miércoles, 14 de septiembre de 2016

El "pitufeo" de Rita Barberá

Se da luz verde a una investigación sobre las donaciones de miles de euros por parte de concejales y asesores del partido popular de Valencia, que presuntamente se los reintegraba el partido en billetes de 500.

De ahí el nombre de “Pitufeo” por el color azul de los personajes de la conocida serie de dibujos animados, similar al de los billetes.

El caso Taula desembarca en el Alto Tribunal tras la remisión de la exposición razonada del juez de instrucción en Valencia que ha procesado a los integrantes del anterior grupo municipal en el ayuntamiento de la capital levantina.

La pieza de Valencia sobre el presunto blanqueo de capitales mantiene 47 personas imputadas, junto al propio PP como persona jurídica.

El Supremo ha decidido investigar a la que ha sido durante más de 25 años el eje de la política de los populares en la Comunidad Valenciana.

Rita Barberá como gato panza arriba se aferra al escaño y el PP la obliga a darse de baja del partido.
Comunicado de Rita Barberá

El magistrado Cándido Conde Pumpido ha sido nombrado instructor de la investigación.

Deberá verificar si existe, según el juez de Valencia, una relación directa y jerárquica entre el grupo municipal y la que fuera su responsable durante mucho tiempo: María Rita Barberá Nolla.


Las implicaciones penales del blanqueo de capitales son castigadas con penas de prisión que van de 6 meses a 6 años y multas del tanto al triple del valor de los bienes.

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¿Estamos ante un una nueva «Corte de los milagros» o «Retablo de las maravillas»?

«La Corte de los Milagros» aparece en la novela Nuestra Señora de París del escritor francés Victor Hugo y recibió este nombre porque sus habitantes, por el día, pedían limosna fingiéndose ciegos o discapacitados, pero de noche, recuperaban milagrosamente la salud.

En el «Retablo de las maravillas», uno de los ocho entremeses de Miguel de Cervantes y Saavedra, son los cómicos los que anuncian la entrada en escena de una serie de personajes imaginarios que recrean con palabras, gestos y pantomimas como Sansón destruye con su energía las columnas del Templo, la aparición de toros, leones, fuerzas del mal ...

Estos hechos no pueden ser vistos por hijos bastardos o por gente de sangre no pura, es decir, por aquél que no fuese cristiano viejo y tuviese ascendencia mora o judía (tan de acuerdo con los estatutos de limpieza de sangre de la época).

Y el espectador, consciente de que están timando a los asistentes, incluyendo a las autoridades, se divierte por la crítica de costumbres que supone esta trama.

Pero acaba el entremés con la llegada de un militar que exige al poder político municipal alojamiento para sus exhaustos soldados.

Éste al no conocer "el supuesto poder del retablo" no le importa decir que no ve nada. Ante esto los timados comienzan a mofarse de él y, afrentado, se enfada, con el desenlace del entremés a palos.

Lo más sorprendente de todo es que el partido popular de Rajoy trate la corrupción política como de personajes imaginarios (lo cual nos lleva a la conclusión de que no se tiene intención alguna de emprender políticas “regeneracionistas” de clase alguna).


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