De
damas mal atendidas
gusto
ser su trovador,
se
muestran agradecidas,
pagándome
con ardor.
Son
llamadas repetidas,
necesitan
mucho amor,
del
abandono dolidas,
buscan
un corneador.
En
blancas camas mullidas
alaban,
¡oh mi labor!,
hasta
que quedan rendidas,
de
sus liras tañedor.
Realmente
agradecidas
al
seguro cumplidor,
generosas,
desprendidas.
De
cornudos picador.
25-Febrero-2009
Eladio
Arnaiz
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