Las tribus filisteas son catalogadas en la Biblia como pueblos invasores.
Haciendo la analogía, la verdad es que España está llena de filisteos que han invadido todas las ramas del poder público y se han apoderado de las instituciones para su propio beneficio y usufructo.
Invasores insensibles a los que no les duele el país, ni les conmueve que entre los casi 6 millones de desempleados haya 2 millones de hogares que tienen todos sus miembros en paro y multitud de familias en la pobreza, viviendo de los comedores sociales de Cáritas, pues no conozco ninguno de los sindicatos ni partidos.
Hombres y mujeres filisteos que bajo juramento le prometen al pueblo trabajar abnegada, sabia e incansablemente por ellos, pero cuando llegan a un cargo de prestancia, que debería ser usado para servir más, se convierten en “Goliats” con un ego y una prepotencia tal que hasta con su lenguaje desafían la sabiduría de Dios.
Ególatras que viven de la adulación de sus votantes, los cuales con un espíritu ridículo de hipocresía y servilismo, los alaban y veneran desde el amanecer al anochecer, y más si son nacionalistas.
“Goliats” que se creen intocables, omniscientes y omnipotentes, con libertad para saquear los dineros públicos en su propio provecho y en el de su partido, sindicato u organización empresarial.
En el fondo solo tiene capacidades para desempeñarse en el sector público, pues en el privado se morirían de hambre por su ineptitud y deshonestidad.
El Juglar del
pueblo
Eladio Arnaiz ©
martes, 6 de mayo de 2014
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