miércoles, 25 de marzo de 2020

Agradecimiento a los trabajadores de la cadena agroalimentaria



Por supuesto no se nos puede olvidar nunca el personal sanitario que con escasos medios dan lo mejor de sí mismos para cuidar nuestra salud.

Pero quiero significar ese trabajo poco valorado de los trabajadores de la cadena agroalimentaria en todas sus facetas, que siempre ha sido  menospreciado al ser España un país sin un gran desarrollo tecnológico.

La producción
En esta fase el agricultor y ganadero genera la materia prima que alimenta el resto de la cadena.

En la transformación
En los productos hortofrutícolas, esta fase incluye su recepción, tratamiento, cuidado, envasado y etiquetado.

En la distribución y comercialización
Gracias a los supermercados y las pequeñas tiendas que facilitan a los consumidores hacer sus compras.

Un aplauso para los trabajadores, tanto a los que están de cara al público, como a los repositores y proveedores que aún con riesgo de contagio no faltan al trabajo para podernos surtir de productos en sus establecimientos. 

Nota:
Soy consciente de que no menciono a muchos otros de gran relevancia como puede ser profesionales de la radio y de la imagen, personal de farmacia, fuerzas del estado, servidores públicos y entre ellos incluyo los políticos que ya tienen lo suyo, y tantos otros que harían la lista interminable pero eso no significa que no los tenga presentes.


***
La historia de Don Rafael que huyó de la residencia para que no le llegara su hora
 

Rafael García, de 89 años, don Rafael para todo el mundo, ocupaba un apartamento de dos habitaciones y un baño en la residencia de Loreto.

Hace seis meses que murió su esposa en Córdoba. Cuando se quedó solo, eligió vivir en compañía de otra gente de su edad.

Sus hijos le insistieron para que se fuera a casa de alguno de ellos, pero él se negó, No quería molestar. Jurista, criminólogo, fue durante 43 años funcionario del cuerpo técnico del Ministerio del Interior, y valoraba su independencia.

Por la plaza en la residencia pagaba 3.400 euros al mes.

“La tuve que dejar al averiguar de forma indirecta y bajo secreto de un empleado que mi salud, y hasta mi vida, estaban en peligro”, cuenta por teléfono desde casa de su hija, donde vive ahora.

Don Rafael no quiso arriesgarse a correr la suerte de sus vecinos. “Aunque cerca de los 90 años, con piernas ya lentas y patologías graves, pero con mi cabeza en perfecto estado, no deseo enfrentarme a los momentos finales de la vida, si es que me tocara ya, de la forma en la que muchos, por abandono o negligencia, y en la soledad más absoluta, lo están sufriendo”, escribe desde el ordenador de su hija.

Entonces, llamó por teléfono a su hija. Debía marcharse de allí lo antes posible.

Antes de marcharse se despidió de la recepcionista, “una chica muy amable”. También se cruzó con la directora del centro, de la que se despidió con elegancia:

—Dios los guarde a todos.

Salió por la puerta. Todavía no le había llegado la hora.

enlace 

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Casos de coronavirus en España por comunidades 
Datos de Sanidad, del martes 25 de marzo de 2020






Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy

Nuestros poetas nos ofrecen hoy la crónica de la primera semana de reclusión obligatoria por el coronavirus. Monsieur de Sans-Foy la está pasando en familia y Fray Josepho, en el convento.

El confinamiento ha suspendido toda actividad, y la crítica política se está volviendo tan acerba que amenaza con agotar nuestras reservas de antiácidos. Por eso, hemos pedido a nuestras poetas que se eleven sobre la penuria y nos pastoreen hacia el buen camino mediante pedagógicos consejos y sabias exhortaciones. A ver si lo consiguen.

VAN MIS CONSEJOS
por Monsieur de Sans-Foy


Lo primero que aconsejo,
en este trance jodido,
es vestir como es debido.
No rondar como un pendejo
con algún pijama viejo.
Hay que estar hecho un pincel,
sin aflojar el nivel
ni cantar a chamusquina:
¡mantener la disciplina,
como si fuera un cuartel!

Mi segunda admonición,
en tiempos tan procelosos,
es mostrarnos cautelosos
con nuestra alimentación.
Comer es obligación,
en eso estamos de acuerdo,
pero comer como un cerdo
es patético y obsceno.
Yo, muchos días, ni ceno,
y por eso estoy que muerdo.

Con los vicios, mucho tiento:
ni atracones de tabaco
ni beber como un cosaco.
Mejor poner el acento
en el sexto mandamiento.
Conservarse de una pieza
requiere usar la cabeza.
Y con esto, ya termino:
se puede pasar sin vino
(si te gusta la cerveza).

VAN LOS MÍOS
por Fray Josepho


Aconsejo, en materia del encierro obligado,
contener los bufidos de cariz destemplado
y ponerle, en familia, su seguro al fusil.
Si tus hijos te irritan, contarás hasta treinta.
Hasta cien si te crispa (cómo no) la parienta.
Y si lo hace tu suegra, llegarás hasta mil.

Que el encierro es forzoso, que el encierro es preciso.
Que no puedes fugarte ni escapar de tu piso.
Que estás preso, recluso, confinado y rehén.
En lugar de cafeses, toma salvia y melisa.
La quijada, desténsala. Muéstrales tu sonrisa,
y hermosea tu vida con la estética zen.

Pon a Sergio y Estíbaliz (o tal vez al Consorcio),
y no alientes ideas de pedir el divorcio,
que este trance algún día (pienso yo) concluirá.
Y no estés taciturno, melancólico o triste.
Si te enojas, aguántate. Si te cansas, resiste.
Y los cuescos, reténgalos, mi querido Sanfuá.

- Seguir leyendo:
https://www.libertaddigital.com/opinion/fray-josepho-y-monsieur-de-sans-foy/consejos-para-el-confinamiento-coronavirus-quedate-en-casa-90347/

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