martes, 17 de marzo de 2015

Hacienda somos todos

Una solución para la corrupción que nos corroe


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La incapacidad fiscalizadora del Tribunal de Cuentas en la lucha contra la corrupción queda manifiestamente clara en el tema de la posible financiación ilegal de los partidos políticos, teniendo en cuenta que sus informes se hacen con varios años de retraso. En este Tribunal hay más empleados designados por los partidos políticos que funcionarios de carrera, lo que ha provocado que el Tribunal Supremo haya estimado el recurso interpuesto por la Asociación de los Cuerpos Superiores de Letrados y Auditores del Tribunal de Cuentas en el que se impugnaba el nombramiento de varios funcionarios interinos, al entender que se habían excedido los límites establecidos en la normativa.

El SEPBLAC, el órgano del Banco de España encargado de recibir las operaciones sospechosas de blanqueo de capitales, no recibe ninguna información de los políticos españoles, porque ellos mismos, los políticos, decidieron que, en la Ley 10/2010 de prevención del blanqueo de capitales, la vigilancia se hiciera sólo sobre los políticos extranjeros, en contra del criterio de la Unión Europea.

Si nos referimos a la fiscalización de las Corporaciones Locales, hace ya años que se adoptó la insensata decisión de que el nombramiento de los interventores locales en los ayuntamientos más importantes fuera de libre designación, afectando esta situación gravemente a su labor de control y supervisión.

En relación a la CNMV, sólo hay que revisar la hemeroteca para comprobar la ineficacia del control y la supervisión de este órgano para evitar las estafas y chiringuitos financieros descubiertos en los últimos años. Además, la situación del sector financiero en España ha fulminado la reputación del Banco de España, intachable hasta ahora, y desde fuera nos han impuesto unas auditorías externas, supliendo sus funciones. Ahora han saltado a la luz pública los informes de los Inspectores que ponían de manifiesto la gravedad de la situación, que fueron ignorados porque primaban otros intereses.

Por último, resulta clamorosa la situación de la Agencia Tributaria. Los Inspectores de Hacienda llevamos años denunciando que no se acometen las reformas necesarias, ni se dota a la Inspección de los medios humanos necesarios, por lo que los sucesivos planes de lucha contra el fraude resultan infructuosos, a pesar de que año tras año se anuncian con mucho bombo mediático. Frente a esta insuficiencia de medios, cada año se contratan a más de mil personas para cubrir la campaña del IRPF. Llama la atención también que se haya entregado el pilotaje y el mantenimiento de los siete aviones que utiliza la Agencia Tributaria en la lucha contra el narcotráfico a una empresa privada. La falta de medios se reconoce por la propia Agencia, ya que en el Plan de Control Tributario, publicado hace unas semanas en el BOE, se manifiesta expresamente que no podrá disponer de recursos personales o materiales adicionales.

Claramente no se acabará con la corrupción mientras no se consiga que los órganos de supervisión y control del Estado ejerzan correctamente sus funciones, potenciando sus facultades y medios, y actuando con criterios técnicos, alejados lo más posible del control político. Además, resulta imprescindible que se haga una fiscalización previa y eficaz de los gastos y contratos de las Administraciones, realizada por funcionarios no designados por los mismos que van a ser controlados, ni por firmas de auditoría privadas; resulta necesario también realizar una vigilancia correcta de los políticos para la prevención del blanqueo de capitales.
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José María Peláez Martos
http://politica.elpais.com/politica/2013/04/07/actualidad/1365355252_804210.html
http://elpais.com/autor/jose_maria_pelaez_martos/a/

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