Podríamos rescatar, porque estarían en pleno vigor, los versos de Machado que, actualizados, nos llevarían a decir que "una de las dos Cataluñas ha de helarte el corazón".
Son las consecuencias del procés, esa huida hacia delante impulsada por Artur Mas hace cinco años para no afrontar sus responsabilidades ante la crisis, y llevada al límite, hasta el borde del precipicio, por su sucesor Puigdemont con la declaración unilateral de independencia antes de huir escondido en un maletero.
El derecho a decidir el futuro de una comunidad es incuestionable. Habrá que respetar la libertad para que cada cual decida su camino. Sería deseable que Cataluña siguiera en España, con un modelo territorial claro y consistente, pero los catalanes deben decidir por sí mismos si quieren seguir, por voluntad propia, en una España federal.
No queda otra.
Es hora de abordar un verdadero referéndum pactado, homologable y con garantías
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17 de mayo de 2018
Torra promete el cargo de ‘president’ omitiendo a la Constitución y al Rey.
"Prometo cumplir lealmente con las obligaciones del cargo de president
de la Generalitat, en fidelidad a la voluntad del pueblo de Cataluña,
representado en el Parlament", ha jurado Torra ante el secretario de la
Generalitat, Víctor Cullel.
Se trata de una fórmula similar a la que uso Carles Puigdemont en 2016 y
que fue polémica por el hecho de no mencionar ni a la Carta Magna ni a
su Majestad. La justicia, sin embargo, determinó que la fórmula no está
reglada. En la toma de posesión del expresident tampoco había ninguna
bandera española en el recinto.
El jueves 17 de mayo, en apenas tres minutos, el lazo amarillo bien visible en la chaqueta del traje, Joaquim (Quim) Torra i Pla,
el president que pretende hacer efectiva la independencia de Cataluña,
prometió su cargo sin nombrar la Constitución ni al rey.
A sus 55 años, el "pueblo" (nacionalista catalán) y la "patria"
(catalana) han poblado el discurso de tinte supremacista de este abogado
reconvertido en editor que escaló a la política al calor del procés.
Pero hace años, cuando rondaba los 25, su patria era otra. Al menos en
su uniforme verde oliva y sobre el papel. En el regimiento de Infantería
de Palma 47, en Mallorca, los veteranos le recuerdan.
Allí, "el Le Pen de la política española", en palabras del socialista
Pedro Sánchez, era "el sargento Joaquín Torra". Y, por supuesto, tuvo
que besar la bandera española.
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Declaración
en el Tribunal Supremo de los testigos llamados en el juicio al procés
soberanista de Catalunya. Declara Mariano Rajoy, expresidente del
Gobierno (27/02/2019)
Video - Mariano Rajoy declara como testigo en el juicio al procés |
Mariano Rajoy como siempre en su línea minuto 16:40 ... Seis conversaciones enseñando 5 dedos
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Historia de Cataluña en 10 minutos
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La guerra de Sucesión Española, 1701-1713
https://senderosdelahistoria.wordpress.com/2007/12/06/la-guerra-de-sucesion-espanola-1701-1713/
Cataluña estaba resentida con los franceses desde que estos no apoyaron
resueltamente su revuelta contra Felipe IV, pero sobre todo temían que
el centralismo francés importado por Felipe V significara la perdida de
sus fueros, en los que los catalanes y aragoneses se escudaban para
negociar sus aportes económicos y tributarios al Rey.
El 25 de agosto de 1705, con el beneplácito de la población, desembarcó
en Barcelona el archiduque Carlos de Austria con un ejército de 20.000
hombres.
El Archiduque, viendo las muestras de afecto de los catalanes, decidió
establecer su capital en Barcelona e iniciar desde allí su conquista del
resto de España.
El 16 de noviembre de 1705, el Consejo de Aragón, en abierta traición, reconoció como rey al archiduque Carlos de Austria.
En Utrecht los países europeos alcanzaron la paz, pero la guerra no
terminó del todo, pues Cataluña seguiría resistiendo contra Felipe V,
aunque sin el apoyo de los ejércitos austriacos.
El 11 de septiembre de 1714, el Duque de
Berwick ordenó el asalto a la sitiada ciudad de Barcelona, la cual, pese
que se defendió valientemente, finalmente tuvo que rendirse. Con la
caída de Barcelona se ponía fin a la rebelión austracista de la Corona
de Aragón.
Una rebelión que pagó con la pérdida definitiva de sus fueros, la
disolución de sus órganos políticos y la imposición del centralismo
castellano. Felipe V aprovechaba su victoria para crear un nueva España, una nación unificada y dividida en provincias en vez de en reinos.
La Guerra de Sucesión acabó con el poder hegemónico de España en Europa,
a partir de entonces Inglaterra y Francia serán las potencias
dominantes en el continente europeo.
España perdió poder político y militar, pero por lo menos ganó una
familia de gobernantes que tratarían de emprender las reformas sociales y
económicas que tanto necesitaban los habitantes del país y de sus
colonias.
La Guerra de Sucesión permitió la forja de España como nación unificada y prospera.
La llegada de la nueva casa reinante, la casa de Borbón, significó
también la llegada de la ilustración y el progreso, acabando, poco a
poco, con el medievalismo que aun estaba latente en España.
Por último, las sucesivas guerras que sacudirían Europa en todo el siglo
XVIII permitirían que España recobrara parte de su prestigio y algunos
territorios perdidos en el Tratado de Utrecht.
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Rafael Casanova
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Rafael_Casanova
Rafael Casanova i Comes (Moyá, c.1660-San Baudilio de Llobregat, 2 de
mayo de 1743) fue un jurista español, partidario del archiduque Carlos
de Austria como rey de España durante la Guerra de Sucesión Española,
Conseller en Cap de la ciudad de Barcelona y máxima
autoridad militar y política de Cataluña durante el sitio borbónico de
Barcelona.
Herido en la batalla final del 11 de septiembre de 1714, Casanova fue
exonerado de sus cargos políticos y militares en virtud del perdón real
que alcanzó a la mayoría de dirigentes políticos catalanes, y volvió a
ejercer la abogacía hasta poco antes de su muerte.
La ciudad de Barcelona le dedicó en 1863 una calle, y en 1888 erigió una
estatua en su memoria. Convertido en referente catalanista, los
homenajes en su honor fueron prohibidos durante las dictaduras
del Miguel Primo de Rivera y Francisco Franco, cuando la estatua fue
asimismo retirada.
Desde su restitución en 1977, el monumento a Casanova es
escenario de los homenajes florales de las principales instituciones y
asociaciones catalanas durante la Diada de Cataluña.
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La Diputació del General y "la Generalitat"
¿Es realmente Quim Torra el 131 presidente de la Generalitat?
Lo que es seguro es que una institución como la Generalitat medieval y la actual no tienen nada que ver.
Fundada en 1359 y disuelta en 1714 en virtud de los decretos de nueva
planta, la Diputació del General vivió su etapa de mayor esplendor en la
Edad Moderna y tenía entre sus funciones velar por el cumplimiento de
las antiguas leyes y constituciones del Principado.
Estaba formada por seis miembros, un representante y un oidor de cada de
uno de los tres brazos de las Cortes Catalanas: el eclesiástico, el
militar o noble y el real -que formaban representantes de las villas.
Tomaba decisiones ejecutivas en el ámbito fiscal que emanaban de las
Cortes y las reuniones las presidía el diputado de mayor rango en las
cortes, quien siempre fue –salvo en un único caso– el representante del
brazo eclesiástico.
El presidente de esa primera Generalitat solo encabezaba las reuniones,
los actos y la documentación. No tenía una función más preeminente que
los otros dos miembros en la toma de decisiones. El primero de estos
presidents, que en aquella época se llamaban diputados residentes, fue
Berenguer de Cruïlles, obispo de Girona y que ejerció el cargo entre
1359 y 1362.
La mayoría de los nombres que figuran como máximos dirigentes de la
antigua Generalitat durante esos 300 años no son personajes históricos
relevantes, con la excepción de Pau Claris,
canónigo de La Seu d’Urgell y uno de los líderes de la revuelta catalana
contra el Rey y el gobierno del Conde-duque de Olivares en 1640.
La II República la recupera; Suárez y Tarradellas la restauran
La Generalitat contemporánea se recuperó en los tiempos de la Segunda
República. El retorno de una institución medieval no estaba en los
planes de Francesc Macià, quien había proclamado la “República Catalana”
el 12 de abril de 1931 “como Estado integrante de Federación Ibérica”.
El paso de esa República Catalana a la Generalitat se debió a las tensas
negociaciones que Macià mantuvo con el gobierno provisional de la
República. Macià se convertiría así en el presidente número 122.
Lo mismo ocurrió con la restauración de 1977. Adolfo Suárez y Josep
Tarradellas pactaron recuperar la institución antes incluso de la
redacción de la actual Constitución. Supuso un acto insólito ya que la
Generalitat era el único organismo del periodo republicano al que se
legitimaba en la nueva monarquía constitucional, admitiéndose a
posteriori incluso la presidencia en el exilio de Josep Irla. De esta
forma, Tarradellas se convertía en el presidente número 125.
Criterios oficiales para el recuento
El criterio para enumerar a los distintos presidentes se fijó en 2003 de
la siguiente manera: se consideran siempre presidents los miembros de
la Diputació del General con mayor rango, lo que suele coincidir con el
representantes del brazo eclesial.
La Generalitat excluye de la lista a los representantes en el periodo de
regencia de 1367-75, a los representantes de la Generalitat paralela
que creó Joan II en Lleida en el marco de la guerra civil catalana
(1470), a los miembros de la Diputació del General que se intentó
recuperar durante la tercera guerra carlina (1872-1876) y a los
presidentes de la Mancomunitat de Catalunya (1915-1923), así como a las
figuras impuestas durante el encarcelamiento de Lluís Companys y su
Govern (1934-1936). enlace
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LO DE CATALUÑA ES COMO LO DEL MOVIMIENTO LGBTBI, PODRÁ NO GUSTARTE PERO NO QUEDA OTRA QUE RESPETARLO
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Se me eriza, queridos, todo el vello;
se me ponen las carnes como un pollo,
cuando para salir me emperifollo
y me acicalo el body y el cabello.
Tras rociar de perjúmenes mi cuello,
megafashion y tierno como un bollo,
me dirijo hacia el centro del cogollo,
ajustando el tanguita sobre aquello.
Mi entrepierna simula ser doncella,
y un chulazo me guiña, en plan estrella,
cuando en Chueca me agito y apabullo.
Con mi bolso, mis zuecos y mi malla,
y mi look entre párvulo y canalla,
ya ejerzo de putón en el Orgullo.
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World Pride Madrid 2017
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Cuando vemos las siglas LGBTIQ sabemos que las cuatro primeras
letras se refieren a las lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, y la
‘I’ es por los intersexuales (antes conocidos como hermafroditas).
Pero, ¿qué demonios significa la ‘Q’?
La letra ‘Q’ es por el término queer.
Esta palabra ha ido ganando relevancia desde los años ochenta y ahora es
muy común que personas de orientación no heterosexual se identifiquen
como tales.
1. Este término apareció en el siglo XVIII. Queer servía para referirse al tramposo, borracho o ladrón.
La filósofa española Beatriz Preciado en su ensayo ‘Queer: historia de una palabra’
señala que también era utilizado para llamar a alguien que no pudiera ser inmediatamente identificado como hombre o mujer.
2. En la época victoriana el término se utilizaba para referirse a todos
aquellos que no fueran heterosexuales. Es aquí que lo queer fue
acumulando una carga despectiva, se entendía como un insulto. Durante esos años se empezaron a fundar las ideas modernas sobre la defensa de lo heterosexual.
3. En los noventa, un grupo de gays, lesbianas y trans no contentos con
la dirección que tomaba el movimiento LGBT decidió apropiarse de esta
palabra y convertirla en aquella que identificara un nuevo movimiento en el que el sexo y el género estuvieran en eterna construcción y transformación.
Estas personas sintieron que muchos gays y lesbianas querían imitar el
modelo de familia heterosexual estadounidense. “El término será
cuestionado, remodelado y considerado obsoleto en la medida en que no
ceda a las demandas que se oponen a él precisamente a causa de las
exclusiones que lo movilizan”, sostiene Judith Butler, una de las madres
de este movimiento, en su ensayo ‘Acerca del término queer‘.
4. Pero, ¿cuál sería el significado de este término? “Significa rechazar
las clasificaciones por género o por prácticas sexuales, es decir,
vivir sin etiquetas y empezar a vernos como personas. Todas las
categorías (heterosexual, homosexual, transgénero, bisexual) simbolizan
estructuras que, de alguna manera, limitan la expresión de la diversidad
sexual”, sostiene en entrevista con este medio Alexandra Hernandez
Muro, psicóloga de la Universidad Peruana Cayetano Heredia,
especialista en temas LGBTIQ.
5. El término tiene poco tiempo de estudio y está en continua
construcción. De aquí a unos años podría tener un significado
completamente diferente. Alexandra Hernández sostiene que muchas veces
se usa, equivocadamente, como una etiqueta cuando lo queer busca todo lo
contrario. “¿Qué pasa si una lesbiana se enamora de un hombre trans?
¿Qué pasa si un hombre bisexual siente atracción por una mujer trans?
¿Esto hace que se borre su identidad?
La teoría queer permite la existencia de estas identidades y las exime
de necesidad de definición. Si no tengo que identificarme como algo no
limito mi experiencia como persona porque no tengo que vivir un rol”,
explica.
6. “Lo heteronormativo es opuesto a lo queer por excelencia. Plantea el
derecho de todas las personas a la autodeterminación de sus propias
vidas y a ser felices”, indica Alexandra.
Esta corriente sostiene que la feminidad y la masculinadad no son
producto de una elección si no de las reglas de género que no deben de
ser impuestas ni perennes. Un día puedes sentirte más masculino y
otro día puedes sentirte muy femenino, si eres libre podrás expresarte
con facilidad cualquiera de esos días.
7. Entonces, lo queer no puede entenderse como sinónimo de la palabra
gay u homosexual. Tampoco es una moda o una manera de vestir. No te
tienes que ver raro para identificarte como queer.
Si sientes que las etiquetas no van contigo y no encajan en como te
sientes y expresas tu identidad de género o tu orientación sexual,
entonces posiblemente seas alguien queer.
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La bandera LGBT o bandera del arcoíris —a veces denominada bandera de la libertad—
ha sido utilizada como símbolo del orgullo gay y lésbico desde fines de
los años 1970. Los diferentes colores simbolizan la diversidad en la
comunidad LGBT y sus colores son utilizados a menudo en marchas por
reclamos. Aunque nació en California, actualmente es utilizada en todo
el mundo.
La bandera del arcoíris fue popularizada en 1978 como símbolo del
orgullo gay por su creador, Gilbert Baker, artista nacido en Kansas.1
La versión actual consiste en seis franjas de colores rojo, naranja,
amarillo, verde, azul y violeta, que reproducen el orden de los colores
del arcoíris.
Se ha señalado que Baker se inspiró en la canción «Over the Rainbow», interpretada por Judy Garland. (el mago de Oz)
Consistía de ocho colores, cada uno con sus significados:
Rosa: sexualidad, Rojo: vida, Naranja: salud, Verde: naturaleza, Turquesa: magia/arte, Añil/azul: serenidad, Violeta: espíritu.
Después del 27 de noviembre de 1978, tras el asesinato de Harvey Milk,
Miembro de la Junta de Supervisores de San Francisco, la demanda de la
bandera del arcoíris se acrecentó. Para fomentar la demanda, la
Paramount Flag Company comenzó a vender una nueva versión de la bandera,
de siete colores, en detrimento del color rosa. Baker se adhirió a la
nueva bandera debido a la poca o nula disponibilidad de fábricas que
utilizaran el color faltante.
En 1979, la bandera fue modificada de nuevo. Cuando las banderas eran
instaladas en los postes de luz de San Francisco, los colores centrales
se camuflaban con los mismos postes. De esa forma, la mejor manera de
solucionar ese problema era reduciendo la cantidad de colores de la
bandera. De esta forma, se formó el diseño actual de seis franjas.
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