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Cuando vemos las siglas LGBTIQ sabemos que las cuatro primeras letras se refieren a las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, y la ‘I’ es por los intersexuales (antes conocidos como hermafroditas). Pero, ¿qué demonios significa la ‘Q’?
La letra ‘Q’ es por el término queer.
Esta palabra ha ido ganando relevancia desde los años ochenta y ahora es muy común que personas de orientación no heterosexual se identifiquen como tales.
1. Este término apareció en el siglo XVIII. Queer servía para referirse al tramposo, borracho o ladrón.
La filósofa española Beatriz Preciado en su ensayo ‘Queer: historia de una palabra’
señala que también era utilizado para llamar a alguien que no pudiera ser inmediatamente identificado como hombre o mujer.
2. En la época victoriana el término se utilizaba para referirse a todos aquellos que no fueran heterosexuales. Es aquí que lo queer fue acumulando una carga despectiva, se entendía como un insulto. Durante esos años se empezaron a fundar las ideas modernas sobre la defensa de lo heterosexual.
3. En los noventa, un grupo de gays, lesbianas y trans no contentos con la dirección que tomaba el movimiento LGBT decidió apropiarse de esta palabra y convertirla en aquella que identificara un nuevo movimiento en el que el sexo y el género estuvieran en eterna construcción y transformación.
Estas personas sintieron que muchos gays y lesbianas querían imitar el modelo de familia heterosexual estadounidense. “El término será cuestionado, remodelado y considerado obsoleto en la medida en que no ceda a las demandas que se oponen a él precisamente a causa de las exclusiones que lo movilizan”, sostiene Judith Butler, una de las madres de este movimiento, en su ensayo ‘Acerca del término queer‘.
4. Pero, ¿cuál sería el significado de este término? “Significa rechazar las clasificaciones por género o por prácticas sexuales, es decir, vivir sin etiquetas y empezar a vernos como personas. Todas las categorías (heterosexual, homosexual, transgénero, bisexual) simbolizan estructuras que, de alguna manera, limitan la expresión de la diversidad sexual”, sostiene en entrevista con este medio Alexandra Hernandez Muro, psicóloga de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, especialista en temas LGBTIQ.
5. El término tiene poco tiempo de estudio y está en continua construcción. De aquí a unos años podría tener un significado completamente diferente. Alexandra Hernández sostiene que muchas veces se usa, equivocadamente, como una etiqueta cuando lo queer busca todo lo contrario. “¿Qué pasa si una lesbiana se enamora de un hombre trans? ¿Qué pasa si un hombre bisexual siente atracción por una mujer trans? ¿Esto hace que se borre su identidad?
La teoría queer permite la existencia de estas identidades y las exime de necesidad de definición. Si no tengo que identificarme como algo no limito mi experiencia como persona porque no tengo que vivir un rol”, explica.
6. “Lo heteronormativo es opuesto a lo queer por excelencia. Plantea el derecho de todas las personas a la autodeterminación de sus propias vidas y a ser felices”, indica Alexandra.
Esta corriente sostiene que la feminidad y la masculinadad no son producto de una elección si no de las reglas de género que no deben de ser impuestas ni perennes. Un día puedes sentirte más masculino y otro día puedes sentirte muy femenino, si eres libre podrás expresarte con facilidad cualquiera de esos días.
7. Entonces, lo queer no puede entenderse como sinónimo de la palabra gay u homosexual. Tampoco es una moda o una manera de vestir. No te tienes que ver raro para identificarte como queer.
Si sientes que las etiquetas no van contigo y no encajan en como te sientes y expresas tu identidad de género o tu orientación sexual, entonces posiblemente seas alguien queer.
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La bandera LGBT o bandera del arcoíris —a veces denominada bandera de la libertad— ha sido utilizada como símbolo del orgullo gay y lésbico desde fines de los años 1970. Los diferentes colores simbolizan la diversidad en la comunidad LGBT y sus colores son utilizados a menudo en marchas por reclamos. Aunque nació en California, actualmente es utilizada en todo el mundo.
La bandera del arcoíris fue popularizada en 1978 como símbolo del orgullo gay por su creador, Gilbert Baker, artista nacido en Kansas.1 La versión actual consiste en seis franjas de colores rojo, naranja, amarillo, verde, azul y violeta, que reproducen el orden de los colores del arcoíris.
Se ha señalado que Baker se inspiró en la canción «Over the Rainbow», interpretada por Judy Garland. (el mago de Oz)
Consistía de ocho colores, cada uno con sus significados:
Rosa: sexualidad, Rojo: vida, Naranja: salud, Verde: naturaleza, Turquesa: magia/arte, Añil/azul: serenidad, Violeta: espíritu.
Después del 27 de noviembre de 1978, tras el asesinato de Harvey Milk, Miembro de la Junta de Supervisores de San Francisco, la demanda de la bandera del arcoíris se acrecentó. Para fomentar la demanda, la Paramount Flag Company comenzó a vender una nueva versión de la bandera, de siete colores, en detrimento del color rosa. Baker se adhirió a la nueva bandera debido a la poca o nula disponibilidad de fábricas que utilizaran el color faltante.
En 1979, la bandera fue modificada de nuevo. Cuando las banderas eran instaladas en los postes de luz de San Francisco, los colores centrales se camuflaban con los mismos postes. De esa forma, la mejor manera de solucionar ese problema era reduciendo la cantidad de colores de la bandera. De esta forma, se formó el diseño actual de seis franjas.
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