La imagen muestra a un manifestante solitario colocándose frente al tanque delantero y moviéndose hacia los lados cada vez que el vehículo intenta pasarlo.
En un momento, el hombre, vestido con una camisa blanca y pantalón negro y sosteniendo dos bolsas de compras, se sube al tanque e intenta protestar contra la tripulación.
Para el mundo exterior, esta imagen icónica, yuxtaponiendo la represión autoritaria con el insaciable espíritu de desafío, define lo que sucedió en la Plaza de Tiananmen.
También se le atribuye cierta moderación al comandante del tanque, que no podía saber que los medios internacionales grababan el enfrentamiento.
El "hombre del tanque" no recibió disparos ni fue atropellado, sino que fue arrastrado a un destino aún desconocido hasta hoy.
La foto, tomada por el fotógrafo estadounidense Jeff Widener, dio la vuelta al mundo y se convertiría en un símbolo de las protestas de de Tiananmen.
Widener quedó finalista al premio Pullitzer de 1990 por la instantánea.
En China, sin embargo, la imagen ha sido borrada de la conciencia pública.
El 4 de junio se cumplen 30 años de la masacre en la Plaza de Tiananmen, en la que miles de personas que se manifestaban para exigir democracia, murieron por las balas y aplastados por los tanques del Ejército Popular de Liberación (EPL).
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Breve historia de la matanza de Tiananmen, en imágenes
En mediados de abril de 1989 decenas de miles de estudiantes, obreros e intelectuales, iniciaron una serie de protestas pacíficas en Pekín, que se extenderían a otras ciudadades chinas, dando paso en la historia al denominado Movimiento Prodemocrático de 1989.
En la foto, una multitud de estudiantes portan un cartel en el que se puede leer
"Dame democracia o dame la muerte", durante una manifestación en la Plaza de Tiananmen en Pekín (China), el 14 de mayo de 1989. Al fondo, la entrada a la Ciudad Prohibida presidida por un retrato del difunto Presidente Mao.
Los manifestantes, con el respaldo de gran parte de la población, pedían mayor transparencia al Gobierno y reformas políticas, y se quejaban de la gran corrupción reinante y la situación económica. En la imagen, cientos de miles de personas llenan la Plaza de Tiananmen frente al Monumento a los Héroes del Pueblo y al mausoleo de Mao, el 17 de mayo de 1989.
El 20 de mayo de 1989 el gobierno chino decretó el Estado de Excepción y las avenidas de la capital comenzaron a llenarse de vehículos acorazados y camiones cargados de soldados. En la foto, varios ciudadanos rodean un convoy de 4000 soldados en un suburbio de la ciudad para evitar que se dirijan a la Plaza de Tiananmen, el 20 de mayo de 1989.
Los activistas de la 'pimavera de Pekín' comenzaron a montar asentamientos en la Plaza de Tiananmen a finales de mayo de 1989. En la foto, varios simpatizantes montan una tienda de campaña en la Plaza de Tiananmen, el 26 de mayo de 1989.
Durante las protestas estudiantiles, los jóvenes chinos erigieron un monumento provisional en la Plaza de Tiananmen, conocida como 'Diosa de la Democracia'. En la foto, un grupo de activistas trabajan en la estatua en un campus próximo a la Plaza de Tiananmen, el 29 de mayo de 1989.
Varios manifestantes pro-democracia instalados en tiendas de campaña en la Plaza Tiananmen, el 31 de mayo de 1989.
El 2 de junio de 1989, miles de manifestantes marchan por el distrito financiero de Hong Kong pidiendo la democracia en China, tan solo dos días antes de la matanza de Tiananmen.
En la noche del 3 al 4 de junio, los tanques del Ejército Popular de Liberación (EPL) entraron en las calles de Pekín con una orden tajante: desalojar la plaza Tiananmen de los miles de manifestantes que la ocupaban. Antes de 6 de la mañana. Como fuera. Los soldados se abrieron paso hacia la plaza a disparos, y varios cientos de personas –más de mil, según algunas fuentes- murieron bajo las balas del Ejército y aplastados por los acorazados en las calles que conducen a Tiananmen. En la imagen, un vehículo blindado aplasta una de las tiendas de campaña instaladas en la Plaza de Tiananmen, el 4 de junio de 1989.
Para las 5.40 del 4 de junio, Tiananmen había sido desalojada, y el sueño de reformas y democracia de toda una generación de chinos se evaporó. En la foto, varias personas observan el cadaver de un manifestante, masacrado por el ejercito chino durante la represión en la Plaza de Tianamen, el 4 de junio de 1989.
La matanza de Tiananmen fue la mayor masacre civil de China tras las purgas maoístas. En la foto, los soldados y tanques del Ejército Popular de Liberación de China custodian la Puerta de la Paz Celestial y el retrato del Presidente Mao en la Plaza de Tiananmen, el 9 de junio de 1989.
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30 años de la masacre de Tiananmen: el gran acto de "olvido" de China
A los mayores no se les permite recordarlo y la generación más joven ni siquiera tiene derecho a saber lo que pasó. Pero, aunque quiera borrarlo de su memoria, Tiananmen marcó un antes y un después para China.
No hay actos de conmemoración oficiales sobre los hechos que ocurrieron en Pekín en 1989. Pero esa afirmación, pese a ser objetivamente correcta, es demasiado neutral.
En realidad, lo que pasó en la plaza de Tiananmen se recuerda fielmente cada año en un evento nacional masivo que bien podría definirse como un acto de "olvido".
En las semanas previas al 4 de junio, la maquinaria de censura más grande del mundo se pone en funcionamiento y activa su enorme red de algoritmos automatizados y decenas de miles de expurgadores humanos que limpian cualquier referencia que haya internet, aunque no sea directa.
Aquellos a quienes se considere demasiado provocativos en sus intentos de evadir los controles pueden ser encarcelados, con sentencias que pueden llegar a los tres años y medio de prisión, como le sucedió recientemente a un grupo de hombres que trató de conmemorar el aniversario con la etiqueta de una marca de licor chino.
El simple hecho de compartir imágenes en Twitter -una plataforma a la que ni siquiera pueden acceder la mayoría de los internautas en China- puede hacer que te detengan.
Vientos de cambio
Las protestas que sacudieron Pekín y docenas de otras ciudades en la primavera y verano de 1989 fueron provocadas por un evento completamente ordinario: la muerte en abril de un líder marginado del Partido Comunista, Hu Yaobang, un defensor del liberalismo económico y político.
El duelo público liderado por estudiantes evolucionó rápidamente en manifestaciones callejeras a gran escala en las que se pedía que su reputación fuera restaurada y que se honrara su legado con reformas para la libertad de prensa, para la libertad de reunión y para acabar con la corrupción oficial.
En Pekín, hasta un millón de personas se congregaron en la plaza de Tiananmen, en el corazón político de la capital, con un carnaval de banderas, pancartas y carpas.
Con los vientos de cambio que ya soplaban sobre Europa del Este, el líder soviético Mijaíl Gorbachov había llegado a Pekín a mediados de mayo para participar en la primera cumbre chino-soviética en 30 años.
Para los líderes chinos, así como para quienes protestaban, el país parecía estar al borde de un momento histórico, y el Partido Comunista estaba dividido sobre cuál era la mejor manera de responder.
Finalmente, ganaron quienes apostaron por una línea dura.
La noche del 3 de junio y en la mañana del día siguiente, se lanzó un asalto militar a gran escala en la plaza, con tanques y soldados avanzando hacia ella y disparando.
Algunos contraatacaron con sus propias manos, y varios manifestantes incendiaron vehículos blindados con cócteles Molotov.
Hoy en día, el continuo secretismo, la censura y la inexistencia de algún informe oficial hacen que sea imposible saber cuántos murieron esa noche.
Los diversos reportes de los periodistas extranjeros que estaban allí sugieren que hubo desde cientos de muertos hasta 2.000 a 3.000 muertos.
Al menos un cable diplomático, escrito al calor del momento, da una cifra mucho más alta.
Fue un momento en que la fuerza de defensa nacional asumió el papel de un ejército invasor en su propia capital, y que fue un punto de inflexión que continúa, de manera tácita, definiendo a China hoy.
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En la plaza Tiananmen hubo una huelga de hambre de estudiantes en mayo de 1989. |
En China, ningún cálculo es posible: la generación anterior no puede recordar, la nueva generación ni siquiera puede saber.
[Aunque en un raro reconocimiento público de los acontecimientos, el actual ministro de Defensa, Wei Fenghe, declaró este domingo frente a un foro regional: "El incidente fue un disturbio político y el gobierno central tomó medidas para detenerlo, lo cual es la política correcta"].
Hasta hoy, la decisión de que el Partido se mantendría en el poder a toda costa sigue firme, y nunca más se le permitiría a un movimiento popular tratar de debilitar su dominio.
Treinta años después, el esfuerzo masivo de "olvido" continúa tan fuerte como siempre.
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La Gran Hambruna China, oficialmente conocida como los Tres Años de Desastres Naturales,
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Ciudadanos chinos convertidos a la fuerza en agricultores durante el ‘Gran Salto Adelante' |
fue el período de la República Popular de China entre 1959 y 1961, caracterizado por una hambruna generalizada. Según las estadísticas del gobierno,
provocó 10 millones de muertos en este período.
Los investigadores fuera de China generalmente están de acuerdo en que las colectivizaciones y los cambios de política que acompañaron el Gran Salto Adelante fueron los factores claves en el hambre.
Para cumplir con lo que había dicho el jefe que había que recoger, al parecer recogieron tanto el trigo como las semillas y al año siguiente no había nada que sembrar.
Desde los años 1980 ha habido el mayor reconocimiento chino oficial de la importancia de los errores políticos en las causas del desastre, afirmando que el desastre era el 30 % debido a causas naturales y el 70 % a la mala gestión.
El quinquenio posterior a 1958 fue llamado “Gran Salto Adelante”, y su objetivo fue demostrar la superioridad del socialismo sobre el capitalismo.
Así como los rusos, adelantados entonces en la carrera espacial, predijeron que su economía dejaría atrás a la estadounidense, los comunistas chinos prometieron elevar el bienestar de su pueblo por encima del disfrutado por los británicos.
Y en apenas cinco años arrastraron a la muerte como mínimo a 45 millones de personas.
Cabe refutar de entrada la reivindicación de que los socialistas sólo dañan a los ricos. En China, como en todos los países comunistas, fue al revés: “quienes más sufrieron fueron los débiles, los vulnerables, los pobres”
Federico a las 8: Lección de historia de Federico sobre Tiananmen
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MAO ZEDONG por JONATHAN SPENCE
enlace al libro
Desde sus orígenes humildes en la China rural, mao Zedong asciende al poder absoluto, unificando con puño de hierro un extenso país hecho trizas por años de débil liderazgo, colonialismo y guerras. En esta aguda y perspicaz biografía, Jonathan Spence, premiado historiador y autor de varios libros sobre China, recupera la figura de este moderno emperador y la época tumultuosa que se propuso enmendar.