Europa es un continente pequeño, ocupa solamente el 2% de la superficie de la Tierra, sin embargo su historia es flipante.
Francia es una nación desde hace 530 años
Reino Unido es una nación desde hace 314 años
España es una nación desde hace 209 años
Italia es una nación desde hace 151 años
Alemania es una nación desde hace 150 años
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Empecemos desde la prehistoria, Europa está habitada por varios pueblos: pueblos celtas, germanos, eslavos, itálicos, helénicos, entre otros, y en el año 1000 A.C aparece la primera gran protagonista: la civilización griega.
Fue un imperio increíble, y las aportaciones que ha dejado a la humanidad son la leche.
Crean las polis (las ciudades), pero es que destacan en arte, arquitectura, astrología, filosofía, medicina, y cómo no, crean los Juegos Olímpicos.
Los griegos se mueven por toda la cuenca del Mediterráneo y del mar Negro y van ocupando diferentes territorios.
Con Alejandro Magno, Grecia llega a su momento de mayor poderío, es el siglo IV A.C.
Paralelamente, aparece en el Mediterráneo otra gran ciudad: Roma. Roma va ganando progresivamente organización y va expandiéndose, tanto que se convierte en la gran competencia de Grecia y se crea una lucha de poder entre ambos imperios.
Pasan casi un siglo luchando, pero finalmente, en el 146 A.C, Roma gana a Grecia y se extiende por toda esta zona que antiguamente era zona griega. Pero Roma no se conforma con eso y va ocupando también la zona interna de Europa, llegando hasta el cauce del Rin y del Danubio.
Fíjate, en el 46 después de Cristo, entran hasta Inglaterra y Gales. Es el momento de mayor extensión, es por eso, entre otros motivos, por el que el imperio se divide en dos: Roma y Constantinopla, lo que siglos más tarde, será Bizancio.
Al otro lado de estos ríos están los pueblos germánicos empujando, durante siglos, Roma puede frenar su avance, pero en el siglo IV, empieza a perder fuerza y la presión germana puede con ellos.
A partir de ahora, los pueblos del norte empiezan a moverse y a extenderse por toda Europa, ocupando tierra romana.
Destacan dos: por el sur, los godos, vienen desde aquí, saquean Roma y parte de ellos consiguen dominar la península ibérica, por el norte, los francos, que van conquistando cada vez más y más terrenos hasta que se hacen con toda la Galia.
Ambos pueblos pasan de ser seminómadas, a vivir de la agricultura y la ganadería.
Y por el norte de Europa, ¿qué pasa? ¿Te acuerdas?
Esta zona ha estado poblada por tribus eslavas, pero es que a su vez, se ha ido repoblando por gentes llegadas de Asia, a finales del siglo IX, algunos de ellos crean el Rus, o estado de Kiev, en la actual Ucrania.
La Rus, que por cierto, de ahí proviene el nombre de Rusia, crece y se divide en diferentes principados que compiten entre ellos por el control, hasta que en el siglo XIII, llegan los mongoles e imponen vasallaje, es decir, les someten.
Muchos rusos huyen de los mongoles y se organizan en Moscú.
Moscú se va haciendo progresivamente más fuerte, y cuando en el siglo XIV, el Imperio mongol entra en declive, Moscú obtiene el liderazgo de la zona, con Iván el Terrible como el primer zar.
Se ponen los cimientos del futuro Estado ruso, te iré contando esto por capítulos.
¿Y por esta otra zona? ¡Atención! Los pueblos musulmanes se están extendiendo por el norte de África, y en el año 711, entran en Europa por aquí, y conquistan la península ibérica.
También intentan expandirse por aquí, territorio bizantino, bueno, pues en el 1453, conquistan Constantinopla, y siguen su avance durante los siguientes siglos hasta llegar aquí.
Llegamos al siglo XV, Europa se ha ido organizando en monarquías que gobiernan amplias zonas. En general, la población europea vive bajo el dominio de reyes y aristócratas y en condiciones laborales y sociales nada buenas.
Los musulmanes han sido expulsados de la península ibérica, pero siguen controlando el Mediterráneo, así que ahora Europa busca nuevas alternativas de comercio: empieza la época expansiva de Europa.
El primero en viajar es Portugal, en el siglo XV, y lo hace a África instalándose en varias zonas de costa, los siguientes son los castellanos, pero ya verás, para entonces, ya se sabe que la Tierra era redonda, por lo que creen poder llegar a India por el Atlántico, pero sorpresa, se encuentran con América, y comienza su conquista. España llega a colonizar todo esto.
Luego le siguen los portugueses, que se quedan en esta zona, los franceses viajan a Canadá y Antillas y ponen sus colonias, los ingleses hacen lo mismo en el norte de América y los holandeses también cogen su parcela aquí
¡Ufff! Todos en Europa quieren quedarse con alguna parte del continente, y por si fuera poco, atento, los europeos consideran que no tienen suficiente con la población autóctona para que realicen los trabajos más duros en sus colonias, así que, a partir del siglo XVI, van a África, secuestran cientos de miles de sus gentes y los llevan a Ámérica como esclavos.
Tres siglos de esclavitud, incomprensible... pero, un momento, volvamos un poco para atrás en la historia,
Europa anda como loco conquistando tierras pero, dentro del continente, tienen un problema grave no hay definido todavía un reparto interno de tierras y esto crea mucha tensión.
No te lo he dicho antes, pero desde el siglo XIV, se suceden guerras una detrás de otra entre diferentes reinos, en el intento de lograr más terreno y poder.
Y bueno, en esta vorágine bélica y colonizadora, durante los siglos XVII y XIX surge un nuevo movimiento cultural-intelectual en Europa: la Ilustración.
Hartos de tanto dogmatismo religioso y abuso de poder de monarquías absolutistas, se defiende la libertad de pensamiento y la igualdad de las personas, esta ideología desemboca en la Revolución francesa.
Bajo el lema de "Libertad, igualdad y fraternidad" se crea una revolución del pueblo, que acaba con la eliminación de los reyes, los guillotinan por miedo a que esa revolución se expanda a más territorios europeos Austria, Prusia (el norte de la Alemania actual) y más tarde, Gran Bretaña, inician la invasión de Francia.
Francia reacciona con más fuerza, bajo el mando del famoso Napoleón, invaden todo esto.
Al final, todos juntos, consiguen derrotar a Napoleón, en la batalla de Leipzig, eso sí, las ideas liberales de igualdad y contra el absolutismo monárquico no tienen marcha atrás y se van arraigando cada vez más en toda Europa, y las diferentes monarquías van debilitándose.
Pero es que además, pasa otra cosa importante, estas invasiones desatan en las zonas asaltadas un sentimiento de identidad como nación, surgiendo así los nacionalismos en una y otra parte.
Demasiada información en poco tiempo, ¿no? Pues, disculpa, pero es que hay más
¿Te acuerdas de Rusia?
Pues en los últimos siglos ha evolucionado, se ha extendido hacia el este conquistando todo Siberia y ha estado bajo el gobierno de diferentes zares.
Pues como consecuencia de estos movimientos liberales que te acabo de contar, el zar también empieza a perder poderes
Seguimos, porque ahora que las monarquías están tan debilitadas y que ha surgido el movimiento nacionalista, en América, las zonas colonizadas empiezan a independizarse de Europa, la primera: Estados Unidos, el 5 de Julio de 1776, luego le seguirán el resto de zonas hasta 1902, que lo hará Cuba.
Pero Europa no para con sus conquistas, si pierdo colonias en América, pues las busco en otras zonas del mundo. Holanda se hace con Indonesia e Inglaterra ocupa Australia, Nueva Zelanda e India.
Al mismo tiempo, siete países europeos han ido invadiendo África y se hacen con casi todo el continente, y ahora, déjame que te haga un spoiler: en 1913, estos siete países pactarán un reparto del continente, se lo repartirán como una tarta, para evitar las tensiones que estaban surgiendo entre ellos por los terrenos africanos.
Es flipante, ¡a que sí! Estos otros países tardarán muchos años en independizarse.
Siglo XX.
Esta sed de poderío, no obstante, genera una gran tensión interna dentro de Europa y, en ese contexto,
Prusia invade Francia. A partir de este hecho aumenta la tensión entre los países, y en un entramado de alianzas e intereses políticos, se produce la Primera Guerra Mundial: la Triple Alianza contra la Triple Entente, luego se les añadirán más países.
Alemania pierde la guerra y el resultado es de millones de muertos y un estado de desolación por toda Europa.
Y espera, porque, por si fuera poco, en Rusia se produce la Revolución rusa, el comunismo se hace con el poder y el régimen se extiende a las naciones más próximas, surge así la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, primera zona comunista del mundo.
Tras la Primera Guerra Mundial, más allá de conseguir una conciliación entre países, la enemistad y tensiones del pasado continúan.
En esta época surgen dictaduras en diferentes países: Mussolini en Italia, Franco en España, Salazar en Portugal y como sabes, Hitler en Alemania.
Estos dictadores provocan un aumento de esa tensión y explota la Segunda Guerra Mundial, la peor contienda bélica de la historia, y en la que muchas de las naciones del mundo se implican.
Mueren millones de civiles, se produce el Holocausto, y se utilizan, por primera y única vez, las armas nucleares.
La terrible experiencia de las guerras mundiales hace reflexionar a Europa y los diferentes estados deciden mejorar su relación para evitar más enfrentamientos: primero, en 1958, se crea la Comunidad Económica Europea y más tarde, en 1993, se constituye la Unión Europea.
28 países forman parte de la Unión Europea a los que se les irán uniendo, posteriormente, otros. (ahora 27 con la salida de Reino Unido)
El 1 de Enero de 1999 se introduce una moneda común para varios países de la Unión Europea, el euro.
Mientras tanto, el régimen comunista de la URSS fracasa y en 1991 se disuelve, de esa manera, las diferentes repúblicas que controlaba quedan libres y surgen nuevos Estados.
Sucede algo similar en Yugoslavia, tras varias guerras, se fragmenta en varias naciones.
Ya ves, en un siglo, Europa pasa de tener 24 países, a tener 50.
El siglo XXI se caracteriza por una fuerte crisis económica, por una situación de inquietud y temor producido por los violentos atentados del terrorismo islamista en varias ciudades europeas y por un masivo movimiento de inmigración desde países que se encuentran en situación de pobreza y tensión bélica.
Hemos llegado a la actualidad
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Francia es una nación desde 1491 (530 años)
Reino Unido es una nación desde 1707 (314 años)
España es una nación desde 1812 (209 años)
Italia es una nación desde 1870 (151 años)
Alemania es una nación desde 1871 (150 años)
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Siglo XVII
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Mitad siglo XVIII
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Fin siglo XVIII |
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Mitad siglo XIX
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Fin siglo XIX
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Siglo XX - 1914 |
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Siglo XXI
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Francia como nación desde 1491
La historia comienza con Guillermo el Conquistador, coronado rey de Inglaterra en 1066,
quien, después de derrotar a los franceses en la batalla de Hastings,
unificó Inglaterra y Normandía y quiso gobernarlas como propias.
Los intentos de Francia por recuperar los territorios perdidos
precipitaron uno de los más largos y sangrientos conflictos de la
historia de la humanidad: la guerra de los Cien Años, (duró en realidad 116), enfrentó a Francia e Inglaterra entre 1337 y
1453, y produjo millones de muertos y la destrucción de casi toda la Francia septentrional.
La guerra de los Cien Años comenzaría en 1337, cuando Felipe VI
de Francia reclamó el feudo de la Gascuña a Eduardo III de Inglaterra (aferrándose a la ley
feudal), después de incursiones por el canal de la Mancha, en un intento
de restaurar en el trono escocés al rey David II (aliado francés
exiliado a Francia desde junio de 1333) pretextando que no respetaba a
su rey.
Entonces, el 1 de noviembre Eduardo III de Inglaterra responde plantándose en las
puertas de París y declarando por medio del obispo de Lincoln que él era
el candidato adecuado para ocupar el trono francés.
El rey Eduardo III de Inglaterra disputó el trono de Francia en la Guerra de los Cien Años y asumió el título de rey de Francia entre el 24 de enero de 1340 y el 8 de mayo de 1360 (Tratado de Brétigny).
Curiosamente el Mont St-Michel, repleto de abadías, fue el único
lugar en el norte y al oeste de Francia que no cayó en manos de los
ingleses..
Juana de Arco
Juana de Arco, también conocida como la Doncella de Orleans, fue una joven campesina que es considerada una heroína de Francia por su papel durante la fase final de la Guerra de los Cien Años.
Juana afirmó haber tenido visiones del Arcángel Miguel, de Santa Margarita y de Catalina de Alejandría, quienes le dieron instrucciones para que ayudara a Carlos VII y liberara a Francia de la dominación inglesa en el período final de la Guerra de los Cien Años.
Carlos VII, que todavía no había sido coronado, envió a Juana al asedio de Orleans como integrante de un ejército de ayuda y fue allí donde se ganó una gran fama porque el asedio fue levantado solo nueve días después.
Otras rápidas victorias permitieron que Carlos VII fuera coronado en 1429 rey de Francia en Reims. Este evento tan esperado elevó la moral francesa y allanó el camino para su victoria final.
El 23 de mayo de 1430 Juana fue capturada en Compiègne por la facción borgoñona, un grupo de nobles franceses aliados con los ingleses. Fue después entregada a los ingleses y procesada por el obispo Pierre Cauchon por varias acusaciones.
Declarada culpable, el duque Juan de Bedford la quemó en la hoguera en Ruan el 30 de mayo de 1431, cuando tenía alrededor de 19 años de edad.
Carlos VII finalmente regresó a París en 1437, sin embargo, no fue hasta 1453 que los ingleses fueron finalmente expulsados de territorio francés.
Luis XI de Francia, apodado el Prudente, fue rey de Francia entre 1461 y 1483 y sucedió a Carlos VII.
Carlos VIII, llamado el Afable o el Cabezudo, fue rey de Francia desde el año 1483 hasta su muerte en 1498 y era hijo de Luis XI de Francia y de Carlota de Saboya.
En 1491, en el castillo de Langeais, Carlos VIII se casó con Anne de Bretagne, lo que señaló la unificación de Francia con una Bretaña independiente.
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Ducado de Bretaña |
En 1491, cuando Ana de Bretaña, que había heredado el ducado, se casó con Carlos VIII de Francia, Bretaña se unió temporalmente a Francia. La unión fue ratificada mediante un tratado en 1532.
Ana de Bretaña (1477–1514), fue duquesa titular de Bretaña, y por dos veces reina consorte de Francia. Tiene la distinción de haber sido la única mujer en ser reina consorte de Francia dos veces.
- Primer matrimonio con Maximiliano I de Austria
- Segundo matrimonio con Carlos VIII de Francia
- Tercer matrimonio con Luis XII
Tras la muerte de Carlos VIII el 7 de abril de 1498, Ana se casó con su sucesor Luis XII, garantizando así los reyes franceses de manera permanente la anexión de Bretaña.
Carlos VIII de Francia era hermano de Juana de Francia, primera esposa de Luis XII de Francia. Luis XII hizo un pedido de anulación de su boda con Juana de Francia al papa Alejandro VI para poder conseguir que la poderosa Bretaña continuase unida a Francia mediante el matrimonio con Ana.
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Reino Unido como nación desde 1707
El nombre oficial del país es Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del
Norte (en inglés: United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland),
siendo Reino Unido y R. U. las formas abreviadas más utilizadas en
español.
El nombre fue propuesto por primera vez en el Acta de Unión de 1707,
en la que los reinos de Inglaterra y Gales decidieron constituir un
nuevo reino junto con Escocia, que tendría el nombre de Reino Unido de
Gran Bretaña.
Más tarde, con el Acta de Unión de 1800 la isla de Irlanda pasó a formar
parte del país, por lo que el nombre cambió a Reino Unido de Gran
Bretaña e Irlanda.
En 1927, cuando la República de Irlanda obtuvo su independencia, el país
obtuvo su nombre actual Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del
Norte.
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España como nación desde 1812
Hispania, procede al parecer de la palabra fenicia «I-span-ya» «Tierra de metales», fue la denominación que los romanos pusieron a la región romana que ocupaba la totalidad de la Península Ibérica.
Hoy en día, aquella provincia romana está ocupada por tres entidades
políticas distintas, Portugal, España y el Principado de Andorra, cuyas
formas actuales costaron siglos de luchas y alianzas.
(./.)
Con la llegada de la dinastía de los Borbones, Felipe V se puso al frente por primera vez del «Reino de España».
Hasta entonces no había existido ese término. Pero una cosa es la
fundación del reino, y otra la de un estado-nación español tal y como lo
entendemos hoy en día. Aquel fue un proceso mucho más lento, que exigió
dos siglos de un intenso intercambio cultural y comercial entre las
regiones españolas.
La mayoría de historiadores apuntan a la Guerra de Independencia, en concreto a la Constitución de Cádiz de 1812, como el nacimiento de la idea de España como nación.
Se podría decir que España como nación tiene unos 209 años. (1812-2021)
En plena invasión napoleónica, la promulgación de una constitución de
corte liberal dejó recogido en su artículo 1 a la «Nación española» como
«la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios».
El resto del convulso siglo XIX dio forma –con la pérdida de las
colonias, las Guerras Carlistas y las sucesivas crisis políticas– al
concepto de nación española que tenemos en la actualidad.
Este proceso fue similar en el resto de Europa, donde la caída del
Antiguo Régimen sustituyó a los Estado-imperio, ciudades-Estado y
monarquías-Estado por los Estado-nación. El cambio de paradigma queda
retratado en cómo las sucesivas ediciones del Diccionario de la lengua
española modifican radicalmente el concepto de «nación».
En 1780, era «la colección de habitantes de alguna provincia, país o
reino»; mientras que un siglo después, en 1881, era «el estado o cuerpo
político que reconoce a un centro común supremo de gobierno».
Este proceso de crear una identidad nacional tuvo un enorme éxito en sus
orígenes en la mayoría de territorios españoles, sobre todo en los más
industrializados, véase Cataluña y el País Vasco, pero sufrió varias
anomalías en su fase intermedia.
El enclenque desarrollo de la red ferroviaria, de la escuela (un gran
factor de cohesión) y la mala salud del ejército a finales del siglo XIX
terminaron manifestando el descontento de algunos sectores dirigentes
frente a ese estado nación español.
En Cataluña, los industriales textiles perdieron mucho volumen de
negocio con la caída de las últimas colonias y decidieron hacer una
apuesta hacia otros proyectos de nación.
Ese es el origen de los
nacionalismos excluyentes periféricos, que no del independentismo,
siempre marginal acaso hasta fechas recientes.
enlace
A veces se confunde los conceptos de "Estado" y "nación".
Rajoy sitúa el nacimiento del Estado español en la época de los Reyes Católicos, a finales del siglo XV y principios del XVI —“Este país es una gran nación con más de 500 años de historia”, ha dicho en varias ocasiones—.
Pero el matrimonio de Isabel y Fernando, según coinciden los
historiadores, no logró la unidad de España. “Los Reyes Católicos no
fundan ninguna nación ni tan siquiera un Estado” .
“Cuando muere Isabel, el 26 de noviembre de 1504, Fernando deja de ser
rey de Castilla, ya que solo fue rey de Castilla como consorte de
Isabel.
“La corona de Aragón, la de Castilla, la de Nápoles y Sicilia y el
imperio alemán incorporado con la llegada de Carlos I siguen teniendo
sus propias normas y derechos, su propia fiscalidad y su propia moneda”,
continúa Corral.
Y aún más, “hasta el siglo XIX las coronas de Aragón y Castilla tienen monedas diferentes”.
“Es una monarquía confederal, compleja, es un conjunto de señoríos”. Una
prueba de ello es el “complejísimo escudo” que tenía. “Una nación se ve
representada por un animal, dos colores, tres colores, en definitiva,
un símbolo sencillo”. Pero el escudo de los Reyes Católicos es “un
aglomerado de territorios y señoríos”.
“Si hablamos de nación moderna, de un conjunto humano
compacto que se declara soberano sobre ese territorio habría que
remontarse a las Cortes de Cádiz”, inauguradas en 1810.
En 1820 comenzó en España un proceso revolucionario. Durante el Trienio Liberal (1820-1823) se promulgó de nuevo la Constitución de Cádiz de 1812, que limitaba el poder absoluto del rey Fernando VII y se promovieron importantes reformas liberales, tanto en la propiedad agraria como la legislación civil.
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LA RESTAURACIÓN. EL LIBERALISMO Y EL NACIONALISMO: LAS REVOLUCIONES BURGUESAS.
1. La Europa de la Restauración
En el Congreso de Viena (1814-1815) las principales potencias europeas se reunieron para acordar el nuevo mapa político de Europa. Francia volvió a sus fronteras de 1792 y muchos de territorios fueron anexionados a los vencedores, principalmente Rusia, Prusia y Austria.
Los principios ideológicos de la Restauración fueron: el equilibrio de poder entre los países, el retorno al Antiguo Régimen, la legitimidad de las monarquías absolutas, la negación de la soberanía nacional y el derecho de intervención para mantener la situación, por lo que Rusia, Prusia, Austria y la nueva Francia borbónica crearon la Santa Alianza (1815), que podía enviar fuerzas militares en los países donde el absolutismo fue amenazado. Pronto tuvieron que afrontar los peligros del liberalismo y el nacionalismo.
2. Las revoluciones.2.1. Las revoluciones de 1820.
En 1820 comenzó en España un proceso revolucionario. Durante el Trienio Liberal (1820-1823) se promulgó de nuevo la Constitución de Cádiz de 1812, que limitaba el poder absoluto del rey Fernando VII y se promovieron importantes reformas liberales, tanto en la propiedad agraria como la legislación civil.
Las repercusiones en Europa fueron importantes. El impacto de la revolución española llegó pronto a Italia, donde triunfó una revolución liberal en el reino de las Dos Sicilias, que adoptó como constitución la española, en Portugal y otros lugares. Finalmente, esta oleada revolucionaria provocó la reacción de la Santa Alianza, que intervino militarmente en todos estos países hacia 1823 para restablecer el orden tradicional y el absolutismo.
Pero esta oleada revolucionaria liberal se reúne y confunde con las revueltas nacionalistas en Grecia y las colonias españolas y portuguesas en América, que consiguieron la independencia en esa época.
2.2. Las revoluciones de 1830.
La revolución de 1830 en Francia fue el inicio de la segunda ola.
La Restauración de los Borbones en 1814, definitiva en el 1815, supuso el retorno del rey Luis XVIII, que promulgó la Carta Constitucional (llamada “Carta otorgada”), que estableció un régimen parlamentario moderado y respetaba las conquistas de la Revolución respecto a la igualdad ante la ley y la libertad de pensamiento, de prensa y de culto.
Pero a partir de 1820 y hasta su muerte en 1824 fue superado por la reacción conservadora. Le sucedió su hermano Carlos X, quien pretendió volver al Antiguo Régimen.
En julio de 1830, en medio de una crisis económica, el rey disolvió la Cámara de Diputados y retiró la libertad de prensa. Entonces se produjo un movimiento popular en París, dirigido por los liberales, en defensa de las libertades. La revolución, en sólo tres días, logró que Carlos X abandonara la corona, que fue entregada a un pariente, el liberal Luis Felipe de Orleans.
Las repercusiones fueron inmediatas en diferentes lugares de Europa, con levantamientos liberales y nacionalistas.
El levantamiento en Bélgica de los belgas (católicos y liberales) contra la monarquía holandesa (calvinista y absolutista) triunfó en agosto de 1830, con el apoyo de Francia y el reconocimiento de Gran Bretaña, y se creó el reino de Bélgica.
El levantamiento de los polacos contra Rusia fue duramente reprimido debido a la falta de ayuda exterior.
Lo mismo ocurrió con los movimientos liberales que estallaron en algunos Estados italianos, finalmente sofocados por los austríacos.
En España y Portugal, la influencia de la nueva situación llevó poco después al establecimiento de monarquías liberales.
Los liberales que dominaron en estos países de Europa Occidental en el período 1830-1848, por lo general eran liberales moderados, que contaban con el apoyo de la gran burguesía, que tener miedo a las demandas económicas de las clases trabajadoras. Por ello, sólo concedieron el derecho de voto censatario a las personas que disfrutaban de cierta posición. Desde el poder, esta burguesía creó industrias y construir líneas férreas, lo que significó la propagación de la Revolución Industrial.
2.3. Las revoluciones de 1848.
Esta oleada revolucionaria fue mucho más intensa y extensa que la de 1830, por dos razones:
- La radicalización de las ideas liberales. Ante la alta burguesía liberal moderada, la pequeña burguesía y la gente humilde de las ciudades deseaban participar en la vida política y conseguir mejores condiciones de trabajo. Es la democracia (un movimiento radical en la época), que defiende el derecho al voto de todos los ciudadanos.
- La crisis económica. A partir de 1845, unos años de malas cosechas en Europa provocaron hambre, carestía de alimentos y cierre de talleres. Los más perjudicados fueron los obreros y la gente pobre de las ciudades. El descontento general fue aprovechado por los liberales demócratas para impulsar movimientos revolucionarios en diferentes lugares de Europa.
La revolución de 1848 en Francia fue el inicio. Como en 1830, la revolución empezó en París. En febrero de 1848, la revuelta de la ciudad obligó al rey Luis Felipe a abandonar el trono. Se proclamó entonces la II República, con un gobierno de liberales y demócratas, en que había incluso algunos socialistas. Una de las primeras decisiones del nuevo gobierno fue la proclamación del sufragio universal, la libertad de prensa y de reunión, y la abolición de la esclavitud en las colonias.
Fue votada una Constitución, que en el aspecto político se basaba en dos poderes: una Asamblea legislativa y un Presidente de la República, que debía ser elegido cada cuatro años. Para oponerse a los socialistas el partido conservador, que deseaba la restauración de la monarquía, eligió un camino intermedio: escoger como candidato al príncipe Luis Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón, quien resultó elegido presidente.
Las repercusiones en Europa fueron inmediatas. A consecuencia del triunfo de la revolución en Francia, en marzo de 1848 estalló una revuelta en Viena, lo que provocó un amplio movimiento revolucionario y nacionalista en todo el Imperio de Austria: mientras los austríacos exigían libertades, los checos, italianos y húngaros reclamaban también la independencia. Se producía una yuxtaposición de liberalismo y nacionalismo. En los meses siguientes estallaron revueltas similares en Prusia y otros estados alemanes, y en Milán y Venecia se produjo un levantamiento contra el dominio austriaco, con el apoyo del rey del Piamonte, que concedió una Constitución a su reino.
Pero este movimiento revolucionario europeo terminó en un gran fracaso, ya que la nobleza, los militares y la alta burguesía ayudaron a los reyes absolutos para evitar que los liberales más exaltados tomaran el poder. El emperador de Austria, con el apoyo ruso, consiguió dominar la situación en todas partes. En Francia, por último, los burgueses ricos ayudaron al presidente Luis Napoleón a dar un golpe de Estado (1852) para tomar el poder, y se proclamó emperador tras un referéndum, estableciendo un gobierno autoritario y conservador, que finalmente caer en 1870, tras la derrota en la guerra contra Prusia, comenzando en 1871 la III República francesa.
3. Los movimientos nacionalistas.
Las guerras napoleónicas exaltaron el nacionalismo en muchos pueblos europeos, y la Restauración fue un agravio al volver a la situación anterior y reforzó ese sentimiento, combinado con el liberalismo.
3.1. Los primeros movimientos nacionalistas.
En toda Europa los pueblos dominados iniciaron movimientos políticos independentistas y al poco tiempo algunos empezaron revueltas para liberarse, sobre todo contra los imperios multiétnicos turco, austriaco y ruso. Los dos primeros grandes ejemplos fueron Grecia, Bélgica y las colonias españolas y portuguesas en América.
Grecia, un país de lengua propia y religión cristiana ortodoxa, estaba dominada por el Imperio Turco, de religión musulmana y un fuerte absolutismo, desde el final de la Edad Media. Los griegos pagaban impuestos elevados y estaban excluidos de los principales cargos administrativos, el que reunía las reivindicaciones liberales y nacionalistas.
En 1821 estalló la rebelión y en 1822 proclamaron la independencia. La represión turca fue terrible, con miles de asesinatos, lo que despertó la solidaridad de los liberales, nacionalistas y cristianos europeos, e incluso de las potencias absolutistas. La ayuda europea llegó de manos de Francia, Reino Unido y Rusia, que derrotaron a los turcos en 1827 y le obligaron a aceptar la independencia griega en 1829.
Bélgica, de mayoría católica y lenguas flamenca y francesa (valona) había sido integrada en 1815 en el Reino de Países Bajos, dominado por una Holanda de lengua holandesa y religión mayoritariamente protestante, regida por una monarquía absolutista. Las protestas liberales y nacionalistas, con el apoyo de Francia y Gran Bretaña, llevaron en 1830 a la independencia belga con una monarquía liberal.
Finalmente, desde 1810 a 1825 estallaron en las colonias españolas y portuguesas en América rebeliones que consiguieron finalmente la independencia.
3.2. La unidad italiana.
La península italiana en la primera mitad del siglo XIX estaba dividida en siete Estados: al norte el reino de Piamonte con Cerdeña (bajo la dinastía del Saboya) y el de Lombardía-Véneto (bajo dominio austriaco), al sur el de las Dos Sicilias, y en el centro los Estados Pontificios, con Toscana, Parma y Módena bajo protectorado austríaco.
En toda Italia había grupos liberales y nacionalistas (los carbonarios) que propugnaban la expulsión de los austríacos, la unión de Italia y el establecimiento de un régimen liberal. Fueron reprimidos por Austria en los años 1820. Nápoles, que en 1820 se había sublevado y logrado una Constitución según el modelo de la española de 1812, fue devuelta al absolutismo de los Borbones.
La revolución de 1830 en Romaña, Umbría, Módena y Parma también fracasó. Mazzini fundó entonces la sociedad “Joven Italia” (1831), de ideario liberal, nacionalista y republicano, que reunió a los carbonarios ya la que se unió Garibaldi. Fue la vía opuesta a la monárquica propugnada por Cavour, que triunfó al final.
La revolución de 1848 sacudió Italia, en busca de la democracia y la unificación. El reino de Piamonte se liberalizó y dirigió la lucha contra los austriacos, pero fue derrotado. El absolutismo se restableció excepto en Piamonte, que mantuvo la Constitución con Víctor Manuel II.
Mapa de la unificación de Italia.
El proceso de formación del reino de Italia fue dirigido por Piamonte, con un doble carácter: liberador contra Austria, y unificador bajo la dirección de Víctor Manuel II y de su primer ministro, Cavour. En la unificación destacan cinco fechas:
- 1859. El Piamonte declara la guerra a Austria, contando con la ayuda francesa, pues a Napoleón le interesaba aparecer en la política europea como defensor de los nacionalismos. Tras las victorias de Magenta y Solferino se logró la liberación de Lombardía, aunque Saboya y Niza (de población francesa) fueron entregadas en Francia por la ayuda prestada.
- 1860. El triunfo contra Austria promovió un movimiento nacionalista y patriótico por gran parte de Italia. Se realizaron plebiscitos en Parma, Módena y Toscana, además de las Marcas pontificias (Romaña, Umbría), que fueron favorables a la unificación. Poco después, Garibaldi, con un ejército de voluntarios, desembarcó en Siscília y luego en Nápoles, y logró la caída del rey absolutista Borbón.
- 1861. Se reunió un Parlamento en Turín y proclamó el reino de Italia, con Víctor Manuel II como rey. Quedaban fuera del nuevo reino Venecia, en poder de Austria, y Roma, donde el Papa mantenía su poder con ayuda de tropas francesas, ya que ante la presión de los católicos franceses, Napoleón III se vio obligado a frenar el avance italiano cabeza en Roma.
- 1866. Italia intervino junto a Prusia en una guerra contra Austria. A pesar de las derrotas italianas, la mediación de Napoleón III hizo que Austria cediera Venecia en Italia.
- 1870. Las tropas italianas entraron en Roma, abandonada por los franceses, tras la caída de Napoleón III. La unificación se había completado y Roma pasó a ser capital del reino.
Italia como es una nación desde 1870 (151 años)
El conflicto con el Papado no quedó resuelto hasta los acuerdos de Letrán de 1929, que reconocieron la independencia del Vaticano y la unidad de Italia.
Se había conseguido la unidad política, bajo una monarquía constitucional, con un régimen de libertades políticas y económicas, e Italia se convirtió en una potencia europea, con un gran desarrollo demográfico, pero se mantuvieron grandes diferencias entre el Norte industrial más rico y el sur agrícola más pobre.
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La unificación de Alemania.
El despertar del nacionalismo alemán.
La invasión napoleónica despertó el nacionalismo alemán y el pangermanismo, particularmente en Prusia. Fichte, con sus Discursos a la nación alemana (1807-1808) exaltó el espíritu nacional. El triunfo final en 1814 auguraba una nueva etapa histórica.
Alemania permaneció dividida después del Congreso de Viena (1815). Se creó la Confederación Germánica, con más de 30 Estados, en la que persistía la tradicional rivalidad entre Austria y Prusia y sus dos dinastías, los Habsburgo y los Hohenzollern. Estos dos países eran muy diferentes. Prusia adquiría la Renania, lo que la transformaba en una potencia industrial. Austria era un complejo conglomerado de nacionalidades. La unidad entre ambas era imposible.
Los primeros intentos de unidad.
El sentimiento nacionalista de la época napoleónica inspiró las sociedades secretas de los años 1820 y los movimientos revolucionarios de 1830 y 1848, pero los resultados fueron escasos, y terminaron en una dura represión.
En 1818-1834 se desarrolló una Unión aduanera (Zollverein) alrededor de Prusia, ampliada desde 1834 en casi todos los Estados del sur, lo que facilitó el comercio y la producción y sentó las bases de la unión política a largo plazo.
En 1848 el Parlamento de Fráncfort planteó la unidad, ofreciendo al rey de Prusia la corona imperial, pero la presión contraria de Austria lo impidió. Aunque la revolución de 1848 fracasó, dejó muy vivo el sentimiento nacionalista y el convencimiento de la burguesía de que el progreso, que significaría la ampliación de los mercados, pasaba por conseguir las libertades políticas y la unidad territorial.
Pero su fracaso supuso que la unidad no la hicieron liberales sino los conservadores prusianos, lo que marcó el carácter del nuevo Estado alemán, demasiado militarista. No era tampoco posible integrar Austria mientras ésta tuviera un imperio multiétnico. La alternativa fue una pequeña Alemania, frustrada y expansiva, fundada sobre el ideal de la “grandeza de la nación” y no sobre la “soberanía del pueblo”. Todo esto, mucho después, derivó en la implicación directa de Alemania en las dos guerras mundiales. Y explica el miedo de las potencias ganadoras a una Alemania unificada en 1945, hasta la reunificación en 1989.
Las guerras de unificación.
Mapa de las tres guerras de unificación de Alemania.
Bismarck, primer ministro (1862-1890) del rey Guillermo I de Prusia (1861-1888), reforzó el Estado y el ejército (organizado por Moltke) y plantear tres sucesivas guerras para conseguir la unificación:
1) Contra Dinamarca (1864-1865), en la que Prusia y Austria ocuparon los ducados de Schleswig y Holstein.
2) Contra Austria (1866), por las divergencias surgidas entre los dos países por el reparto anterior, que permitieron a Bismarck provocar el estallido de la guerra, muy breve, acabada en la victoria del bien organizado ejército prusiano en Sadowa. El resultado fue la exclusión de Austria de la futura Alemania. Prusia se anexionó todos los territorios que separaban Prusia de Renania, y creó la Confederación de Alemania del Norte, que comprendía los Estados alemanes, al menos cuatro en el Sur, que se negaban a unirse a la Confederación. Al mismo tiempo, Italia, aliada de Prusia, logró Venecia.
3) Contra Francia (1870), Bismarck planteó una guerra patriótica de todos los alemanes contra un enemigo común para lograr por fin la unidad política. El enemigo sería la Francia de Napoleón III, rival política y económica, que también necesitaba un triunfo exterior para consolidar su prestigio en Francia. El discutido nombramiento del rey de España permitió crear una situación bélica y una declaración de guerra. Fue una guerra muy corta, porque el ejército alemán estaba mejor armado y organizado, con más ferrocarriles para su rápido transporte.
La invasión permitió aniquilar al ejército francés en Sedan y tomar prisionero a Napoleón III. Se proclamó la República en Francia, mientras las tropas alemanas llegaban a las puertas de París, que acabó rindiéndose. Prusia se anexionó Alsacia y parte de Lorena, creando un agravio que favorecería la I Guerra Mundial.
La victoria hizo que los Estados del Sur decidieran su unión: en enero de 1871 Guillermo I de Prusia fue proclamado emperador de Alemania en la Sala de Espejos de Versalles.
Alemania es una nación desde 1871 (150 años)
Una Alemania muy poderosa surgía en el centro de Europa y, como decía el pensador Ludwig Dehio, era ‹‹demasiado débil para dominar el continente, pero demasiado poderosa para integrarse››. Solo la unidad europea en la segunda mitad del siglo XX disolvió esta causa fundamental en las dos guerras mundiales.
La Alemania de Bismarck.
Bismarck fue el canciller de Alemania y dirigió con mano maestra su desarrollo político, económico (sobre todo industrial) y militar, junto a un sistema de alianzas exteriores que aseguraron su hegemonía europea y el aislamiento de Francia. El crecimiento demográfico y económico de Alemania fue extraordinario: a finales del siglo XIX tenía 60 millones de habitantes y era la segunda potencia económica europea, la gran rival de Gran Bretaña en los mercados internacionales, y con un naciente imperio colonial.
La burguesía le apoyaba en su nacionalismo. En el interior Bismarck afrontar dos enemigos: el catolicismo (primero aplicó la represión de la Kulturkampf y posteriormente la transigencia) y el socialismo (con una avanzada legislación social). Moderado, no aspiraba a ampliar Alemania, pero cuando dimitió en 1890 por desavenencias con Guillermo II sus sucesores fomentaron un peligroso pangermanismo, uno de los factores que llevaron a la Primera Guerra Mundial.
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