Gobiernos de José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.
Ambos reconocieron la propuesta de Marruecos y la saludaron pero no la admitieron como la favorita para el Sáhara porque, de hecho, implica aceptar que el territorio saharaui pase a ser una provincia marroquí.
Pedro Sánchez ha afirmado, además, que este es precisamente el momento oportuno para explicitar la nueva posición española porque justo ahora, ha dicho, es cuando se ha abierto "una ventana de oportunidad" para intentar desatascar un conflicto que lleva encallado desde hace más de cuatro décadas.
Críticas a derecha e izquierda
Unidas Podemos ha mostrado su profundo desacuerdo con las explicaciones del presidente. Ellos consideran que sí se ha producido un giro completo y "lamentable" en relación con el Sáhara al apostar Sánchez por una de las dos soluciones posible, en concreto, la de ceder completamente a las tesis marroquíes abandonando el derecho a la libre determinación del pueblo saharaui.
El PP ha ido más allá pidiendo al presidente que explique las "garantías" que le ha dado Rabat en relación con Ceuta y Melilla, las aguas canarias y los flujos migratorios.
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Pedro Sánchez denies a "turnaround" on the Sahara: "My objective is to defend Spain's interests"... and Podemos denies it.
"The path we have taken now is that of real politics", says the President of the Government, for whom Rabat's plan is "the most credible, serious and realistic".
Pedro Sánchez has categorically denied that his government has brought about a change of direction in relation to the Sahara conflict and has assured that Spain's new position, which now supports Morocco's autonomy plan for the Saharawi territory without qualification, has a single objective: "To defend Spain's interests".
It only took a few minutes for his government partner, UNO Podemos, through the mouth of its parliamentary spokesman, Pablo Echenique, to contradict him, calling his change of position "regrettable".
"The path we have taken now is that of real politics", he assured.
The President read out the letter he addressed to the King of Morocco verbatim, but emphasised the points that most interested him in order to stress that Madrid continues to support the United Nations framework and a "mutually acceptable" solution.
It is within this framework, he said, that he now considers Rabat's plan to be "the most credible, serious and realistic". According to the president, this position is in line with that of France, Germany and the US.
Sánchez has not shied away from stating that all UN resolutions also recognise Morocco's autonomy plan.
True, but these texts merely 'take note' of Rabat's plan, not that it is the 'most' serious, credible and realistic one.
The same position was adopted by the governments of José Luis Rodríguez Zapatero and Mariano Rajoy.
Both recognised Morocco's proposal and welcomed it, but did not accept it as the preferred one for the Sahara because, in fact, it implies accepting that the Sahrawi territory becomes a Moroccan province.
Pedro Sánchez also affirmed that this is precisely the right moment to make Spain's new position explicit because, he said, it is precisely now that "a window of opportunity" has opened to try to unblock a conflict that has been stalled for more than four decades.
Criticism of the right and the left
Unidas Podemos has expressed its profound disagreement with the president's explanations. They consider that there has been a complete and "regrettable" turnaround in relation to the Sahara, with Sánchez opting for one of the two possible solutions, specifically, that of giving in completely to Moroccan theses, abandoning the right to self-determination of the Saharawi people.
The PP has gone further, asking the president to explain the 'guarantees' that Rabat has given him in relation to Ceuta and Melilla, Canary Islands waters and migratory flows.
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