lunes, 21 de abril de 2014

Especial corrupción Andalucia

Especial corrupción Andalucía

El cortijo andaluz es la versión moderna del Patio de Monipodio, que Miguel de Cervantes narra en Rinconete y Cortadillo. 

 Pequeña va a dejar a la catalana de los Pujol, que deberían matricularse en unos de los cursos

El pillaje de subvenciones mediante el timo de los cursos, no es algo diferente del de los EREs, sino la planificación desde las instituciones del saqueo de los dineros públicos, que los ciudadanos pagamos con los descomunales impuestos que soportamos.

Las tramas sindicales y empresariales no podrían haberse dado sin la trama institucional, sin la planificación a tres bandas desde la Junta de Andalucía.

32 años llevan mandando los socialistas en Andalucía, ahora con la ayuda de los comunistas de IU, que aunque cambien de nombre son los mismos.
¿Qué no habrán desvalijado?

Solo al exconsejero de Hacienda, Ángel Ojeda buen conocedor de la casa, se le asignan 50 milloncejos (total no son nada) de euros, “pa la saca” mediante empresas ficticias.

En los despachos de la Junta de Andalucía se crearon con los amiguetes empresas, fundaciones, chiringuitos y consorcios fantasmas para cobrar subvenciones europeas, estatales o de la propia autonomía.
El latrocinio estatalizado.

Esto es la punta del iceberg, que por lo manifestado por la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) de la Policía Nacional, podría ascender a dos mil millones de euros, solo en los años investigados, de 2007 a 2011.

32 años dan mucho de sí, aunque la ley sea tan estúpida de hacer prescribir los delitos. Siempre habrá un fiscal y un juez nombrados a dedo, estómagos agradecidos, que se olviden de investigar.

A esto le llaman sistema democrático.

Y naturalmente, salió a hablar en una rueda de prensa el más melón de todos: Luciano Alonso, consejero de Educación, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía.

La Sultana Susana (haceros el favor de leed el romance con ese mismo nombre que le he dedicado) está desaparecida.

Solo aparece en una procesión católica para hacerse la foto delante de la televisión, ella que en la Junta defiende el aborto libre.
¡Lo que hay que ver!

Luciano Alonso, el Consejero de Educación, se cree aprendiz de brujo.
Ve que los separatistas catalanes para defenderse, primero se envuelven en la bandera catalana y luego se ponen muy dignos la barretina y sueltan aquello de “España nos roba”.

Él, que no da mucho de sí a pesar de ser de Educación (de la escuela del maestro Ciruela), se dice “voy a imitarles”.
Y claro, al abrir la boca la caga.

Exige al Ministerio del Interior “una rectificación inmediata sobre el posible fraude en ayudas para cursos de formación ya que con ello se persigue una causa general contra Andalucía, o que pida disculpas y retire la acusación”.

¡Ay que ser hipócrita!

Para que lo entendáis, llama mentirosa a la Policía Nacional encargada de la investigación.

Luciano, a este perro viejo ya no le puedes enseñar trucos.

Intenta engañar a buena parte de los votantes andaluces, que son muy cortitos, cuando durante 32 años os siguen votando.
Por eso eres Consejero de Educación, para que el nivel intelectual de los andaluces siga bajo mínimos.

Y puesto que la Comisión Europea va a pedir explicaciones por el fraude masivo desde la propia Junta, el caradura manifiesta que ellos no tienen nada que decir, que lo haga el Ministerio del Interior.

Es la táctica goebbeliana, miente cien veces que al final es verdad.

¿Cuántas jueces Alaya se necesitarán para desentrañar la rapiña?

¿Y cómo se producía el fraude?

Voy a tener que explicároslo todo.

Los listos de la Junta de Andalucía montaban empresas, fundaciones y consorcios poniendo a unos amigos como titulares de las mismas. Eran sus testaferros.
Personas desconocidas que se prestaban a ello a cambio de una comisión.


Se daban de alta en la Seguridad Social con uno, dos trabajadores. A veces llegaban a cinco.
Decían que iban a impartir cursos de todo tipo a desempleados, para reconvertirlos y que pudieran adaptarse al nuevo mercado laboral.

Ponían de alumnos a personas, que interrogadas por la Policía Nacional, niegan que asistieran a cualquier curso.

Recibían el 75 % de la cantidad que a cada curso le correspondía.

Las clases nunca se impartían.

El 25 % que faltaba del valor del curso se entregaba por parte de la Junta de Andalucía, tras la inspección al finalizar el curso.

Rara vez se solicitaba, prueba evidente de que no se habían dado el mencionado curso, así se evitaba la inspección.
El negocio ya se había hecho con el 75 %.

Los partidos, sindicatos y empresas de amigos lo sabían y montaron un fabuloso sistema de estafa.

¿Lo habéis comprendido?

Lástima que ya no se fusile al amanecer (que es cuando no duele).



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