lunes, 2 de abril de 2018

Letter to your husband - Carta a un esposo

Una carta publicada en Facebook por un usuario en particular se ha convertido en todo un fenómeno viral. En esta ocasión, la misiva la firma Celeste Erlach, y en ella se dirige hacia su “querido marido”, al que solicita ayuda en las tareas del hogar.

Erlach aprovechó su presencia en un grupo de Facebook como Breastfeeding Mama Talk (conversaciones de madres que dan el pecho” para la difusión de una carta que ya ha alertado a medios de todo el planeta.

https://www.facebook.com/bfmamatalk/posts/1721814957866914

****
"Querido Marido. Yo. Necesito. Más. Ayuda

Anoche fue duro para ti. Te pedí que cuidaras del bebé para que yo pudiera irme pronto a la cama. El bebé estaba llorando. Aullando, realmente. Le podía oír desde el piso de arriba y mi estómago se encogía por el sonido, preguntándome si debería bajar y relevarte o simplemente cerrar la puerta para poder desesperadamente conseguir esas horas de sueño tan necesarias. Elegí lo último.

Viniste a la habitación veinte minutos más tarde, con el bebé todavía llorando frenéticamente. Colocaste al bebé en el moisés y delicadamente lo acercaste a tan solo unos centímetros de mi lado de la cama, un claro gesto de que ya habías hecho suficiente.

 Quise gritarte. Quise comenzar una discusión épica en ese mismo momento. Me pasé el maldito día cuidando al bebé y a nuestro otro pequeño. Me pasé despierta toda la maldita noche alimentando a nuestro bebé. Al menos podías haberte hecho cargo por un par de horas por la tarde para que yo pudiera dormir. Solo unas pocas horas de precioso sueño. ¿Es pedir demasiado?

Sé que los dos crecimos viendo a nuestros padres en los típicos roles padre y madre. Nuestras madres eran las principales cuidadoras y nuestros padres estaban relativamente liberados. Fueron padres maravillosos, pero no se esperaba de ellos que pasaran una parte significativa de su tiempo cambiando pañales, alimentando, cuidando y estando pendientes de los niños. Nuestras mujeres eran las heroínas que mantenían la dinámica familiar. Cocinaban, limpiaban y sacaban adelante a los niños. Cualquier ayuda de papá era bienvenida, pero inesperada.

Veo cómo nosotros estamos cayendo en esa dinámica familiar cada día. Mi responsabilidad de alimentar a la familia, mantener la casa limpia y cuidar de los niños se asume, incluso sabiendo que yo voy a volver al trabajo. Me culpo a mí misma en gran parte. He sentado el precedente de que puedo hacerlo. Y la verdad es que quiero. Sin ofenderte pero no estoy segura de qué pinta tendría la cena si tú te hicieras cargo durante una semana.

También veo a mis amigas y a otras madres hacer lo mismo, y hacerlo bien. Sé que tú también lo ves. Si ellas pueden y si nuestras madres también pudieron, ¿por qué yo no? No lo sé.

Quizá nuestras amigas están interpretando el papel en público y en privado lo sufren. Quizá nuestras madres sufrieron en silencio durante años y ahora, treinta años después, simplemente no recuerdan lo duro que fue. O quizá es algo por lo que me regaño a mí misma cada día. No estoy capacitada para el trabajo como los demás. Y por mucho que me avergüence simplemente con pensarlo, lo voy a decir: necesito más ayuda.

Parte de mí se siente como un fracaso solo por pedirlo. Es decir, tú ayudas. Eres un padre maravilloso y haces un gran trabajo con los niños. Y se supone que esto debería salirme fácil, ¿verdad? El instinto maternal, ¿no? Pero soy humana y me mantengo a base de cinco horas de sueño y terriblemente cansada. Te necesito".

Por la mañana, necesito que te encargues del niño y así poderme encargarme del bebe y poder preparar los almuerzos y tomar una taza de café. Y tener listo al niño no significa sentarle enfrente de la TV. Significa asegurarse  que ha hecho caca en el orinal, darle el desayuno, ver si quiere agua y preparar su mochila para la escuela.

Por la noche, necesito una hora para relajarme en la cama sabiendo que el mayor está dormido en su habitación y tú estás cuidando al bebé. Sé que es difícil escuchar al bebé llorando. Créeme, lo sé. Pero si yo puedo vigilar y tranquilizar al bebé la mayor parte del día, tú puedes hacer una o dos horas por la noche. Por favor. Te necesito.

Los fines de semana necesito más descansos, momentos en los que pueda salir de casa por mi cuenta y sentirme como un individuo. Aunque solo sea un paseo por el barrio o ir a hacer la compra. Y algunos días, cuando he organizado clases de natación y quedadas para que los niños jueguen y parece que tengo todo bajo control, necesito que me eches una mano. O proponerme que yo me tumbe mientras ellos se echan la siesta. O empezar a limpiar los platos sin que te lo tenga que pedir. Te necesito.

Últimamente, necesito escuchar que agradeces todo lo que hago. Quiero saber que te das cuenta de que la colada está hecha y una cena deliciosa ha sido preparada. Quiero saber que valoras que dé el pecho a todas horas y que la extraiga mediante bombeo mientras trabajo, cuando sería más fácil para mí darles leche artificial. Espero que te des cuenta de que nunca te pido que te quedes en casa cuando tienes algún partido. Como madre, está asumido que debo estar en casa a todas horas y siempre disponible para cuidar a los niños mientras estás fuera. Y sé que asumo esa idea estando, bueno, todo el tiempo en casa.

Sé que no es como lo hicieron nuestros padres y odio pedirlo. Ojalá pudiera hacerlo todo y que parezca que no me cuesta ningún esfuerzo. Y ojalá no necesitase reconocimiento por hacer cosas que la mayoría de las personas piensan que debe hacer una madre. Pero estoy mostrando una bandera blanca y admitiendo que soy humana. Te estoy contando cuanto te necesito y si sigo a este ritmo me voy a romper. Y eso te haría daño a ti, a los niños y a nuestra familia.

Porque, afrontémoslo, tú también me necesitas”.


****




"Dear Husband, I. Need. More. Help.
  
Last night was hard for you. I asked you to watch the baby so I could go to bed early. The baby was crying. Wailing, really. I could hear him from upstairs and my stomach knotted from the sound, wondering if I should come down there and relieve you or just shut the door so I could get some desperately needed sleep. I chose the latter.

You came into the room 20 minutes later, with the baby still frantically crying. You placed the baby in the bassinet and gently pushed the bassinet just a few inches closer to my side of the bed, a clear gesture that you were done watching him.

I wanted to scream at you. I wanted to launch an epic fight that very moment. I had been watching the baby and the toddler all damn day. I was going to be waking up with the baby to feed him all damn night. The least you could do is hold him for a couple of hours in the evening to I can attempt to sleep. Just a few hours of precious sleep. Is that too much to ask?

I know we both watched our parents fulfill the typical mother-father roles growing up. Both our mothers were the primary caretakers and our fathers were relatively hands off. They were excellent dads, but they weren't expected to spend a significant amount of time changing diapers, feeding, caring, and tending to the kids. Our mothers were the superwomen who maintained the family dynamics. Cooking, cleaning, and raising the children. Any help from dad was welcome, but unexpected.

I see us falling into these family dynamics more and more each day. My responsibility to feed the family, keep the house clean, and take care of the kids is assumed, even as I return to work. I blame myself for most of it too. I have set the precedent that I can do it. And in truth I want to. No offense, but I'm not sure I want to know what a week's worth of dinner would look like with you in charge.

I also see my friends and other moms doing it all, and doing it well. I know you see it, too. If they can manage it, and if our mothers did it so well for us, why can't I? I don't know.

Maybe our friends are playing the part in public and secretly struggling. Maybe our moms suffered in silence for years and now, thirty years later, they simply don't remember how hard it really was. Or maybe, and this is something I berate myself over every single day, I'm just not as qualified for the job as everyone else. And as much as I cringe just thinking it, I'm going to say it: I need more help.

Part of me feels like a failure for even asking. I mean, you do help. You are an amazing father, and you do a great job with the kids. And besides, this should come easy to me, right? Motherly instincts, no? But I'm human, and I'm running on five hours of sleep and tired as hell. I need you.

In the morning, I need you to get our toddler ready so I can care for the baby and make everyone's lunches and drink a cup of coffee. And no, getting the toddler ready does not mean plopping him in front of the TV. It means making sure he went potty, giving him some breakfast, seeing if he wants water, and packing his bag for school.

At night, I need an hour to decompress in bed knowing our toddler is asleep in his room and the baby is in your care. I know it's hard to listen to the baby cry. Believe me, I know. But if I can watch and pacify the baby for the majority of the day, you can do it for an hour or two at night. Please. I need you.

On weekends, I need more breaks. Times where I can get out of the house by myself and feel like an individual. Even if it's just a walk around the block or a trip to the grocery store. And some days when I've scheduled swim class and play dates, and it seems like I've got it all under control, I need you to offer to lend me a hand. Or suggest I go lay down during the kids' naptime. Or start putting away the dishes without me suggesting it. I need you.
  
Lastly, I need to hear you're grateful for all I do. I want to know that you notice the laundry is done and a nice dinner has been prepared. I want to know you appreciate that I breastfeed at all hours and pump when I'm at work when it would be easier for me to formula feed. I hope you notice that I never ask you to stay home from your networking events and sport activities. As the mom, it's assumed I'll be home all the time and always available to care for the kids while you're out and I feed that assumption by, well, being home all the time. 

I know it's not how our parents did it, and I hate even asking. I wish I could do it all and make it look effortless. And I wish I didn't need kudos for doing things most people expect from a mom. But I'm waving a white flag and admitting I'm only human. I'm telling you how much I need you, and if I keep going at the pace I've been on, I will break. And that would hurt you, the kids, and our family.
  
Because, let's face it: you need me, too."

No hay comentarios:

Publicar un comentario