jueves, 18 de abril de 2024

The ninth island of the Canary Islands - San Borondón

Un grupo de turistas asegura haber visto la misteriosa San Borondón desde Tenerife y logra sacarle una foto.

A group of tourists claim to have seen the mysterious San Borondón from Tenerife and manage to take a photo of it.

 
La leyenda de San Borondón

Una antigua leyenda defiende que el archipiélago lo forman 9 islas en vez de las ocho actuales.

En la época medieval, algunos mapas dibujaban una extraña isla conocida como San Borondón que no ha sido nunca encontrada aunque la leyenda permanece viva.

Según la leyenda, San Borondón aparece y desaparece cerca de El Hierro y en ocasiones puede divisarse entre un mar de nubes desde las islas de Tenerife, La Palma, El Hierro o La Gomera.

La isla se conoce en Europa como «isla de San Brandán» desde que la plasmaran en su cartas y mapas los cartógrafos medievales, creyéndose que San Borondón se había desprendido, en el pasado, del continente americano.

El nombre de San Borondón, con el que se le conoce actualmente proveniente de San Brandán ‘el Navegante’, un monje irlandés que dedicó su vida a la evangelización de los pueblos en el siglo VI.

La leyenda cuenta que al oír relatos sobre la supuesta isla, se lanzó al mar para encontrarla. Tras siete años de travesía, encontró una especie de isla-ballena.

“Uno de los episodios más famosos de las navegaciones del santo irlandés”, apunta en su trabajo Martínez Hernández, “tiene que ver con el arribo a una supuesta isla que en realidad era un enorme pez, una especie de ballena”. Sin duda una buena explicación de porqué aparece y desaparece.

En Canarias el mito se extendió como la pólvora y ya está el la conciencia de sus habitantes. Una isla que debido a sus características y inusuales comportamientos, como el aparecer y desaparecer o esconderse tras un mar de nubes o niebla, ha sido denominada de múltiples maneras: «la Inaccesible», «la Non Trubada», «la Encubierta», «la Perdida», «la Encantada», incluso los romanos la denominaron «Aprositus, la isla a la que no se puede llegar».

Tal era la conciencia de su existencia que en un tratado suscrito entre España y Portugal en el siglo XV, por el que se repartían el Atlántico, quedaba especificado de manera taxativa que San Borondón pertenecía al Archipiélago Canario.

San Borondón ha sido situada en el mapa, al oeste de la isla de El Hierro, a 550 kilómetros, y a 220 kilómetros al oeste-sudoeste de La Palma. Sus dimensiones se han calculado por los más osados describiéndola como una isla alargada, de 30 kilómetros, y con un ancho de 15 kilómetros, a modo de cacahuete, con una destacada concavidad en las fachadas este y oeste y grandes macizos en el norte y en el sur.

The legend of San Borondón

An ancient legend claims that the archipelago is made up of 9 islands instead of the current 8.

In medieval times, some maps depicted a strange island known as San Borondón which has never been found, although the legend lives on.

According to legend, San Borondón appears and disappears near El Hierro and can sometimes be seen in a sea of clouds from the islands of Tenerife, La Palma, El Hierro or La Gomera.

The island has been known in Europe as the "island of San Brandán" since it was first depicted on charts and maps by medieval cartographers, who believed that San Borondón had once broken away from the American continent.

The name of San Borondón, with which it is known today, comes from Saint Brandán 'the Navigator', an Irish monk who dedicated his life to the evangelisation of peoples in the 6th century.

Legend has it that when he heard tales of the supposed island, he set out to sea to find it. After a seven-year voyage, he found a kind of whale of an island.

"One of the most famous episodes of the Irish saint's navigations," Martínez Hernández notes in his work, "has to do with his arrival at a supposed island that was actually an enormous fish, a kind of whale. Undoubtedly a good explanation of why it appears and disappears.

In the Canary Islands the myth spread like wildfire and is already in the consciousness of its inhabitants. An island that due to its characteristics and unusual behaviour, such as appearing and disappearing or hiding behind a sea of clouds or fog, has been called in many different ways: "the Inaccessible", "the Non Trubada", "the Concealed", "the Lost", "the Enchanted", even the Romans called it "Aprositus, the island that cannot be reached".

Such was the awareness of its existence that in a treaty signed between Spain and Portugal in the 15th century, by which they divided up the Atlantic, it was clearly specified that San Borondón belonged to the Canary Archipelago.

San Borondón is located on the map to the west of the island of El Hierro, 550 kilometres away, and 22 kilometres west-southwest of La Palma. Its dimensions have been calculated by the more daring to describe it as an elongated island, 30 kilometres long and 15 kilometres wide, like a cacahuete, with a prominent concavity on the east and west sides and large massifs in the north and south.

Expediciones a la isla

La leyenda de San Borondón llegó a adquirir tal fuerza en Canarias que durante los siglos XVI, XVII y XVIII se organizaron expediciones de exploración para descubrirla y conquistarla.

​La última búsqueda oficial estuvo a cargo de Jorge Martín Picatoste, un capitán de origen tinerfeño, con una balandra, por encargo de Antonio Prior, Capitán General de Canarias, en 2008.​

Hay que destacar que en En 1953, el diario ABC titulaba: «Ha sido vista otra vez la misteriosa “Isla Sirena”, al noroeste de la de El Hierro (Canarias)», y en 1958, también en ABC: «La Isla errante de San Borondón ha sido fotografiada por primera vez».

Hoy en día se han conseguido despejar las posibles incógnitas que aún quedaban sobre la existencia de la isla misteriosa, y es que en realidad nunca existió más que en los sueños de quienes la buscan o la han querido conquistar o descubrir. Aunque por aras del destino esta isla y su secreto permanecerán inmaculados, para deleite de los canarios y viajeros que la descubran en el horizonte.

Lo cierto es que la visión de esta novena isla canarias es una ilusión óptica sobre la superficie del océano producida por lo que se denomina espejismo superior, una forma de refracción de la luz. Este fenómeno da como resultado la visión de una isla en el horizonte que es el reflejo de la isla de La Palma.

Expeditions to the island

The legend of San Borondón became so strong in the Canary Islands that during the 16th, 17th and 18th centuries expeditions were organised to discover and conquer it.

The last official search was carried out by Jorge Martín Picatoste, a captain of Tenerife origin, with a sloop, commissioned by Antonio Prior, Captain General of the Canary Islands, in 2008.

It should be noted that in 1953, the ABC newspaper headlined: "The mysterious "Isla Sirena" has been seen again, to the northwest of El Hierro (Canary Islands)", and in 1958, also in ABC: "The wandering island of San Borondón has been photographed for the first time".

Today, the possible remaining unknowns about the existence of the mysterious island have been cleared up, and the fact is that it never really existed except in the dreams of those who sought it or wanted to conquer or discover it. Although, for the sake of fate, this island and its secret will remain unsullied, to the delight of the Canary Islanders and travellers who discover it on the horizon.

The truth is that the vision of this ninth Canary Island is an optical illusion on the surface of the ocean produced by what is called a superior mirage, a form of refraction of light. This phenomenon results in the vision of an island on the horizon that is the reflection of the island of La Palma.

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Historia

La transmisión oral de las leyendas desde tiempos ancestrales tiene como consecuencia la existencia de varias versiones en torno a un mismo suceso; en algunas ocasiones, la degradación de los relatos desemboca en la modificación o, incluso, desaparición de los pasajes. Con todo, en el caso de la leyenda de san Borondón se conservan, al menos, tres versiones claramente diferenciadas.

La primera interpretación nos presenta la razón nominal; se produce el hallazgo de una isla dentro del archipiélago canario, la cual es bautizada como la isla de San Borondón en honor al que se pensó que pudo ser su descubridor, san Brandán (484-577 d. C.), un monje irlandés que se dispuso a explorar el Atlántico tras ser visitado por un ángel que así se lo ordenó. San Brandán comunicó tal anunciación a varios de sus discípulos y juntos se hicieron a la mar. Tardarían siete años en encontrar tierra. 

Anteriormente, a oídos de san Brandán había llegado la historia acerca de un ermitaño llamado Barintus que atestiguaba haber visitado unas tierras tan ricas en frutos y tesoros que bien podían llamarse las islas de los Bienaventurados. Pues bien, cuando san Brandán desembarcó en esta tierra, supo que era la misma tierra que había conocido Barintus.

Paulatinamente, el monje y su tripulación fueron desembarcando en cada una de las siete islas llevándose consigo víveres y tesoros y, cuando se disponían a buscar el camino de vuelta a casa, san Brandán volvió a ser visitado por un ángel que le encargó una nueva misión: debía corregir el rumbo y seguir explorando el océano. Él acató el encargo y la expedición continuó. 

Otros siete años más tarde, la desesperación por no encontrar la tierra “prometida” llevó a san Brandán a ponerse de rodillas en la embarcación, suplicando a Dios que les proporcionara un lugar donde poner desembarcar. Sus plegarias fueron escuchadas y, al momento, una tierra emergió del fondo del océano. Allí, desembarcaron y celebraron una misa. A su fin, se disponían a comer cuando la tierra comenzó a temblar de tal manera que tuvieron que volver a embarcar y, mientras se alejaban en las naves, vieron cómo la tierra se sumergía bajo el mar semejando a una ballena de proporciones astronómicas.

Por otro lado, la segunda versión comienza con un salto en el tiempo, presentando el dato de que los romanos se referían a esta isla por descubrir como Aprositus, 'la isla a la que no se puede llegar'. A continuación, el relato concuerda con la primera versión, situando a san Brandán como el descubridor; no obstante, en esta interpretación de la leyenda, el monje vivió siete años en la isla, variante significativa de la historia (aunque se continúe girando en torno al número siete, mencionado en un par de ocasiones en la primera versión para concretar el salto temporal entre los descubrimientos de las islas).

Por último, en la tercera versión de la leyenda, se menciona a unas cartas naúticas de los siglos XV y XVI donde esta nueva isla estaba registrada y se explicaba que emergía tan solo un par de veces cada cien años. 

Con todo, esta intermitencia centenaria no coincide con el número de capitanes, cronistas y otros navegantes que declaraban haberla visto, razón por la cual esta interpretación de la leyenda incluye una posible explicación para la aparición y desaparición de la isla; se describe el fenómeno denominado fata morgana, una especie de espejismo con base empírica; bajo unas condiciones atmosféricas y geológicas muy concretas (densidad y temperatura del aire, temperatura del agua y de la tierra, altitud...) se produciría el reflejo de otra isla cercana, pero la coincidencia de todos los factores es algo tan extraordinario que solo podría producirse un par de veces cada cien años.

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History

The oral transmission of legends since ancient times has resulted in the existence of several versions of the same event; on some occasions, the degradation of the stories leads to the modification or even disappearance of passages. However, in the case of the legend of Saint Borondon, at least three clearly differentiated versions have been preserved.

The first interpretation presents us with the nominal reason; an island is found within the Canary archipelago, which is christened the island of St. Borondón in honour of the man thought to be its discoverer, St. Brandán (484-577 AD), an Irish monk who set out to explore the Atlantic after being visited by an angel who ordered him to do so. St. Brandán communicated this annunciation to several of his disciples and together they set sail.

It took them seven years to find land. Earlier, St Brandan had heard the story of a hermit named Barintus who claimed to have visited a land so rich in fruit and treasure that it could well be called the Isles of the Blessed. Well, when St. Brandan landed on this land, he knew that it was the same land that Barintus had known.

Gradually, the monk and his crew landed on each of the seven islands, taking with them food and treasure, and when they were about to find their way home, St Brandan was again visited by an angel who gave him a new mission: he was to correct his course and continue exploring the ocean. He complied and the expedition continued. 

Another seven years later, despair at not finding the "promised" land led St Brandan to kneel in the boat, begging God to give them a place to land. His prayers were answered and, at once, a land emerged from the bottom of the ocean. There, they disembarked and celebrated mass. At the end, they were about to eat when the earth began to tremble so much that they had to embark again and, as they were leaving in the ships, they saw how the land submerged under the sea, resembling a whale of astronomical proportions.

The second version, on the other hand, begins with a leap in time, presenting the fact that the Romans referred to this undiscovered island as Aprositus, 'the island that cannot be reached'. The story then agrees with the first version, placing Saint Brandan as the discoverer; however, in this interpretation of the legend, the monk lived on the island for seven years, a significant variant of the story (although it continues to revolve around the number seven, mentioned on a couple of occasions in the first version to specify the time jump between the discoveries of the islands).

Finally, in the third version of the legend, mention is made of nautical charts from the 15th and 16th centuries in which this new island was recorded and it was explained that it emerged only a couple of times every hundred years. 

However, this centuries-old intermittency does not coincide with the number of captains, chroniclers and other navigators who claimed to have seen it, which is why this interpretation of the legend includes a possible explanation for the appearance and disappearance of the island; it describes the phenomenon called fata morgana, a kind of mirage with an empirical basis; under very specific atmospheric and geological conditions (air density and temperature, water and land temperature, altitude...) the reflection of the island would occur under very specific atmospheric and geological conditions (density and temperature of the air, temperature of the water and land, altitude...). ...) the reflection of another nearby island would be produced, but the coincidence of all the factors is so extraordinary that it could only occur a couple of times every hundred years.

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