jueves, 1 de julio de 2021

Insostenibilidad de la Seguridad Social o estamos en el cuento del traje nuevo del emperador

 
 

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi (2d), el secretario general de UGT, José María Álvarez Suárez (i), el secretario general de CC.OO., Unai Sordo (2i), y el vicepresidente de CEPYME, Santiago Aparicio (d), durante la firma del acuerdo para la reforma de las pensiones este jueves en el Palacio de la Moncloa en Madrid - EFE

D. Antonio Garamendi de la patronal CEOE consiguió que los sindicatos aceptaran la cláusula del despido forzoso y no remunerado a los mayores de 65 para abaratar los costes laborales echando a los trabajadores con mayor nómina.

Luego como ya no se pueden seguir haciendo PSI por las demandas que hay en los tribunales, se les ha propuesto a los sindicatos que vendan a sus afiliados la idea de la jornada reducida a 4 días, que resultará en un menor sueldo e igual carga de trabajo.

Y todos contentos, la CEOE porque disminuye costes, los sindicatos paniaguados porque siguen pastoreando sin enfadar al amo, y los trabajadores porque siguen en sus sueños de Matrix mientras les aplican el "efecto de la rana hervida".

¿Que pasará en el futuro con los recortes de las pensiones? ¿Qué más da, mientras seamos covid-idiotas celebrando el fin del estado de alarma? 

Decía la filósofa Ayn Rand que podemos ignorar la realidad, pero que lo que no podemos ignorar son las consecuencias de ignorar la realidad. No hay frase que mejor describa la estrategia que está siguiendo nuestra clase política respecto al grave problema al que se enfrenta el sistema público de pensiones.

Los sistemas de pensiones de reparto, como el español, se basan en ir pagando las pensiones actuales con las cotizaciones aportadas por los trabajadores actuales. A cambio, los trabajadores actuales reciben la promesa de que serán los trabajadores futuros quienes pagarán sus pensiones.

Por tanto, es fácil averiguar si el sistema es o no sostenible: si, de forma estructural, las cotizaciones cobradas a los trabajadores son suficientes para cubrir las pensiones a pagar, el sistema será sostenible. De lo contrario, solo quedarán dos opciones: o se reforma el sistema para volver a hacerlo sostenible, o se entrará en una espiral de acumulación de deuda que por su propia insostenibilidad terminaría conduciendo a la insolvencia.

En este sentido, el sistema de pensiones español no puede tener peores perspectivas. Desde 2011, el coste de pagar a los pensionistas es estructuralmente superior a los ingresos que el sistema es capaz de recaudar. El agujero, de entre 16.000 y 20.000 millones de euros anuales, se agranda año a año, y no tiene perspectivas de dejar de crecer.

El problema de fondo es que la demografía española va a ser implacable durante las próximas décadas: mientras que el número de pensionistas se va a disparar, cada vez va a haber menos españoles en edad de trabajar. Si en 2019 ya estábamos en dos trabajadores por pensionista, inevitablemente esa ratio se va a ir estrechando hasta que, en 2050, cuando mi generación empiece a jubilarse, solo habrá en torno a un trabajador por pensionista. Cada trabajador, dicho de otro modo, va a tener que pagar con su salario la pensión de un pensionista.

¿Qué están haciendo nuestros gobernantes para afrontar este abismo al que se enfrenta el sistema de pensiones? En una palabra: nada. El Gobierno está siguiendo la estrategia del avestruz, ignorando por completo la insostenibilidad en la que está ya inmersa la Seguridad Social. Pedro Sánchez y sus ministros tienen la vista puesta, no en el auténtico problema al que se enfrentan los españoles, sino en las próximas elecciones.

Esta semana, el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, anunció a bombo y platillo que el Gobierno, los sindicatos y la patronal habían alcanzado un acuerdo para reformar el sistema de pensiones. Sin embargo, bien podría decirse que lo que se ha alcanzado es un acuerdo para hacer las pensiones aún más insostenibles.

Por un lado, han anunciado que van a revertir la reforma llevada a cabo por el Gobierno de Rajoy, volviendo a indexar las pensiones anualmente al IPC y derogando el factor de sostenibilidad, cuya finalidad era ir adaptando el cálculo de las pensiones a pagar a los ingresos reales que fuera capaz de recaudar el sistema. Esto supondrá un desequilibrio adicional que alcanzará un importe anual del 5% del PIB en 2050.

A cambio, la reforma del Gobierno contempla dar incentivos para retrasar la edad de jubilación efectiva, en el mejor de los casos, en dos años. De acuerdo a la AIReF, esto recortaría el agujero en un importe que no llegaría al 0,8% del PIB al año para 2050. Es decir, que el efecto combinado de la reforma del Gobierno parece destinada a agravar el problema.

El Gobierno admite que a esta reforma le hace falta una segunda parte que aborde la insostenibilidad financiera del sistema. Pero todo apunta a que la estrategia va a seguir siendo dar patadas hacia adelante, por si con suerte puede terminar siendo un Gobierno de signo contrario quien lleve a cabo las inevitables medidas impopulares.

La realidad es que, de no abordar este enorme desequilibrio, la Seguridad Social podría tener que sumar a la deuda pública ya existente, que cerró en 2020 en el 120% del PIB, un 100% adicional del PIB durante las próximas tres décadas. Es decir, una cifra completamente insostenible para una economía como la española, que quedaría abocada a la insolvencia.

En este sentido, el anuncio de que el Estado realizará transferencias anuales de hasta el 2% del PIB a la Seguridad Social con cargo a Presupuestos Generales del Estado, no cambia en absoluto la mala situación del sistema: con independencia del epígrafe al que se apunte, o se cierra el agujero entre lo que cobran los pensionistas y lo que pagan los trabajadores, o se seguirá generando la misma dinámica de endeudamiento. Lo que no salga de un bolsillo de los españoles, tendrá que salir del otro.

En definitiva, quien debería exigir que se lleve a cabo una reforma en profundidad que garantice la sostenibilidad del sistema de pensiones en ningún caso tendría que ser la Unión Europea, que es a quien se pretende engañar con esta tramposa contrarreforma.

Deberíamos ser los propios ciudadanos españoles quienes lo reclamemos. Nuestros gobernantes podrán optar por ignorar la realidad, pero somos nosotros quienes sufriremos las consecuencias.
 
El ministro de Seguridad Social también pretende que los porcentajes reductores pasen a aplicarse sobre el importe de pensión previo que haya sido calculado y no sobre la base reguladora.
 
Aprovechar el momento

Hasta el 30 de septiembre se mantendrán las actuales penalizaciones que hacen que los asalariados con mayores sueldos apenas noten una bajada de sus prestaciones en caso de que opten por jubilarse antes de cumplir su edad de retiro.

Esto es debido a que les afectan mínimamente los porcentajes de reducción que se aplican sobre la base reguladora, porque el importe resultante continúa siendo igual o superior a la pensión máxima. Lo que no ocurrirá tras la reforma de las pensiones.
 
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SORDO: "EL SISTEMA DE PENSIONES NO ES INSOSTENIBLE, ES UNA CUESTIÓN DE DÓNDE PONER LAS PRIORIDADES"

Risto Mejide (presentador del programa todo es mentira de la cuarta TEM) con Unai Sordo (Secretario General de CC.OO.)


 https://www.mitele.es/programas-tv/todo-es-mentira/2021/programa-621-40_1009036075015/player/

 @UnaiSordo

No hay ninguna propuesta sobre el factor de equidad intergeneracional encima de la mesa. Cualquier especulación sobre el respecto responderá a la idea de quien la hace. Y desde luego, estos mensajes presagian una negociación aún más compleja de la que se prevé.

minuto 45

Unai - Hemos puesto encima de la mesa un montón de medidas de futuros ingresos de la Seguridad Social precisamente para garantizar que esas jubilaciones más numerosas para los que se vayan a jubilar desde hoy al año 2048 cuenten con ingresos suficientes para tener un sistema público de pensiones suficientes y equiparable al que hoy en día estamos contribuyendo a financiar y ese es el acuerdo de ayer.

A partir de tres años y hasta el 2048 va a haber un 40% más de personas jubiladas, posiblemente van a vivir durante más años y además van a cobrar pensiones más altas porque las bases de cotización son más altas.

Es decir, va a haber un incremento en gasto en pensiones muy importante de aquí a mediados de siglo pero eso no quiere decir que el sistema sea insostenible.

Lo que quiere decir es que hay que ir previendo las futuras fuentes de financiación adicionales a las cotizaciones sociales para garantizar que hay pensiones suficientes en el futuro y esto no es una maldición bíblica que diga que haya que recortar las pensiones.

Es cuestión de decidir si en vez de cada 11 euros de cada cien de los que se producen en España que se dedica a pensiones, pasamos a pagar de aquí a 27 años aproximadamente 14 euros y medio de cada cien que se producen en España un 14 y pico por ciento de PIB y en opinión de CC.OO hay que apostar por ese incremento de gasto en pensiones porque es un elemento de protección social fundamental para nuestro país y porque tiene que garantizar los recursos de 14 millones de personas de aquí a 27 años.

Ese es el debate de fondo.

TEM - ¿De dónde van a salir esos 3 euros y medio extras?

Aproximadamente lo que hemos avanzado de momento supone la mitad, 2 puntos de PIB y hay otras medidas que desarrollar en futuras negociaciones.

Por ejemplo si se destopan las bases máximas de cotización a la seguridad social, y otras medidas que se pueden tomar, pero la cuestión de fondo.

Cuando se habla de la sostenibilidad del sistema de pensiones es que no está escrito en ningún sitio que las pensiones se tengan que financiar solo con las cotizaciones sociales.

El sistema contributivo quiere decir que las pensiones que una persona cobra tienen una relación directa con lo que cotiza a lo largo de x años de su vida laboral a través de las cotizaciones sociales. Recibes en proporción a lo que aportas pero no quiere decir que las pensiones solo se tengan que cotizar con las contribuciones a las cotizaciones sociales.

En este acuerdo hemos hecho que una parte de los gastos que hasta ahora corría a cuenta de la seguridad social se pasen a los presupuestos generales del estado.

TEM - Discúlpeme más impuestos...

Más impuestos o que el incremento de la productividad se puede dedicar a la atención a la dependencia o a hacer carreteras etc.

Es cuestión de elección de prioridades políticas y en mi opinión España tiene que dar un mensaje de certidumbre a las generaciones de los que estamos a punto de jubilarnos.

Son ya tres décadas de lluvia fina hablando de que el sistema de pensiones es insostenible.

TEM - Usted está hablando de un incremento del 30% del coste de las pensiones y un quince ya se van a repercutir con mayores impuestos.

Yo no he dicho que vamos a pagar más impuestos, yo he dicho que vamos a pasar de un 11 por ciento del PIB al 14 por ciento del PIB

España tiene un diferencial fiscal, o sea que se recauda menos que el resto de Europa,

TEM... eso es porque no se toma el esfuerzo fiscal

Si usted coge el PIB per cápita o sea el esfuerzo fiscal está incluso por encima de países como Alemania o el Norte de Europa.

El esfuerzo fiscal es de nuestra renta personal cuanto dedicamos a impuestos y estamos entre los cinco países con más esfuerzo fiscal del mundo

La recaudación con respecto al PIB es inferior, y es inferior porque hay menos contribuyentes, porque hay mucha economía sumergida y porque hay mucho paro y lo que ustedes están diciendo es que a los ciudadanos de Europa que más impuestos están pagando les van a subir los impuestos para pagar las pensiones y no se les ocurre es recortar el gasto que es lo que nunca quieren hacer.

Si estamos tan mal que no tenemos dinero para pagar las pensiones, cerremos las televisiones públicas, cerremos las universidades que no hacen falta, cerremos los ayuntamientos.

minuto 57 (hay que dejarlo)

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El ministro tenía que aprobar una reforma de las pensiones por razones coyunturales y estructurales.

La razón estructural es evidente: "la subida del nominal de las pensiones, el aumento del número de jubilados y el descenso de la población activa hace insostenibles el pago del las jubilaciones con el solo recurso a las cotizaciones de quienes trabajan".

Hoy por hoy, esas cotizaciones no son suficientes para desembolsar todos los meses las cantidades necesarias. De hecho, nos hemos comido el 'fondo de reserva de la Seguridad Social', que empezó en el año 2000 para poder pagar a los jubilados si habían recesión y paro. Fondo que llegó a tener más de 66.815 millones de euros en el año 2011 y ahora esta a cero.

Las cotizaciones tampoco serán suficientes en el futuro. Esa es la razón estructural para reformar el Pacto de Toledo que inició sus trabajos en 1995 y ha permanecido más o menos activo en función de las circunstancias político-electorales. Pero ahora está parado.

Las cotizaciones tampoco serán suficientes en el futuro. Esa es la razón estructural para reformar el Pacto de Toledo

La razón coyuntural para la actual reforma es: la exigencia de la UE para desembolsar las ayudas extraordinarias post Covid. Sin una reforma de las pensiones y una reforma laboral, Bruselas no estaba dispuesta a desembolsar los 140.000 millones de euros de la ayuda prevista  (NextGenerationEU). De manera que la vicepresidenta de Asuntos Económicos, la señora Nadia Calviño, había encargado al ministro Escrivá la redacción de un documento, acordado con sindicatos y patronal, que pudiera presentar ante los burócratas de Bruselas que ella bien conoce.

Aclarado por qué era necesario elaborar una papel-reforma del sistema de pensiones, la pregunta es: ¿el acuerdo soluciona ambos problemas?

En el problema coyuntural es posible que se haya conseguido algo. El papel lo aguanta todo y los burócratas de Bruselas se pueden conformar. En principio, puede sonarles bien endurecer las condiciones para jubilarse anticipadamente y establecer mecanismos de solidaridad inter-generacional, así como dificultar la jubilación forzosa. Con ello, se da la impresión de que se frena el aumento de las pensiones. Es alargar la edad laboral pero de manera coyuntural.

Si yo fuera un burócrata de Bruselas no me gustaría tanto que esa reforma proponga recuperar el aumento de las pensiones con el IPC; en particular en un periodo en que se espera que se recupere la inflación. Tampoco me sonaría bien eliminar el coeficiente de sostenibilidad en función de la esperanza de vida, que se propone sustituir por otro mecanismo "a diseñar".

Respecto al problema estructural, el de fondo, la solución es aumentar las cotizaciones y reducir el gasto. Algo que no depende sólo del Ministerio de la Seguridad Social. 

La mejor forma de aumentar los ingresos es crear puestos de trabajo. En ese sentido es suicida cambiar la Reforma Laboral de 2012, que ha demostrado ser capaz de aumentar los cotizantes con crecimientos inferiores al 2% del PIB. Pero eliminar esa reforma es un mantra de la parte radical del Gobierno y el presidente Sánchez no puede dejar de contentarlos. Ya veremos que dice Bruselas al respecto.

La otra parte de la ecuación, la reducción de los gastos por pensiones sólo se puede hacer de manera definitiva subiendo la edad de jubilación (¿69/70 años?) salvo para determinadas actividades. Pero eso ni lo han tocado en la llamada reforma de las pensiones.

No lo han tocado porque esta reforma no ha tenido por objetivo el resolver el problema de las pensiones, sino contentar a Bruselas. Algo que puede ser necesario para recibir los 140.000 millones de euros, pero que no ataca el problema de fondo.

En resumen, Escrivá ha hecho lo que le han pedido: un papel suficiente para ir a Bruselas. Esperemos que allí se lo crean. En caso contrario sería un desastre, porque este acuerdo no habría servido ni para la coyuntura, ni para el problema de fondo.

J. R. Pin es profesor del IESE.

*** 
EL TRAJE NUEVO DEL EMPERADOR
 
Había una vez un emperador al que le encantaban los trajes. Destinaba toda su fortuna a comprar y comprar trajes de todo tipo de telas y colores. Tanto que a veces llegaba a desatender a su reino, pero no lo podía evitar, le encantaba verse vestido con un traje nuevo y vistoso a todas horas. 
 
Un día llegaron al reino unos impostores que se hacían pasar por tejedores y se presentaron delante del emperador diciendo que eran capaces de tejer la tela más extraordinaria del mundo.

- ¿La tela más extraordinaria del mundo? ¿Y qué tiene esa tela de especial?

- Así es majestad. Es especial porque se vuelve invisible a ojos de los necios y de quienes no merecen su cargo.

- Interesante… ¡entonces hacedme un traje con esa tela, rápido! Os pagaré lo que me pidáis.

Así que los tejedores se pusieron manos a la obra.

Pasado un tiempo el emperador tenía curiosidad por saber cómo iba su traje pero tenía miedo de ir y no ser capaz de verlo, por lo que prefirió mandar a uno de sus ministros. Cuando el hombre llegó al telar se dio cuenta de que no había nada y que lo que los tejedores eran en realidad unos farsantes pero le dio tanto miedo decirlo y que todo el reino pensara que era estúpido o que no merecía su cargo, que permaneció callado y fingió ver la tela.

- ¡Qué tela más maravillosa! ¡Que colores! ¡Y qué bordados! Iré corriendo a contarle al emperador que su traje marcha estupendamente.

Los tejedores siguieron trabajando en el telar vacío y pidieron al emperador más oro para continuar. El emperador se lo dio sin reparos y al cabo de unos días mandó a otro de sus hombres a comprobar cómo iba el trabajo.

Cuando llegó le ocurrió como al primero, que no vio nada, pero pensó que si lo decía todo el mundo se reiría de él y el emperador lo destituiría de su cargo por no merecerlo así que elogió la tela.

- ¡Deslumbrante! ¡Un trabajo único!

Tras recibir las noticias de su segundo enviado el emperador no pudo esperar más y decidió ir con su séquito a comprobar el trabajo de los tejedores. Pero al llegar se dio cuenta de que no veía nada por ningún lado y antes de que alguien se diera cuenta de que no lo veía se apresuró a decir:

- ¡Magnífico! ¡Soberbio! ¡Digno de un emperador como yo!

Su séquito comenzó a aplaudir y comentar lo extraordinario de la tela. Tanto, que aconsejaron al emperador que estrenara un traje con aquella tela en el próximo desfile. El emperador estuvo de acuerdo y pasados unos días tuvo ante sí a los tejedores con el supuesto traje en sus manos.

Comenzaron a vestirlo y como si se tratara de un traje de verdad iban poniéndole cada una de las partes que lo componían.

- Aquí tiene las calzas, tenga cuidado con la casaca, permítame que le ayude con el manto…

El emperador se miraba ante el espejo y fingía contemplar cada una de las partes de su traje, pero en realidad, seguía sin ver nada.

Cuando estuvo vestido salió a la calle y comenzó el desfile y todo el mundo lo contemplaba aclamando la grandiosidad de su traje.

- ¡Qué traje tan magnífico!

- ¡Qué bordados tan exquisitos!

Hasta que en medio de los elogios se oyó a un niño que dijo:

- ¡Pero si está desnudo!

Y todo el pueblo comenzó a gritar lo mismo pero aunque el emperador estaba seguro de que tenían razón, continuó su desfile orgulloso.  
 
*** 
 
There once was an Emperor who loved nothing better than wearing fancy new clothes.  Three times a day he would change into a brand new royal outfit.  
 
Many Emperors spend their days talking to advisers and fixing problems of the land.  Not this one!  He was too busy sending out his servants to find the next great outfit to wear.

One day two strangers came to town.  They said they were weavers.  They said the cloth they wove was the finest anyone would ever see.  But in fact, they were not weavers – they were crooks.

These fake weavers said their cloth was more beautiful than any other cloth BUT it could not be seen by just anyone.  Only people who were smart and the most excellent could actually see the magic cloth.  People who were not smart and not excellent – well, they would see nothing at all.

Soon, word reached the Emperor about these two weavers and their fine cloth.  He thought, “I am the most smart and the most excellent Emperor!  Anyone can tell by how grand I always look! I do not need to worry about that silly magic.”

So the Emperor went to see the two weavers.  These clever crooks ran about their shop, pointing at empty corners and tables.  They said with pride, “Look at these piles of fine cloth!  Surely you have never seen colors as bright as these, patterns as beautiful!”  The Emperor could not understand – he did not see any cloth, anywhere!

The Emperor thought, “I cannot let anyone know that I cannot see this magic cloth!  Who knows what they may think of me!”  So instead he said, “Indeed!  This is the most beautiful cloth anyone has ever seen!”

The Emperor could see no cloth, anywhere!

As it turns out, the Emperor’s grand annual Parade was coming up soon.  This was a special day when everyone in the kingdom lined up to admire the Emperor and cheer him as he walked by.  This year the Emperor wanted an outfit more fine than ever before.  It must be made from the weaver’s wonderful cloth!

Yet there was very little time.  Could they weave the cloth in time for the Parade?  The two fake weavers frowned, as if they could not be sure.  Then they smiled and said yes, they could make him the finest royal outfit and cape ever.  But it would cost many extra gold coins for the work to be ready in time.

The Emperor paid it all.   The two crooks put the gold right into their chest.  But they did not buy yarn.  All they bought were a few candles to burn in the windows at night.  That way everyone would say, “Look!  Those new weavers are working all night long to get the Emperor’s new clothes ready in time for the Parade.”

The two crooks put the gold right in their chest.

On the morning of the Parade, the Emperor came to the weaver’s shop.  He felt sure that this time he would be able to see the magic cloth.  But still, the Emperor saw nothing!

When it was time for the Emperor to get undressed, the clever crooks said, “These clothes are so light and airy it will feel as if you have nothing on at all.”  And indeed, that is how it seemed to the Emperor!
Emperor's New Clothes

For when he looked in the mirror, he saw in the reflection that he was wearing nothing.  But he thought, really, he must be wearing a very grand outfit.  One worth all the extra money he had spent.

At the Parade, the Emperor walked tall and proud.  Each person who saw him go by thought, “I cannot believe what I am seeing! The Emperor is wearing no clothes!”  But each person said nothing.  They knew that only people who were smart and excellent could see the magic clothes.  So instead they cheered, “There goes the Emperor!  Doesn’t he look fine!”

All of a sudden, one little boy called out, “Look!  The Emperor has no clothes!”  Everyone gasped.  Then another child called out, “Look at him!  He has nothing on at all!”

Then someone laughed.  And someone else.  Then more and more people started to laugh.   Someone said aloud, “Would you look at that?  Our Emperor has no clothes!”  Soon, everyone was calling out and laughing.

“Oh dear!” thought the Emperor.  “Now everyone knows I could not see the cloth!  They will know I didn’t speak up because I was afraid of what people would think of me. What will they think of me now?”

But the Parade must go on.  And so the Emperor continued to walk.  And the servants behind him continued to hold high the train that wasn’t there. 
 

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