Hard Rock Hotel es una marca difícil de ignorar. Su concepto de hotel
que rinde homenaje a grandes estrellas de la música se ha expandido por
todo el mundo, y el segundo hotel en España, en el sur de Tenerife, es
conocido por muchos, no solo por sus instalaciones en Playa Paraíso sino
por aquellas fiestas (preCOVID) tan ochenteras, y sus conciertos al
aire libre.
La cadena nació en Londres en 1971, pero desde hace
ya casi dos décadas los dueños de la marca residen en Florida y a
muchos, quizás les haya pasado desapercibido que hay una historia de
superación enorme detrás de la imagen rockera de los hoteles y cafés.
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Una placa en el vestíbulo del hotel ofrece, sin embargo, una pista formidable y una foto reveladora: sentados a la mesa con vestimentas tradicionales, la nación india semínola firma acuerdos para la explotación de la marca e incluso la gestión directa de sus propiedades. Según Bruno Bedda, marketing manager de Hard Rock Hotel Tenerife, “la placa es un recuerdo de quiénes son los dueños de la marca, un reconocimiento a todos ellos y lo que han conseguido”.
El 18 de diciembre de 2014 y continuando con su exitoso debut europeo con Hard Rock Hotel en Ibiza a principios de ese año, Hard Rock International anunciaba sus planes para Hard Rock Hotel Tenerife, programado para abrir a mediados de 2016 el segundo proyecto de Hard Rock en colaboración con los principales operadores, Palladium Hotel Group.
“El excelente clima de Tenerife, la amplia variedad de actividades culturales y la fuerte accesibilidad para los viajeros internacionales, la convierte en una opción ideal para la base de fans global de la marca hotelera”, decía Josh Littman, vicepresidente de desarrollo de EMEA – Hoteles y casinos en Hard Rock International.
Si bien en Tenerife el hotel es gestionado como una franquicia, cuyo propietario es Palladium Hotel Group y no hay contacto directo con la Tribu, según nos dice Bruno Bedda, “el chairman de la tribu es la cabeza de todo. La marca da las directrices de cómo tienen que ser los servicios, de cómo tiene que funcionar, de los nombres, de la imagen, etc, aunque la gestión y propiedad del hotel son de Palladium”.
Reconocidos internacionalmente como una marca de entretenimiento y estilo de vida, pocos saben que la cadena después de haber sido fundada en Londres, pasó a manos de la nación semínola, nación india nativa de Florida, desde 2004, y en 2006 incluyeron la marca internacional. “Seguimos creciendo y prosperando, desde los 200 que siguieron a Abiaki, hasta más de cinco mil miembros tribales en la actualidad. Seguimos luchando por nuestra libertad, pero hemos trasladado la guerra del campo de batalla a la sala de audiencias.
Somos un gobierno soberano con nuestras propias escuelas, policía y tribunales. Dirigimos una de las operaciones de ganado más grandes de los Estados Unidos. Somos propietarios de Hard Rock Hotel & Casinos, una empresa internacional con ubicaciones en 74 países.
Todavía continuamos nuestras tradiciones de costura, patchwork, construcción de chickee y lucha de caimanes. El mundo ha cambiado, como siempre, y nos hemos adaptado, como siempre; mientras mantenemos nuestros caminos, nuestra cultura y nuestras vidas, para seguir siendo la Tribu Seminole Invicta de Florida”, reza en la página web de Hard Rock Hotel.
Los Semínolas
Los semínolas son una tribu indígena de norteamérica de la familia lingüística muscogui. Ellos mismos se llaman Ikaniuksalgi, ya que inicialmente residían al norte de la península de Florida. Actualmente, están divididos en dos grupos. El más numeroso vive en Wevoka (Oklahoma) y el resto sigue en Florida, en las reservas de Big Cypress Swamp.
Los antepasados de los semínolas han vivido en lo que ahora es el sureste de los Estados Unidos durante al menos 12.000 años. Solo los años transcurridos desde 1510, alrededor del cuatro por ciento de la historia de la tribu, han sido tocados por la cultura europea. La población indígena de la península de Florida, estimada en 200.000 en el año 1500, es menos de 5.000 en la actualidad. La población actual total de Florida supera los 14 millones.
Los semínolas han luchado por sobrevivir en Florida a pesar de grandes dificultades, incluidas tres guerras no declaradas con Estados Unidos. A menudo denominadas como Primera, Segunda y Tercera Guerras seminole, los conflictos de la primera mitad del siglo XIX, fueron de hecho una larga batalla librada contra la tribu, en la que muchos murieron y los sobrevivientes fueron empujados hacia el desierto del sur de Florida, o desterrados a Oklahoma en el Camino de las Lágrimas.
El siglo XX vio el resurgimiento de aquellos semínolas de Florida que se habían resistido y sobrevivieron económicamente vendiendo plumas, pieles, pescado y caza a los blancos en los bordes de los Everglades, en puestos comerciales como Smallwood en Chokoloskee, Brown’s Boat Landing en Big Cypress y Stranahan en Fort Lauderdale. Otros semínolas se beneficiaron del boom inicial del turismo en Florida vendiendo artesanías y luchas con caimanes.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos siguió una política de terminación y asimilación. Una vez más, los semínola estuvieron entre los resistentes, exigiendo una compensación por las tierras perdidas, redactando su propia constitución y recibiendo el reconocimiento federal en 1957. Durante los siguientes 40 años, la Tribu avanzó hacia el nuevo milenio como una próspera fuerza económica y política en Florida.
Situación actual
La apertura de las primeras tiendas de tabaco en 1977 dio a los semínolas una empresa estable que continúa, incluso hoy, generando ingresos sustanciales para las arcas tribales. La apertura de la primera sala de bingo de la tribu en Hollywood, poco después de la primera elección del activista comunitario James Billie como presidente del Consejo Tribal, fue una primicia nacional.
El éxito de los casinos semínolas contra los desafíos legales abrió la puerta para que decenas de otras tribus indígenas americanas siguieran su ejemplo. Hoy en día, los casinos son, con mucho, la empresa económica número uno en la nación india. Los años bajo la dirección de James Billie han visto madurar política y financieramente a la tribu semínole de Florida. La adición de dos nuevas reservas (Tampa e Immokalee) llevó las tenencias de fideicomisos federales de en Florida a más de 90.000 acres.
La apertura de un nuevo hotel (Sheraton Tampa East), la entrada al lucrativo mercado de los cítricos, la apertura de la nueva Ahfachkee Indian School, el desarrollo del Museo Ah-Tah-Thi-Ki y la atracción turística Kissimmee-Billie Swamp Safari, así como la expansión de las rentables tabaquerías y las empresas de juegos de azar han acercado a los semínola a su objetivo declarado de autosuficiencia. Hoy en día, la mayoría de los miembros tribales cuentan con viviendas y atención médica modernas.
La tribu semínola invierte más de 1 millón de dólares anuales en educación, incluidas subvenciones en ayuda para estudiantes universitarios tribales y el funcionamiento de la Escuela Indígena Ahfachkee. La tribu emplea a más de 300 miembros tribales en docenas de departamentos gubernamentales, incluido el personal legal y de aplicación de la ley. Docenas de nuevas empresas, operadas por miembros tribales, cuentan con el apoyo tanto del Consejo Tribal como de la Junta.
El 22% de los 5.2 millones de nativoamericanos viven en tierras tribales. Las condiciones de vida en las reservas son “comparables a las del Tercer Mundo”, según Gallup Independent. Los problemas urgentes de economía, salud y vivienda dan una idea de cómo es la vida de los primeros pobladores.
Muchos hogares están hacinados y solo obtienen ingresos de la seguridad social, discapacidad o veteranos. La escasez de puestos de trabajo y la falta de oportunidades económicas hacen que entre cuatro y ocho de cada 10 adultos en las reservas estén desempleados. Entre los indígenas estadounidenses que están empleados, muchos ganan salarios por debajo del umbral de pobreza.
A menudo, los jefes de familia se ven obligados a abandonar la reserva para buscar trabajo y los abuelos asumen el papel de criar a sus nietos. A eso hay que sumarle la crisis de vivienda en la nación india con menos del 50% conectadas a alcantarillado público. La lista de espera para viviendas tribales es larga y el hacinamiento es inevitable. No es raro que tres o más generaciones vivan en una casa de dos dormitorios. Si bien la mayoría de los estadounidenses dan por sentado tener agua corriente, teléfonos y electricidad, muchas familias de las reservas viven sin estos servicios.
Aproximadamente, el 55% de los indígenas estadounidenses dependen del Servicio de Salud Indígena para recibir atención médica. Las farmacias y los consultorios médicos fuera de los hospitales son completamente inexistentes en algunas comunidades. Las presiones para cambiar de una forma de vida tradicional a un estilo de vida occidental ha impactado dramáticamente la salud y el bienestar de los pueblos originarios. Las estadísticas son alarmantes.
Teniendo en cuenta estas circunstancias es notable que la tribu semínola, la única que nunca firmó un tratado de paz ni se rindió, siga sosteniendo en alto sus orígenes y se haya convertido en ejemplo para otras tribus. “Y siguen prosperando, la expansión de la marca es importante”, afirma Bruno Bedda.
La placa en los Hard Rock Hotels cuenta una historia de lucha y superación, que no he podido dejar pasar.
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