El 6 de octubre de 1934
En cerca de cinco siglos, la región de Cataluña ha intentado varias veces declararse Estado. El último empeño ocurrió el 6 de octubre de 1934. Y sólo duró diez horas.
"La declaración del Estado de Cataluña en 1934 es vista por muchos como humillante, especialmente por la forma en que acabó".
"No fue una declaración de independencia. Fue la
intención de crear un Estado catalán dentro de la República española. No
tenía un espíritu secesionista".
Aquel
Estado catalán fue proclamado a las ocho de la tarde por el entonces
presidente de la Generalitat, Lluís Companys, y fue dada por finalizada
hacia las seis de la mañana del siguiente día, el 7 de octubre, con la
detención de los líderes del gobierno y el parlamento catalán.
El año 2010 una fecha clave en el camino al independentismo.
Cuando se habla de independencia en Cataluña, con frecuencia sale a relucir el Estatuto de autonomía que los catalanes aprobaron en referéndum y que en 2010 fue recortado por el Tribunal Constitucional tras un recurso del actual partido en el gobierno español, el Partido Popular.
Para algunos la situación actual hubiera sido "evitable" si Cataluña gozase de una mayor autonomía
y si el gobierno español hubiera aceptado la petición de pacto fiscal, un acuerdo económico similar al que tiene el País Vasco y que implicaría que Cataluña recoja todos los impuestos y luego negocie un cupo con el Estado, al contrario de lo que ocurre ahora.
Pero esto no sucedió así a pesar que en 1980 el gobierno central ofreció a Cataluña un concierto económico similar al vasco para que todos los impuestos los recaudara Cataluña y liquidara después un cupo al Estado, pero Jordi Pujol lo rechazó por no parecerle conveniente que su recién estrenado Govern de la Generalitat debutase con la impopular tarea de recaudar impuestos, con el riesgo añadido de poder percibir menores ingresos que conllevaba gestionar la recaudación, y pensando que le iría mucho mejor manteniendo un pulso permanente con el Estado para obtener financiación privilegiada a cambio de facilitarle apoyos políticos para gobernar.
El 6 de septiembre de 2017
El 6 de septiembre de 2017, el presidente de la Generalitat,
Carles Puigdemont, convocó oficialmente la votación popular en la que pretende preguntar a sus ciudadanos: "¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?".
El 7 de septiembre, el Tribunal Constitucional, por unanimidad y con carácter de urgencia, prohibió la consulta al considerar que viola la Carta Magna.
El artículo 1 de la propia Constitución (aprobada en 1978) establece que la "soberanía nacional reside en el pueblo español", por lo que una parte de él no puede decidir por todos.
Además, en el segundo artículo señala que la propia Constitución "se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles".
El texto regula además que los referéndum solo los puede convocar el Rey a propuesta del gobierno y con autorización del legislativo, y no recoge el derecho de secesión.
El 1 de octubre de 2017
El referéndum de independencia de Cataluña de 2017 —del 1 de octubre— fue un referéndum de autodeterminación convocado por el Gobierno de Cataluña, previamente suspendido por el Tribunal Constitucional pero que se acabó celebrando celebrado de manera ilegal en la comunidad autónoma española de Cataluña.
La pregunta del referéndum, que los votantes debían responder con un «Sí» o «No», fue «¿Quiere que Cataluña sea un estado independiente en forma de república?». El consejero de la Presidencia y portavoz del Gobierno de la Generalidad de Cataluña Jordi Turull, informó el día de las votaciones que el apoyo a la independencia superó el 90 % y que 400 colegios electorales fueron cerrados, precintados o intervenidos en la celebración.
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Guia de la manifestació de la Diada de l’Onze de Setembre del 2018: ‘Fem la República catalana’
La Diada d’enguany, sota el lema ‘Fem la República Catalana’, serà una onada gegant que unirà la plaça de les Glòries de Barcelona amb el palau Reial. L’organització demana als manifestants que siguin al seu tram a les quatre de l’horabaixa. A les 17.14 es demanarà silenci a tothom i un coet marcarà el tret de sortida de la ‘gran onada’, que començarà al tram 37, a la cantonada del carrer de Castillejos amb l’avinguda Diagonal. Els voluntaris de l’entitat, amb unes banderoles de color de corall, marcaran el ritme de l’onada. Una volta hagi passat, l’ANC demana als manifestants que cridin i protestin per a reclamar el mandat del primer d’octubre.
L’entitat explica la mobilització en aquest vídeo:
enlaces consultados
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Se supone que la opresión de Cataluña por parte de España comenzó el
11 de septiembre de 1714, con la capitulación de Barcelona ante las tropas borbónicas de
Felipe V en la guerra de Sucesión por el trono de España, que enfrentó a éste con el archiduque
Carlos de Austria; fecha que conmemora
la Diada, la fiesta nacional catalana.
Porque la “liberación” de Cataluña se había producido mucho antes,
en 1640, cuando el rey Felipe IV y su valido el conde duque de Olivares exigieron a cada territorio peninsular que aportara al ejército de la Corona una cantidad de soldados proporcional a su población, petición que
la nobleza de Cataluña rechazó de plano, tomando la decisión de separar al Principado de Cataluña de España para unirlo a Francia y proclamando a su rey Luis XIII, Conde de Barcelona.
Por desgracia sus nuevos señores se comportaron como un auténtico ejército de rapiña y ocupación, lo que provocó que el descontento de la población catalana aumentara. Resulta revelador ver que los mismos fondos que Cataluña negó a España, no tuvo luego reparo alguno en entregárselos a los franceses para financiarles un ejército de 3.000 hombres que fueron utilizados por las tropas galas para conquistar el Rosellón, que ya nunca volvería a ser catalán, ni por tanto español, al igual que parte de la Cerdaña, cedida a Francia por el Tratado de los Pirineos que puso broche final a la guerra.
Cuando,
en 1652, el rey Felipe IV entró en Barcelona, tras 12 años de guerra con Francia, fue recibido por las masas empobrecidas catalanas, hartas de sus señores, al grito de “Vivan la santa fe católica y el rey de España… y muera el mal gobierno”.
Resulta curioso que los mismos nobles catalanes que corrieron a pedir ayuda y ofrecer vasallaje al rey Borbón francés Luis XIII en 1640, rechazaran apoyar en 1701 al rey Borbón español Felipe V durante la guerra de Sucesión.
En realidad,
Felipe V había tomado posesión legalmente de su cargo antes de que estallara el conflicto, y
había sido aceptado por todos los españoles incluidos los catalanes. De hecho, ante las Cortes Catalanas, reunidas en 1701 por vez primera desde 1599, ¡hacía más de un siglo!, Felipe V había jurado los fueros supervivientes de la Edad Media, otorgando un puerto franco a Barcelona, licencia para dos barcos anuales a América y otras liberalidades comerciales.
Por si fuera poco,
en 1718 prohibió la importación de algodón y tejidos. Política de privilegios comerciales y medidas proteccionistas de la competencia extranjera que otorgó una ventaja competitiva decisiva a Cataluña, fomentando la creación de un monopolio industrial en esa región.
(1700)
Al morir Carlos II de España sin sucesión en 1700,
Carlos de Austria se proclamó a sí mismo Rey de España al ser ambos miembros de la casa de Habsburgo.
Esto originó la Guerra de Sucesión Española durante la cual se enfrentó al aspirante francés Felipe (futuro Felipe V) , duque de Anjou, nieto de Luis XIV de Francia. Esta guerra se prolongaría por 15 años.
(1700- 1746)
Felipe V de España, llamado «el Animoso» fue rey de España desde el 16 de noviembre de 1700 hasta su muerte en 1746, con una breve interrupción (comprendida entre el 16 de enero y el 5 de septiembre de 1724) por causa de la abdicación en su hijo Luis I.
En 1714 Barcelona era un pueblo de 37.000 habitantes, mientras que
Madrid tenía 120.000, y Cádiz, Sevilla, Bilbao…, eran ciudades que
duplicaban en habitantes y riqueza a Barcelona.
El
comercio de Indias estaba monopolizado por los puertos del antiguo Reino
de Castilla, siendo Cataluña una de las regiones más pobres de España,
hasta que el rey Borbón Felipe V cambió el destino de dichas mercaderías al
puerto de Barcelona.
Ello unido a la supresión de las aduanas
interiores entre Castilla y Aragón (aunque Barcelona conservó sus
“derechos de puertas”), permitió el libre acceso al mercado castellano
de la producción catalana, y que Cataluña experimentara un crecimiento
económico espectacular, doblando su población entre 1718 y 1800, pasando
de tener 407.000 habitantes a 900.000, pese a haber perdido sus fueros
medievales tras la guerra de Secesión. Para hacerse una idea de lo que
esa cifra significa, baste señalar que en 1787 Galicia tenía más
población que Cataluña: 1,3 millones de gallegos frente a tan sólo
802.000 catalanes.
Sevilla y Cádiz eran los únicos puertos
autorizados a comerciar con América, pero
en 1755 se creó la Real
Compañía de Barcelona a Indias para el tráfico de mercancías con Santo
Domingo, Puerto Rico y La Margarita, posesiones españolas en las que la
empresa estaba exenta de pagar impuestos, monopolizando el comercio con
ellas.
Poco después, Carlos III amplió esos beneficios, autorizando el
libre comercio entre todos los puertos españoles y sus colonias (excepto
México), y para favorecer aún más los intereses catalanes, prohibió en
1771 la importación de vestidos de algodón extranjeros.
A ese
mismo año se remontan los orígenes de Fomento del Trabajo Nacional, la
patronal del textil más antigua de Europa, que se fundó bajó el nombre
de Real Compañía de Hilados y Tejidos de Algodón.
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(1788-1808)
Carlos IV de España, llamado «el Cazador» fue rey de España desde el 14 de diciembre de 1788 hasta el 19 de marzo de 1808.
(1808) y (1814-1833)
Fernando VII de España, llamado «el Deseado» o «el Rey Felón» fue rey de España entre marzo y mayo de 1808 y, tras la expulsión del «rey intruso» José I Bonaparte y su vuelta al país, nuevamente desde mayo de 1814 hasta su muerte en 1833, exceptuando el breve intervalo en 1823 en que fue destituido por el Consejo de Regencia.
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Hacia 1830 se produce el despegue definitivo del textil catalán, favorecido por las medidas proteccionistas, al que se añadirán nuevas fuentes de desarrollo como el comercio de azúcar y el tráfico de esclavos hacia Cuba y Puerto Rico. En particular, los ingentes beneficios de la trata sirvieron para financiar la incipiente industria textil catalana.
En 1833,
gracias a un préstamo estatal de 65.000 duros, se inauguró en Barcelona
la fábrica Bonaplata, la primera de España en utilizar máquinas de
vapor.
Si en 1847 había 97.000 trabajadores en la industria del algodón, en 1860, habían aumentado a 125.000. Cataluña convirtió a España en la cuarta potencia del mundo en fabricación de algodón, solo superada por Inglaterra, Francia y Estados Unidos.
El arancel proteccionista implantado por los gobiernos de España debido a la presión catalana, transformó España en un mercado cautivo de su textil, y supuso el principio del despegue de la industria catalana al otorgarle una ventaja decisiva frente al resto de regiones peninsulares.
Sin embargo, la oligarquía agrícola andaluza y castellana tenía intereses diferentes a los de la élite industrial catalana y vasca. Los productores agrícolas se beneficiarían del libre comercio que les ayudaría a exportar sus productos alimenticios, altamente competitivos, a Inglaterra y otros países industrializados, mientras que, por el contrario, las nacientes industrias vascas y catalanas necesitaban protección para sobrevivir.
En 1845, durante el reinado de Isabel II, se propuso abandonar el rígido sistema proteccionista, pero los fabricantes catalanes pusieron el grito en el cielo, consiguiendo a todo lo largo de los siglos XIX y XX que el Estado impusiera fuertes aranceles a las importaciones y restricciones a la competencia del exterior.
Durante el gobierno del general catalán Prim, el también ministro catalán Figuerola, abolió la prohibición de importar algunos artículos y estableció unos derechos de aduana que se irían rebajando gradualmente hasta quedarse en el 15%, a partir de 1876. Los fabricantes catalanes volvieron a protestar airadamente señalando que sus industrias marcharían a la quiebra.
Estaban acostumbrados a disfrutar de protección estatal y habían luchado con éxito contra la introducción de aranceles más bajos desde la década de 1840, pero tras la introducción del arancel Figuerola, un número creciente de ellos comenzó a plantearse la conveniencia de disponer de autonomía propia. Prim propuso la independencia de Cuba si así lo decidía el pueblo cubano en referéndum y una amnistía para los patriotas cubanos, pero encontró fuerte oposición y nunca se llevó a cabo porque en 1870 murió asesinado.
A lo largo de todo el siglo XIX y el primer tercio del XX, se protegió a la incipiente y poco competitiva industria textil catalana aplicando unos aranceles aduaneros exorbitantes a los paños ingleses y flamencos.
Así, una vara de paño flamenco pasó de costar 2 pesetas a costar 6 pesetas, haciendo que los paños catalanes que costaban 5 pesetas se pudieran vender al resto de España, lo que provocó que la lana y el trigo castellanos que se exportaban a Holanda e Inglaterra se les aplicasen los mismos aranceles, con lo que dejaron de exportarse., pasando una fanega de trigo castellano de costar 10 pesetas a costar tan solo 5 pesetas. Los catalanes compraban el trigo y la lana más baratos y a cambio los castellanos compraban los paños más caros. El resultado fue el enriquecimiento de Cataluña a costa del empobrecimiento de Castilla.
La proclamación de la Primera República española en febrero de 1873 fortaleció las aspiraciones de los industriales catalanes, y al primer jefe de gobierno republicano, Estanislao Figueras y Moragas, federalista catalán, le costó impedir que sus paisanos declararan a Cataluña estado independiente.
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FELIPE V |
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Duque de
Anjou, fue elegido por Carlos II como heredero al trono español, al ser
hijo de su sobrino Luis, hijo a su vez del Rey Luis XIV de Francia, el
“Rey Sol”. El temor de las potencias europeas a la hegemonía francesa en
el continente llevó a la dinastía de los Austrias a proponer a su
propio candidato, el Archiduque Carlos, lo que condujo a la Guerra de
Sucesión española (1702-1713). La elección de Carlos para regir el
Imperio Austrohúngaro determinó el tratado de Utrecht que puso fin a la
contienda y deparó la introducción de los Borbones en la historia de
España.
Felipe V casó en primeras nupcias con María Luisa Gabriela de Saboya, una niña de 13 años que murió tuberculosa tras haber dado a luz a dos futuros reyes: Luis I y Fernando VI. Su segunda mujer, Isabel Farnesio,
pertenecía a la nobleza italiana e influyó de manera decisiva en la
política española de su tiempo, debido al avance de la enfermedad mental
que padecía su marido. Además, logró coronar a sus hijos Carlosy Felipe
como reyes de Las Dos Sicilias y de Parma, respectivamente, antes de
que su primogénito se convirtiese en Carlos III de España. |
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LUIS I |
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Primogénito de Felipe
V, su reinado sólo duró medio año (de enero a agosto de 1724) al
fallecer prematuramente a causa de la viruela, por lo que Felipe V
volvió al trono español renunciando a sus posibilidades de hacerse con
la Corona francesa.
En 1722 se había casado con Luisa Isabel de Orleáns, que enviudaba con tan sólo 15 años. |
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FERNANDO VI |
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Hermano de Luis y
segundo en la sucesión al trono, hubo de enfrentarse a las reformas en
profundidad que demandaba una nación económicamente en decadencia, con
un enorme Imperio ultramarino y acosada por las potencias rivales
europeas, por lo que buscó seguir una política de equilibrio
continental.
Casado con Bárbara de Braganza,
primogénita de Juan V de Portugal, su matrimonio resultó estéril al
igual que el de su hermano Luis I, por lo que de nuevo la sucesión
quedaba vacante. |
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CARLOS III |
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Gracias al quehacer
de su madre, Isabel de Farnesio, el primogénito del segundo matrimonio
de Felipe V heredó el Reino de las Dos Sicilias, de donde hubo de venir a
España como rey Carlos III para suceder a su hermano Fernando VI. Su
reinado se distinguió por las reformas ilustradas que intentó llevar a
cabo, en sintonía con los nuevos aires de la política europea
setecentista, y por sus realizaciones urbanísticas en la capital del
Reino por las que recibió el sobrenombre de “el mejor alcalde de
Madrid”.
Casado con María Amalia de Sajonia, en parte a instancias de Isabel Farnesio, su matrimonio tuvo como fruto al futuro Carlos IV. La Reina consorte falleció al poco de que su marido fuera coronado Rey de España y éste no volvió a contraer matrimonio. |
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CARLOS IV |
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Debido a su carácter
abúlico, Carlos IV designó a Manuel Godoy como su valido para gobernar
el Reino de España. La traición de aquél con Napoleón Bonaparte y su
mala gestión diplomática de la crisis revolucionaria francesa al
declarar la guerra al país vecino, tras el ajusticiamiento de su
familiar Luis XVI en la guillotina, precipitó la invasión napoleónica de
España.
Carlos IV se casó con su prima italiana María Luisa de Parma, de cuya unión nació el que sería Rey de España como Fernando VII. |
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FERNANDO VII |
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Intrigante contra su
padre Carlos IV, una vez que éste abdicó en su persona él mismo se vio
obligado a hacerlo en la persona de Napoleón, que lograba así legitimar
la asunción del trono por su hermano José I. Acabada la Guerra de la
Independencia contra Francia, asumió el trono y sepultó las libertades
consignadas en la Constitución de 1812. En 1820 sufrió el golpe de
Estado de Riego, y fue incluso arrestado por los liberales. A su muerte,
la confusión hereditaria que introdujo en su sucesión por la falta de
un vástago varón propició la entrada en liza por el trono de su hermano,
Carlos María Isidro de Borbón, lo que condujo a la primera Guerra
Carlista.
Fernando VII tuvo cuatro mujeres, pero sólo tuvo descendencia con la última de ellas. Casó con María Antonia de Nápoles,
que murió dos años antes de la proclamación como rey de su marido. Tres
años después de acabar la Guerra de la Independencia, casó con María Isabel de Braganza, hija de Juan VI de Portugal, que fallecería durante el parto. Su tercera esposa fue María Josefa de Sajonia, que también moriría joven sin dar un sucesor al Rey. Finalmente, su boda con María Cristina de Borbón,
princesa italiana 20 años más joven que él, alumbró el nacimiento de
dos niñas y propició la abolición de la Ley Sálica en España, que
impedía a las mujeres heredar el trono. La elección como sucesora de Isabel II fue rechazada por los carlistas y conllevó el enfrentamiento armado. |
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ISABEL II |
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El apoyo de amplios
sectores del Ejército favoreció la causa isabelina frente a la carlista,
aunque la joven Isabel no ocuparía el trono hasta 1843, después de la
regencia de su madre María Cristina de Borbón. Su reinado se distinguió
por las continuas perturbaciones causadas en la política nacional por la
preponderancia de los “espadones”, jefes militares que se disputaron de
continuo el Gobierno de la nación hasta que “La Gloriosa” revolución de
1868 llevó a la Reina al exilio.
Isabel II fue casada por motivos de Estado con su primo, el infante don Francisco de Borbón,
pero su borrascosa vida sentimental dio pie a que se la relacionara con
militares como Serrano, O’Donnell o Narváez, y con las convulsiones
políticas de las que éstos fueron protagonistas durante cerca de dos
décadas. En el exilió abdicó en la figura de su hijo, futuro Alfonso XII. |
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ALFONSO XII |
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Su reinado puso fin a
las guerras civiles carlistas al pactarse los nuevos foros para las
provincias vascongadas, a la vez que se lograba la pacificación de la
provincia de Cuba con la paz de Zanjón (1878). El sistema político del
“turnismo” dio estabilidad al Gobierno de la nación y constituye el
rasgo más destacado del dilatado periodo histórico conocido como “La
Restauración”, que ni siquiera la prematura muerte del monarca en 1885
pudo alterar.
Alfonso XII casó en primeras nupcias con María de las Mercedes de Orleáns de Borbón,
única española que ocupó el trono como Reina consorte, pero la joven
murió de tifus con tan sólo 18 años y sin dar descendientes a su marido.
En 1879, el monarca volvió a contraer matrimonio, en esta ocasión con María Cristina de Habsburgo Lorena,
archiduquesa de Austria, que tras la muerte de Alfonso XII asumiría la
regencia del trono hasta 1902, cuando el hijo de ambos alcanzaba la
mayoría de edad y se convertía en el Rey Alfonso XIII. |
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ALFONSO XIII |
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La prematura muerte
de Alfonso XII deparó la regencia de la Reina María Cristina de
Habsburgo Lorena hasta alcanzada la mayoría de edad de su hijo, Alfonso
XIII, que hubo de enfrentar las rebeliones rifeñas en el Norte de
África, así como las tensiones internas producidas por los terroristas
anarquistas en Barcelona. Su decisión de llamar al general Primo de
Rivera al Gobierno para solucionar la situación lo vinculó
inexorablemente al destino del dictador militar, que al abandonar el
cargo dejaba vista para sentencia a la propia Monarquía. En las
elecciones municipales de abril de 1931, las candidaturas monárquicas se
vieron superadas en las principales ciudades del país, pese a contar
con una relativa mayoría en el cómputo total, y el Rey decidió exiliarse
a París, fijando posteriormente su residencia en Roma. En 1941 abdicó a
favor de su hijo Juan.
Alfonso XIII contrajo matrimonio con Victoria Eugenia de Battenberg,
sobrina del Rey Eduardo VII de Inglaterra, quien padecía la enfermedad
sanguínea de la hemofilia. El hijo de ambos, Don Juan, no logró alcanzar
el trono de España a causa de la Guerra Civil y de la posterior
dictadura militar impuesta por el general Francisco Franco, quien además
procuró situar en la jefatura del Estado, a título de sucesor, al hijo
de aquél, Don Juan Carlos de Borbón. |
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(./.)
Francisco Puigdemont Padrosa, abuelo del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, estuvo trabajando en una prisión de Burgos durante la guerra civil y familiares suyos se pasaron al bando franquista voluntariamente.
La represión en Madrid fue mucho mayor que en Barcelona. En general, Franco no mató catalanistas, porque o bien eran ricos y le habían apoyado, o bien se habían escapado a Francia. Al igual que en el País Vasco, la burguesía catalanista que se había significado con la República recibió, como mucho, multas a su regreso. Con quien Franco sí se cebó fue con los anarquistas catalanes, a los que las juventudes de ERC habían perseguido e insultado por ser “murcianos”.
La dictadura franquista decretó en 1943 que solo Barcelona y Valencia podrían realizar ferias de muestras internacionales. Monopolio que se extendería 36 años, hasta que fue abolido en 1979, y Madrid pudo por fin crear su feria IFEMA.
Ningún territorio español se benefició más, económicamente, con la política autárquica del régimen franquista, que Cataluña, gracias a que las huelgas se hallaban prohibidas por el régimen, ostentaba el monopolio absoluto del mercado interior, y se beneficiaba de la ausencia de competencia exterior y de unas leyes hechas a su medida.
Solo la provincia de Barcelona recibió el 25% del total de inversiones del INI (Instituto Nacional de Industria franquista) para la reindustrialización de una España que había quedado arrasada por la guerra civil.
Durante la dictadura, entre 1955 y 1975, el PIB de Cataluña creció de 22.617 millones de euros a 78.1818 millones, incrementando su peso en la economía española del 17,7% al 19,1%. Y, mientras que el empleo en Cataluña se elevaba un 87,9% a lo largo de este período, el resto de España experimentaba una moderada subida del 53,6%. Razón por la que castellanos, gallegos, extremeños y andaluces, tuvieron que emigrar a Alemania, Suiza, Francia en Europa, y a Cataluña y País Vasco dentro de España.
Fortunas catalanas levantadas al amparo de la dictadura fueron, entre otras, las de los Carceller (Damm), Suqué-Mateu (Grupo Peralada), Lara (Planeta), Samaranch, etc.
En 1950 la fábrica de Seat, la primera de coches en España, se instaló en Barcelona, lo que impulsó el desarrollo tecnológico de Cataluña, a la que siguió años más tarde el complejo petroquímico de Tarragona.
Con la llegada de la Transición, el nacionalismo franquista se reconvirtió al catalanismo y centenares de alcaldes franquistas y de procuradores en Cortes se pasaron de la noche a la mañana a CiU y ERC. Poque el nacionalismo es nacionalismo en todas partes y a todas horas, y lo único que varía es su adscripción o bandera de conveniencia en cada momento. El totalitarismo soterrado de buena parte del nacional-catalanismo actual se explica precisamente por su continuidad con el fascismo franquista.
En 1980 el gobierno central ofreció a Cataluña un concierto económico similar al vasco para que todos los impuestos los recaudara Cataluña y liquidara después un cupo al Estado, pero Jordi Pujol lo rechazó por no parecerle conveniente que su recién estrenado Govern de la Generalitat debutase con la impopular tarea de recaudar impuestos, con el riesgo añadido de poder percibir menores ingresos que conllevaba gestionar la recaudación, y pensando que le iría mucho mejor manteniendo un pulso permanente con el Estado para obtener financiación privilegiada a cambio de facilitarle apoyos políticos para gobernar.
Régimen fiscal que Cataluña, arrepentida, reclama tres décadas después y que está sobre el tapete.
Los Juegos Olímpicos del 92 en Barcelona costaron más de un billón de pesetas de la época, de las cuales las arcas del estado y sus empresas sufragaron al menos 378.400 millones, siendo el gasto en organización la sexta parte del destinado a obras de infraestructura.
En los años noventa se completó la entrega a empresas catalanas del sector de la energía que constituía un opíparo negocio al estar inscrito en un marco regulado de precios. En 1994, el Gobierno de Felipe González vendió Enagás, monopolio de la red de transporte de gas en España, sin licitación alguna a la gasera catalana Gas Natural, por un precio inferior en un 58% a su valor en libros, y Repsol, nuestra única petrolera, quedó igualmente en manos catalanas.
Catalanas fueron las primeras autopistas que se construyeron en España, en tanto que Galicia tuvo que esperar a completar su conexión con la meseta hasta 2001, y Asturias hasta 2014.
Cataluña ha resultado siempre favorecida en las inversiones del Ministerio de Fomento. Todas las capitales catalanas están conectadas por AVE, algo que solo ocurre con la mitad de las capitales españolas.
Tras el fin de los aranceles y los monopolios, España logró crear, contra todo pronóstico, la mayor multinacional textil del planeta, Inditex. Resulta harto revelador que la compañía naciera en La Coruña, en el confín atlántico, y no en la comunidad que durante más de un sigo disfrutó del monopolio del algodón y el textil.
Según la serie histórica de desarrollo regional elaborada por Julio Alcaide para el BBVA, en 1930 la primera comunidad en PIB por habitante era el País Vasco y la segunda, Cataluña, mientras que Galicia se perdía en el puesto quince. Pues bien, en el año 2000 Baleares era la primera; Madrid, la segunda; Navarra, la tercera, Cataluña había descendido al cuarto lugar y el País Vasco, al sexto.
La historia de Cataluña que no cuentan los independentistas