jueves, 24 de febrero de 2022

Rusia ataca Ucrania - La guerra es demasiado importante para dejársela a los políticos

 

Estalla la guerra entre Rusia y Ucrania: los bombardeos dejan decenas de muertos y el ejército ruso avanza hacia Kiev

Putin advierte de que cualquier interferencia tendrá consecuencias como nunca se han visto. Zelenski declara la ley marcial ante la ofensiva que llega por distintos puntos del país. Una decena de ciudades ucranias, bajo agresión militar con un balance hasta ahora de 40 muertos.

 

Vladímir Putin ha llegado a un punto de no retorno. Pocos minutos antes de las 6.00 de este jueves, hora de Moscú, una hora antes en Ucrania y las 4.00 en la España peninsular, el presidente ruso ha anunciado una “operación militar especial” en el Donbás. 

Solo unos minutos después del discurso del jefe del Kremlin, emitido en todos los canales estatales rusos, se registraron grandes explosiones en varios puntos del este de Ucrania, desde Sloviansk y Kramatorsk a Járkov, a 30 kilómetros de la frontera rusa; incluso en Kiev, la capital. Con bombardeos de artillería, equipo pesado y armas pequeñas, las tropas rusas lanzaron ataques en distintos puntos del país, con un balance estimado de 40 muertos hasta el momento.

El presidente ruso, Vladimir Putin, amenazaba este jueves con usar su arsenal nuclear si la OTAN osaba responder ante la invasión de Ucrania. 

Rusia es el país del mundo con más cabezas nucleares. Un total de  6.257 según los últimos datos publicados por el Instituto Internacional de Investigación por la Paz de Estocolmo (SIPRI) (Los datos son siempre aproximadas).

Le sigue Estados Unidos que cuenta con 5.600 cabezas nucleares. Ambos países, Estados Unidos y Rusia acaparan el 90% de las armas nucleares en todo el planeta.

Les siguen a mayor distancia China (350), Francia (290) e India (165). Corea del Norte cuenta con 45 cabezas nucleares declaradas.

En el mundo hay un total de 13.150 misiles nucleares. Suficiente para destruir varias veces la civilización humana de la faz de la Tierra.


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¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (Stanley Kubrick, 1964)

¿Y si un general hubiese decidido abrazar la locura del momento ordenando un ataque a la Unión Soviética? La maquinaria se pone en marcha, intentando comunicar el inminente desastre desde Estados Unidos sabiendo que, en Moscú, no están para bromas.

Kubrick no solía repetir intérpretes de una película a otra, tanto por decisión propia como por hartazgo de todo aquel que sufrió sus interminables rodajes pero, en el caso de Sellers, no solo volvió a contar con él sino que le regaló cuatro papeles diferentes de los que el actor solo aceptó tres. 

Una sátira perfecta en la que los momentos más hilarantes terminan siendo más semejantes a nuestra propia historia de lo que jamás nos atreveríamos a imaginar. El Dr. Strangelove está entre nosotros, y está dispuesto a levantarse. 

"La más demoledora sátira sobre la guerra fría y el peligro atómico de la historia del cine. El genio creador de Kubrick desborda en cada secuencia y alterna farsa y drama, crítica ácida y apabullante dominio técnico para relatar esta delirante odisea. 

La puesta en escena resulta un prodigio de imaginación visual, redondea una obra maestra absoluta, divertida y angustiosa a partes iguales"


Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb

La estrella de la película es Peter Sellers, que interpretó a tres personajes: al capitán de aviación de la Royal Air Force, Lionel Mandrake, al presidente de los Estados Unidos, Merkin Muffley, y al Dr. Strangelove, asesor (ex nazi) del presidente

Resumen

El general de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Jack D. Ripper (Sterling Hayden; nombre que se pronuncia Jack The Ripper, Jack el Destripador), planea dar comienzo a una guerra nuclear con la Unión Soviética con el objetivo de impedir lo que considera una conspiración comunista para fluorizar el agua, contaminando así los "preciosos fluidos corporales" de los estadounidenses. Da la orden, sin la autorización del presidente Merkin Muffley (Peter Sellers), a su escuadra nuclear de combate, de bombardear sus respectivos objetivos dentro de la Unión Soviética, con la esperanza de que el presidente ordene un ataque a gran escala al no encontrar otra opción.

El general Ripper desconoce, sin embargo, que los soviéticos cuentan con un "Dispositivo del Fin del Mundo", el cual se activaría automáticamente en caso de detectar un ataque nuclear sobre territorio de la Unión Soviética, destruyendo toda vida sobre la faz de la Tierra por contaminación radiactiva.

El Dr. Strangelove (Peter Sellers), excientífico nazi y asesor del presidente, explica al personal congregado en el salón de guerra del Pentágono cómo el dispositivo es una extensión natural de la estrategia de la Guerra Fría de la destrucción mutua asegurada, que opera como disuasor a un intercambio nuclear real. Es más, la máquina no puede desconectarse, pues esto disminuiría su valor como disuasor.

El plan de ataque enviado por el general Ripper estipula que los aviones de la escuadra no deberán obedecer a ninguna comunicación, a menos que ésta cuente con un código secreto prefijado, conocido únicamente por el general, evitando así que otra autoridad aborte el ataque.

Como resultado, el gobierno estadounidense coopera con los soviéticos para detectar y derribar sus propios aviones, a menos que pudieran contactar con ellos y regresaran. La base aérea dirigida por el general Ripper es atacada por tropas del Ejército de los Estados Unidos y éste ordena defenderse, disparando personalmente una ametralladora contra los atacantes. Finalmente la base es capturada y el general Ripper se suicida tras la rendición de sus fuerzas.

El plan de Ripper es frustrado por el capitán de la Real Fuerza Aérea británica (RAF) Lionel Mandrake (Peter Sellers), un funcionario militar que participa en un "programa de intercambio" con la Fuerza Aérea estadounidense, que deduce el código secreto de unos bocetos infantiles escritos por el general Ripper. El código secreto prefijado es enviado a los bombarderos y éstos inician la retirada.

Desgraciadamente, uno de los B-52 ("La Colonia del Leproso") no puede comunicarse por radio, al haberlo dañado un misil soviético en uno de los ataques para defender al país, y continúa su misión para dejar caer la bomba nuclear en su blanco asignado inicialmente.

En el momento del bombardeo, por una pérdida de combustible en el avión bombardero, cambian el objetivo del blanco y no pueden ser detectados por el sistema de defensa, la puerta del depósito de las bombas no funciona y queda bloqueada. Al intentar soltarla manualmente, el piloto del B-52, el mayor T.J. "King" Kong (Slim Pickens), logra repararla montado en una de ellas, llevando puesto su sombrero de ala grande. La puerta se abre y el mayor cae, montado sobre la bomba, iniciando así la destrucción global. Sujetado de la bomba con una mano y ondea su sombrero vaquero en el aire, a modo de homenaje a la técnica de rodeo de caballos.

El Dispositivo del Fin del Mundo se activa en forma automática y en los últimos momentos de la Humanidad, el Dr. Strangelove recomienda al presidente Muffley, que un grupo de humanos se oculte profundamente en varios pozos de minas en el país, de más de 1.000m de profundidad, donde la radiactividad nuclear no pueda alcanzarlos y para poder repoblar la Tierra en el futuro. El general Turgidson comienza a delirar, pensando en superar a los soviéticos en la ampliación de construcción de minas y refugios, planificando una futura guerra de más de 100 años, cuando la radiación se haya disipado, para capturar las minas del enemigo.

El Dr. Strangelove se levanta de su silla de ruedas anunciando que tiene un plan, y cuando cae en la cuenta de que puede caminar, grita "¡Mein Führer, puedo caminar!" sólo un segundo antes de que las bombas del juicio final empiecen a detonar en el mundo, terminando en el fin de la Humanidad. 

https://rakuten.tv/es/movies/telefono-rojo-volamos-hacia-moscu

Descarga (3.3GB - 1h 28 minutos)

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REPASO A LA HISTORIA

Qué fue el Holodomor, la gran hambruna ordenada por Stalin que provocó millones de muertos en Ucrania

Este año se cumplirán 90 años del inicio del genocidio de alrededor de siete millones de ucranianos, kazajos y norcaucásicos

Este año se cumplirá el 90 aniversario del conocido como Holomodor, la gran hambruna que entre 1932 y 1933 acabó con la vida de millones de ucranianos durante el régimen comunista de Stalin en la Unión Soviética.

Aunque hay posturas encontradas a la hora de buscar culpables de esta situación, la mayoría de historiadores coinciden en que la causa principal fue la colectivización forzosa de tierras que llevó a cabo el dictador soviético y que se saldó con unos siete millones de muertos por inanición (cifra muy similar a la del Holocausto nazi sobre los judíos), la mayoría de ellos en Ucrania y, en menor medida, en la zona del Cáucaso, Kazajistán o el sur de Rusia.

Ya durante la época de Lenin murieron más de cuatro millones de rusos, kazajos y tártaros por hambrunas provocadas, en su mayor parte, por las requisas masivas de grano ordenadas por los bolcheviques.

En la década de 1930, Stalin decidió implantar una nueva política para la URSS, a través de una radical trasformación de sus estructuras económicas y sociales, para lo cual decidió la colectivización estatal de la agricultura, la expropiación por el Estado soviético de las tierras, las cosechas, el ganado y la maquinaria. Así, el Estado pasaría a establecer los planes de explotación para regular la producción y obtener un modo de alimentar a las ciudades y al ejército casi gratuitamente, así como exportar los productos. 

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