domingo, 11 de julio de 2021

La fatiga por compasión


La fatiga por compasión es una condición caracterizada por el agotamiento emocional y físico que conduce a una capacidad disminuida para sentir empatía o compasión por los demás, a menudo descrita como el costo negativo de cuidar. A veces se lo denomina estrés traumático secundario. 

Compassion fatigue is a condition characterized by emotional and physical exhaustion leading to a diminished ability to empathize or feel compassion for others, often described as the negative cost of caring. It is sometimes referred to as secondary traumatic stress.

Si tu compasión no te incluye a TI MISMO, está incompleta

If your compassion does not include YOURSELF, it is incomplete

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Trabajadores de las residencias: “Nadie nos aplaudió, y ahora ya han vuelto a olvidarnos”

A los empleados de estos centros, con bajos sueldos y altas cargas de trabajo, la pandemia les ha pasado factura: sufren agotamiento emocional y lamentan un escaso reconocimiento social.

Se resume en una frase un sentimiento compartido: “A nosotros nadie nos aplaudió, hemos estado ninguneados, y ahora ya han vuelto a olvidarnos”. Ella aún no ha digerido lo ocurrido. 

Durante el brote, se despertaba por las noches, angustiada. “No tenía fuerzas para ir a trabajar, pero iba, tuve que medicarme por los dolores musculares, sentía un dolor físico y mental”. 

Ahora, al menos, puede empezar a hablar de ello. Perdió cinco kilos. “Siento mucha rabia y frustración porque nos quedamos tan cerca [de que empezara la vacunación]…” A apenas unas semanas, exactamente. El brote fue en diciembre, explica, y dejó un centenar de contagios y una veintena de fallecidos. 

“Llevo 10 años trabajando allí. Me encargo siempre de un grupo de residentes, estaban ahí para vivir con nosotras, eran también algo nuestro, teníamos contacto continuo. Se nos llegaron a juntar hasta tres y cuatro ambulancias en la puerta y cuando se los llevaban, les decías: ‘No te preocupes, que vas a volver’, pero no volvían”.

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Salud mental y riesgos psicosociales por COVID 19. UNED - 09/07/21
Capítulo 7: Agotamiento emocional

Descargar video en mp4 (608 MB - duración 20 minutos)
Guion, entrevista y realización: Berta del Águila

Introducción
No cabe duda que nuestras vidas cotidianas han cambiado de repente desde el pasado mes de marzo (el del 2020), atónitos ante nuevas noticias y nuevas medidas, a ratos desconcertados, unos días más optimistas y esperanzados, otros más desesperados e irascibles.

A veces más crédulas y otras radicalmente críticas. En muchas ocasiones obedientes y sumisas y en otras, necesariamente insumisas. En algunos casos solos, en otros, acompañados.

#Música andante de guitarra

Emociones absolutamente normales ante un acontecimiento tan estresante como el que estamos viviendo. Tal y como nos van a explicar a continuación los expertos en salud mental, psicólogos y psicólogas que trabajan en estrecha colaboración con el Servicio de Psicología Aplicada de la UNED.

Un ámbito a veces olvidado y estigmatizado pero tan necesario para garantizar el bienestar y equilibrio emocional de las personas y, desde luego, para prevenir aquellos riesgos psicosociales y enfermedades mentales asociados, hoy intensificados por esta situación de aislamiento.

En el programa de hoy contamos con la colaboración de Marcela Paz González Brignardello, profesora del Departamento de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la UNED, quien nos va a hablar sobre aquellos síntomas que se están dando asociados a estrés postraumático; así como aquellas herramientas indispensables para afrontar el desgaste y agotamiento emocional que está padeciendo gran parte de la sociedad y determinados colectivos vulnerables en especial.

B- Hola, Marcela. ¿Cómo estás?
 
M- Hola Berta, encantada de estar aquí.

 

B- Me gustaría tratar contigo el tema de las consecuencias que está teniendo esta situación de estrés en la población en general y en aquellos colectivos que consideres tú más vulnerables aparte de los sanitarios.

 

M- Esto es muy relevante porque, en realidad yo creo que estamos todos aprendiendo sobre la marcha de lo que va ocurriendo, porque nuestra capacidad de previsión se ha visto superada por todo esto.

No habíamos vivido algo así, lo que se ha relatado hasta ahora, clínicamente, con respecto a los confinamientos de forma específica, se referían a situaciones particulares epidémicas pero locales, epidémicas pero no pandémicas.

Y entonces ha ido evolucionando los cuadros psicológicos, el malestar psicológico ha ido evolucionando en la medida en que hemos ido afrontando un primer confinamiento, una segunda ola, una tercera ola, con todo lo que significa esto en una población que va acumulando un cansancio emocional, que va acumulando factores de riesgo, también se van moviendo, van evolucionando.

Y que coincide con poblaciones específicas que se encuentran en primera línea, como los sanitarios, en primera línea como personal de seguridad, personal de bomberos, atención diversa, los profesores, por ejemplo también.

Hay una multitud de grupos profesionales que han tenido que adaptar sus formas de una manera muy aguda, muy rápida, a trabajar y seguir dando o prestando sus servicios de una manera para la cual, probablemente no estábamos del todo preparados.

En este sentido las tecnologías permitieron que se pudiera seguir haciendo funciones, pero las tecnologías nos han dado cosas y también nos han quitado otras. Y una de las que nos han dado, evidentemente, es la posibilidad de distribuir los servicios.

Eso es muy, muy relevante, pero centrándome concretamente en tu pregunta en cada uno de los estamentos profesionales nos encontramos con distintos cuadros más prototípicos.

Gente que está agotada, desde la fatiga por compasión, que puede darse en profesionales que tienen que ver con la asistencia y la ayuda a otros; y puede darse en personas que sin ser profesionales atienden a otros y tienen gente a su cargo.

B- ¿En qué consiste la fatiga por compasión? Es un concepto que no había escuchado antes.

M- Muy nuevo ¿no? Es un concepto que su propio nombre lo indica, es muy curioso, "fatiga por compasión".

Eso proviene de lo que le ocurre, a los profesionales de la asistencia, de la ayuda, que se relacionan con sus pacientes o usuarios a través de la empatía. Es decir, a través de la interacción que va más allá de la interacción cognitiva o comunicacional y se transforma en la interacción empática.

Eso que nos dicen siempre, aquello de "debes ponerte en el lugar del otro". Entonces, esto se transforma en un... "Debo entender cómo sufre".

Y, a veces, cuando haces esto sin técnicas muy específicas, se puede uno desproteger y agotarse con la historia del otro, y esto a los psicólogos, aquellos que trabajan fundamentalmente el trauma y los psicólogos que trabajan en plano directo, atendiendo historias de dolor emocional, con esta necesidad de contactar con el otro, pues terminan viviendo el desgaste emocional porque se acercan emocionalmente a la persona que quieren ayudar.

¡Con técnicas profesionales! Pero es que la empatía se utiliza en las técnicas profesionales.

¿Esto qué hace? Bueno que llegue un momento... Por ejemplo, uno de los síntomas más claves es que aquella profesión que te apasiona y con la cual te levantas todos los días contento porque vas a trabajar o contento porque vas a atender.Y de pronto un día no quieres acercarte a la idea de tener que ir a trabajar.

Los usuarios se te vuelven algo amenazantes, molestos, y es un cuadro que tiene una aparición muy abrupta, y creo que es una de las cosas a tomar en cuenta ahora, en esta pandemia final, en esta etapa final, “esperamos”, y el comienzo de una recuperación.

Creo que esta es una línea que tenemos que tener muy presente y reconocernos la fatiga por compasión, pasa a los profesionales, pero también les ocurre a las personas que ayudan a otras personas; mujeres que están a cargo de familiares; hombres que están a cargo de familiares en donde sin recursos técnicos, se compadecen del otro y terminan, curiosamente desde ese contacto amoroso, a lo mejor muy fatigados, muy agotados, y con una sintomatología muy desconocida y muy molesta, que es cuando el otro te puede llegar, incluso, a molestar.

Yo creo que éste es un espacio en donde se puede uno tranquilizar si reconoce que esto pasa a más personas, no tiene que ver con los valores personales, no tiene que ver con que de pronto te hayas vuelto mala persona o ya no quieras al otro; tiene que ver con que estás agotado en un aspecto nuclear de la comunicación y de la interacción humana, que es desde la emoción.

B- Claro, y este tipo de sentimientos, que cada vez son más comunes, que se escuchan más en la población en general. ¿Qué es el agotamiento emocional? ¿Qué herramientas hay para afrontarlo?

M- Bueno, como siempre, lo primero es poder detectar, tener conciencia de lo que te está ocurriendo, porque si no, hacemos una especie de negación. Es tan molesta la sensación de que de pronto no quieras ir a hacer lo que te encantaba hacer te desconoces tanto que se produce probablemente un proceso de negación y de evitación y eso normalmente termina generando un volcán, que aparecerá por irritabilidad, por hostilidad, de otra manera.

Lo primero sería reconocer que puede que te hayas exigido mucho. Puede que la situación te haya demandado mucho, esto significa mirarse con un poquito de cariño personal y entender que uno tiene los límites de sus fortalezas, las tiene, tiene sus valores, tiene sus deseos, pero que también tenemos nuestras vulnerabilidades, y esto yo creo que, si me permites la pandemia nos ha enseñado a darnos cuenta de esto.

No éramos lo que pensábamos que éramos. Venimos de un estado de bienestar suficientemente bueno como para habernos creído algo que no nos debíamos de haber creído.

Que éramos capaces de todo y en realidad no, somos humanos, tenemos nuestras fortalezas y hay que reconocerlas, pero también tenemos nuestras grietas, nuestras debilidades, nuestra vulnerabilidad y nuestros traumas, traumitas, y todo ello requiere que uno se tenga cierto cariño y por lo tanto se cuide de cara a los demás.

Cuando los psicólogos hablamos del autocuidado, no solo hablamos de dormir bien y de descansar y de tener una buena dieta y de hacer ejercicio, que también, sino que también hablamos de tratarte a ti mismo con bondad, con permiso, con cariño.

Así como tratas a los otros, tratarse a uno mismo. Entonces exigirse dentro de lo que se puede, bajarse de aquellas cosas en donde no puedes estar porque no puedes dar allí lo que te gustaría dar, esta sensación de que tenemos que estar dándolo todo y produciéndolo todo, y este es un mensaje también muy asociado al género femenino y no es una bondad el de que hay que darlo todo en todas las situaciones, porque las mujeres una vez que nos hemos incorporado al mundo laboral, familiar y todo, queremos el rendimiento máximo. Pues eso nos vulnerabiliza muchísimo y nos agota.

Por lo tanto, ¿qué hay que hacer? Primero, reconocer, identificarlo, darle valor a las emociones que sientes porque tienen información.

En vez de negar las emociones porque te lo hacen pasar mal; cuando te lo hacen pasar mal es porque están muy elevadas,-las molestas-. Si no prestamos atención a nuestras emociones, no vamos a poder reconocer cuando un estado de tristeza natural se transforme en una depresión.

Cuando un estado de inquietud, nerviosismo y susto, por un virus... No vamos a entender que si ya es ansiedad y ya empieza a ser obsesivo, si ya empieza a tener hasta rituales compulsivos para cuidarte, pues entonces no nos vamos a dar cuenta de que estamos teniendo un problema.

Hemos pasado de alguna manera de, qué hacer frente a una fatiga por compasión, con qué hacer frente a lo que nos ha pasado y cómo podemos afrontar la etapa de recuperación de la mejor manera.
Para mí, creo que reconocer nuestra información, nuestro input emocional, es fundamental, es sobre lo que estamos menos preparados. Estamos muy preparados para entender cómo pensamos y así todo, a veces pensamos "mal".

Pero lo que sí parece que tenemos una tarea pendiente es de una educación emocional que le de valor a esa información, que no la niegue y que la podamos interpretar.

B- ¿Cómo valorarías la gestión en términos de salud mental? Ahora que estamos aprendiendo más de gestionar las emociones y de afrontar este tipo de traumas. ¿Qué se ha hecho? ¿Podrías hacer alguna crítica o alguna valoración?

M- Yo creo que sin tener datos en la mano porque no los tengo, yo creo que hay que intentar ser lo más justos posible, darnos cuenta de cuáles son no sólo también cuáles son nuestras fortalezas personales, sino que cuáles son las fortalezas de nuestra sociedad.

Curiosamente hay una masa siempre de profesionales dispuestos a apoyar , a estar en la primera línea, ya sea por rol y por cargo, por función, pero hay muchísimos profesionales que están dispuestos a colaborar en situaciones como esta, y lo hemos visto a lo largo de la historia última y reciente de España de una manera completamente desinteresada, y colocar los conocimientos y las técnicas al servicio de la comunidad.

Que podríamos haber tenido un espacio más instalado estructuralmente, claro, yo creo que sí es necesario.

Es necesario que la salud mental y sus profesionales tengan un lugar más visible, una financiación más clara, un espacio en la estructura del servicio de salud pública, de manera que el voluntariado no sea lo que más mueve a los profesionales, por ejemplo, de la Psicología, de la asistencia social, de la educación social hacia la comunidad.

Que no sea solo a través de voluntariado que tiene su importancia y tiene su función, pero no puede paliar, no puede hacer lo que no le corresponde, el servicio sanitario, el servicio de salud estatal tiene que, a mi juicio, darle un espacio con mayor importancia a la salud mental.

Es verdad que la pandemia ha sido una pandemia de salud física, que es de lo que hablamos, es el COVID, es un virus que afecta físicamente, y la salud mental está poniendo siempre encima de la mesa aquello de que esto conlleva afectación psicológica.

Somos personas unitarias, no trabajamos con el cuerpo y la mente por separado. No andan las emociones aparte de nuestra conducta: va todo junto. Por lo tanto, la salud mental tiene que tener un espacio mayor para en el caso que a mí me corresponde decir, para la Psicología Sanitaria, para la Psicología Clínica y también para otros ámbitos de la psicología.

La psicología Educacional tiene mucho que decir con respecto a la educación emocional en los niños. La psicología Laboral tiene mucho que decir con respecto al teletrabajo. Es como que, de pronto, la pandemia hubiera dado una ventana y una puerta a los psicólogos y a la psicología.

Los psicólogos, haciendo psicología para la comunidad; con una comunidad que necesita este conocimiento, de estas estrategias y solo falta el lugar y el cómo, que esté bien establecido, porque hay fuerza profesional, hay conocimientos, hay ciencia detrás, y hay necesidad en la comunidad. Por lo tanto, lo único que falta son los canales formales, no, que faciliten la llegada.

En este sentido, Internet nos permitió que se llegara a la comunidad con estos conocimientos, desde la prevención, desde la atención específica, desde la intervención diagnóstico, evaluación, intervención y seguimiento; y también desde los primeros auxilios psicológicos.

Es como que a través de Internet la distribución fue posible y se llegó a una gran masa que estaba detrás de las pantallas tratando de adquirir un conocimiento que tranquilizase.

Un conocimiento, una estrategia, algo que dijera que lo que estaba pasándole era normal o no lo era, alguien que pudiera ayudar.

B- Y ahora, en la actualidad, hablamos de los primeros auxilios que se han ido desarrollando, como bien dices, a través de las nuevas tecnologías y a través de esa terapia online. Ahora mismo, ¿cómo está la situación general de salud mental?

M- Esto está siendo un diagnóstico etapa a etapa. Hay mucha información que está saliendo actualmente. Es un campo en donde se está, en todos los países, están emergiendo investigaciones que nos muestran de prevalencia de los trastornos que se dieron en el confinamiento, porque el confinamiento era una situación especial, con unas características muy concretas, y luego lo que ocurre en el posconfinamiento.

Siento más al final que provienen como de tres grandes núcleos: de tener síntomas depresivos, síntomas ansiosos y síntomas provenientes del estrés postraumático.

Evoluciona lo que era ansiedad o nerviosismo puede terminar en rumiaciones u obsesiones y derivarse hacia fobias específicas. Gente que no quiere salir de casa porque tiene miedo al contacto con otros. Fobia o compulsiones por la limpieza, como muy específicos de pandemia y otros más inespecíficos, más relacionados con personas con vulnerabilidades.

Por lo tanto, el espectro de patologías del corte que provienen del eje de la depresión, provienen del eje de la ansiedad, provienen del eje del comportamiento impulsivo, también el control de impulsos. Por lo tanto, creo que tenemos que estar abiertos a prestar atención a las situaciones individuales sabiendo que comunitariamente estamos todos avanzando.

Lo importante, a lo mejor, el mensaje que hay que dejar, como me gustaría dejar como más claro, es que, es la hora de poder identificar qué síntomas no disminuyen, qué formas de afrontar tuve, que me sirvieron en el momento del confinamiento y las distintas olas de la pandemia, y cuáles, ahora, ya no son necesarios, ver qué me cuesta, que me hace difícil el retomar de a poco a una vida un poquito más normalizada sabiendo que todavía no está del todo.

No es tan como una patología sino que es como un proceso de lo que nos ocurre psicológicamente ha tomado un protagonismo. Y eso yo creo que lo merecía la psicología, se lo merece la salud mental, se lo merece.

B- Pues muy bien, muchísimas gracias por todo lo que nos has contado y los valiosos consejos.

M- Muchas gracias, ha sido un placer.

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Compassion fatigue  - Mental health and psychosocial risks by COVID 19.

There is no doubt that our daily lives have suddenly changed since last March (2020), stunned by new news and new measures, at times bewildered, some days more optimistic and hopeful, others more desperate and irascible.

Sometimes more credulous, sometimes radically critical. On many occasions obedient and submissive and on others, necessarily insubmissive. In some cases alone, in others, accompanied.

#Walking guitar music

Absolutely normal emotions in the face of an event as stressful as the one we are living. As experts in mental health, psychologists and psychologists working in close collaboration with the Applied Psychology Service of the UNED will explain below.

A field sometimes forgotten and stigmatized but so necessary to ensure the welfare and emotional balance of people and, of course, to prevent those psychosocial risks and mental illnesses associated, today intensified by this situation of isolation.

In today's program we have the collaboration of Marcela Paz González Brignardello, professor of the Department of Personality Psychology, Evaluation and Psychological Treatments of the UNED, who will talk to us about those symptoms that are associated with post-traumatic stress; as well as those indispensable tools to face the emotional wear and tear and exhaustion that a large part of society and certain vulnerable groups in particular are suffering.

B- Hello Marcela, how are you?

M- Hi Berta, nice to be here.

B- Welcome to the program. Thank you very much.
In the previous program we talked with Blanca Mas about Post Traumatic Stress Syndrome and moral damage in healthcare personnel, and I would like to discuss with you the consequences that this stress situation is having on the population in general and on those groups that you consider more vulnerable apart from healthcare workers.

M- This is very relevant because, in reality, I think we are all learning as we go along from what is happening, because our capacity for foresight has been surpassed by all this.

We had not experienced anything like this, what has been reported so far, clinically, with regard to confinements in a specific way, referred to particular epidemic but local situations, epidemic but not pandemic.

And then the psychological pictures have been evolving, the psychological discomfort has been evolving as we have been facing a first confinement, a second wave, a third wave, with all that this means in a population that is accumulating emotional fatigue, that is accumulating risk factors, they are also moving, they are evolving.

And that coincides with specific populations that are on the front line, such as healthcare, on the front line as security personnel, fire personnel, diverse care, teachers, for example as well.

There are a multitude of professional groups that have had to adapt their ways very sharply, very quickly, to work and continue to give or provide their services in a way for which we were probably not fully prepared.

In this sense, technologies have made it possible to continue performing functions, but technologies have given us things and have also taken away others. And one of the things they have given us, obviously, is the possibility of distributing services.

This is very, very relevant, but focusing specifically on your question, in each of the professional fields we find different, more prototypical pictures.

People who are exhausted, from compassion fatigue, which can occur in professionals who have to do with assisting and helping others; and it can occur in people who are not professionals but who take care of others and have people in their care.

B- What does compassion fatigue consist of? It is a concept I have never heard of before.

M- Very new, isn't it? It is a concept that its very name indicates, it is very curious, "compassion fatigue".

It comes from what happens to care professionals who relate to their patients or users through empathy. That is, through interaction that goes beyond cognitive or communicational interaction and becomes empathic interaction.

That which we are always told, that "you must put yourself in the other person's place". Then, this becomes.... "I must understand how he/she suffers".

And sometimes, when you do this without very specific techniques, you can become unprotected and exhausted with the other person's story, and this is what happens to psychologists, those who fundamentally work with trauma and psychologists who work on a direct level, dealing with stories of emotional pain, with this need to contact the other person, because they end up experiencing emotional exhaustion because they get emotionally close to the person they want to help.

With professional techniques! But empathy is used in professional techniques.

What does this do? Well, there comes a time... For example, one of the most key symptoms is that the profession you are passionate about and with which you get up every day happy because you are going to work or happy because you are going to attend.

And all of a sudden one day you don't want to go anywhere near the idea of having to go to work.

Users become somewhat threatening, annoying, and it is a condition that has a very abrupt onset, and I think it is one of the things to take into account now, in this final pandemic, in this final stage, "we hope", and the beginning of a recovery.

I think that this is a line that we have to keep in mind and recognize that compassion fatigue happens to professionals, but it also happens to people who help other people; women who are in charge of relatives; men who are in charge of relatives where, without technical resources, they feel sorry for the other person and end up, curiously, from this loving contact, perhaps very tired, very exhausted, and with a very unknown and very annoying symptomatology, which is when the other person can even bother you.

I believe that this is a space where you can calm down if you recognize that this happens to more people, it does not have to do with personal values, it does not have to do with the fact that you have suddenly become a bad person or that you no longer love the other person; it has to do with the fact that you are exhausted in a nuclear aspect of communication and human interaction, which is from the point of view of emotion. 

B- Of course, and these kinds of feelings, which are becoming more and more common, which are heard more and more in the general population. What is emotional exhaustion? What tools are there to deal with it?

M- Well, as always, the first thing is to be able to detect, to be aware of what is happening to you, because if not, we do a kind of denial. It is so annoying the feeling that suddenly you don't want to go do what you loved to do, you are so unaware of it that you probably produce a process of denial and avoidance and that usually ends up generating a volcano, which will appear out of irritability, out of hostility, in another way.

The first thing would be to recognize that you may have demanded too much of yourself. This means to look at yourself with a little bit of personal affection and to understand that you have the limits of your strengths, you have them, you have your values, you have your desires, but we also have our vulnerabilities, and I believe that, if you allow me, the pandemic has taught us to realize this.

We were not what we thought we were. We come from a welfare state good enough to have believed something that we should not have believed.

We are human, we have our strengths and we have to recognize them, but we also have our cracks, our weaknesses, our vulnerability and our traumas, little traumas, and all this requires us to have a certain affection for ourselves and therefore to take care of ourselves in the eyes of others. 

When psychologists talk about self-care, we not only talk about sleeping well and resting and having a good diet and exercising, but we also talk about treating yourself with kindness, with permission, with affection.

Just as you treat others, treat yourself. So, to demand yourself within what you can, to get off those things where you cannot be because you cannot give what you would like to give, this feeling that we have to be giving everything and producing everything, and this is a message also very much associated to the female gender and it is not a kindness that we have to give everything in all situations, because women, once we have joined the world of work, family and everything, we want the maximum performance. This makes us very vulnerable and exhausts us.

So, what should we do?

First, recognize, identify, give value to the emotions you feel because they have information. 

Instead of denying emotions because they make you have a bad time; when they make you have a bad time it is because they are too high, -you bother them-. If we do not pay attention to our emotions, we will not be able to recognize when a state of natural sadness turns into depression.

When a state of restlessness, nervousness and fear, due to a virus? We are not going to understand that if it is already anxiety and it starts to be obsessive, if it starts to have compulsive rituals to take care of yourself, then we are not going to realize that we are having a problem.

We have somehow gone from, what to do in the face of compassion fatigue, to what to do in the face of what has happened to us and how we can face the recovery stage in the best way.

For me, I think that recognizing our information, our emotional input, is fundamental, is what we are least prepared for. We are very prepared to understand how we think and yet, sometimes we think "wrong".

But what we do seem to have a pending task is an emotional education that gives value to that information, that does not deny it and that we can interpret it.

B- How would you evaluate management in terms of mental health? Now that we are learning more about managing emotions and dealing with this type of trauma, what has been done? Could you make any criticism or assessment?

M- I think that without having data in hand because I do not have them, I think we have to try to be as fair as possible, to realize what are not only our personal strengths, but also what are the strengths of our society.

Curiously, there is always a mass of professionals willing to support, to be in the front line, either by role and position, by function, but there are many professionals who are willing to collaborate in situations like this, and we have seen it throughout the last and recent history of Spain in a completely disinterested way, and to place knowledge and techniques at the service of the community.

That we could have had a more structurally installed space, of course, I think it is necessary.

It is necessary that mental health and its professionals have a more visible place, a clearer financing, a space in the structure of the public health service, so that volunteering is not what most moves the professionals, for example, of psychology, social assistance, social education towards the community.

It should not be only through volunteering, which has its importance and its function, but it cannot palliate, it cannot do what does not correspond to it, the health service, the state health service has to, in my opinion, give a space with greater importance to mental health. 

It is true that the pandemic has been a physical health pandemic, which is what we are talking about, it is the COVID, it is a virus that affects physically, and mental health is always putting on the table the fact that it has a psychological impact.

We are unitary people, we do not work with the body and mind separately. Emotions are not separate from our behavior: it all goes together. Therefore, mental health has to have a greater space for, as far as I am concerned, for Health Psychology, for Clinical Psychology and also for other fields of psychology.

Educational psychology has a lot to say regarding emotional education in children. Work psychology has a lot to say with respect to teleworking. It is as if, suddenly, the pandemic had given a window and a door to psychologists and psychology.

The psychologists, doing psychology for the community; with a community that needs this knowledge, these strategies and only lacks the place and the how, that is well established, because there is professional strength, there is knowledge, there is science behind, and there is need in the community. Therefore, the only thing missing are the formal channels, no, that facilitate the arrival.

In this sense, the Internet allowed us to reach the community with this knowledge, from prevention, from specific attention, from diagnostic intervention, evaluation, intervention and follow-up; and also from psychological first aid.

It is as if through the Internet distribution was possible and a great mass was reached that was behind the screens trying to acquire a knowledge that would reassure.

A knowledge, a strategy, something that would say that what was happening to them was normal or not, someone who could help.

B- And now, at present, we are talking about the first aid that has been developing, as you say, through new technologies and through online therapy. Right now, how is the general mental health situation?

M- This is being a stage-by-stage diagnosis. There is a lot of information coming out at the moment. It is a field where, in all countries, research is emerging that shows us the prevalence of disorders that occurred in confinement, because confinement was a special situation, with very specific characteristics, and then what happens in post-confinement.

In the end, I feel that they come from three main nuclei: having depressive symptoms, anxious symptoms and symptoms coming from post-traumatic stress.

It evolves what was anxiety or nervousness can end up in ruminations or obsessions and derive into specific phobias. People who do not want to leave the house because they are afraid of contact with others. Phobia or compulsions for cleanliness, such as very specific pandemic and other more nonspecific, more related to people with vulnerabilities.

So, the spectrum of cut pathologies that come from the depression axis, come from the anxiety axis, come from the impulsive behavior axis, also impulse control. Therefore, I think we have to be open to pay attention to individual situations knowing that communally we are all moving forward. 

The important thing, perhaps, the message to be left, as I would like to make it clearer, is that it is time to identify which symptoms do not diminish, which ways of coping I had, which were useful at the time of confinement and the different waves of the pandemic, and which are no longer necessary, to see what is difficult for me, what makes it difficult for me to return to a more normalized life, knowing that it is not yet completely normalized.

It is not so much a pathology as a process of what happens to us psychologically has taken a leading role. And I think that psychology deserves it, mental health deserves it, it deserves it.

B- Well, thank you very much for everything you have told us and for the valuable advice.

M- Thank you very much, it has been a pleasure.

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