sábado, 11 de septiembre de 2021

11 Septiembre: entre el atentado en USA a las torres gemelas y la "diada" en Cataluña

Ahora ya hace 20 años

Artículo del domingo, 11 de septiembre de 2016

11S - Un recuerdo 15 años (ahora 20) después

Eran las 8:46 de la mañana en Nueva York, cuando el vuelo 11 de American Airlines, que salió de Boston con destino a Los Ángeles, con 81 pasajeros a bordo, incluyendo a los cinco secuestradores, se impactó entre los pisos 93 y 98 de la Torre Norte.

Comenzaron a sonar las alarmas y se dio la orden de evacuación, sin embargo, durante los primeros minutos, nadie sabía qué había sucedido. Los noticieros hablaban de un posible accidente.

En la Torre Sur, los empleados comenzaron a bajar, siguiendo una orden de evacuación preventiva, que poco después fue cancelada. “El peligro pasó. Pueden salir o regresar a sus lugares de trabajo”, sin embargo, el peligro no había pasado.

17 minutos después, a las 9:03, el vuelo 175 de United Airlines, también proveniente de Boston y con destino a Los Ángeles, con 37 pasajeros, incluyendo a los cinco secuestradores, se impactó entre los pisos 78 y 84 de la Torre Sur.

Fue en ese momento, cuando los ojos del mundo voltearon a ver qué es lo que pasaba en Estados Unidos, el país de mayor potencia.

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Los atentados  terroristas suicidas del 11 de septiembre de 2001  se produjeron por miembros de la red yihadista Al Qaeda, mediante el secuestro de aviones comerciales para ser impactados contra diversos objetivos, (las Torres Gemelas) en Nueva York y graves daños en El Pentágono (en el estado de Virginia) causando la muerte a cerca de 3.000 personas, y más de 6.000 heridos.

Este episodio precedería a la guerra de Afganistán y a la adopción por el Gobierno estadounidense y sus aliados de la política denominada Guerra contra el terrorismo.

Los atentados fueron cometidos por diecinueve miembros de la red yihadista Al Qaeda, divididos en cuatro grupos de secuestradores, cada uno de ellos con un terrorista piloto que se encargaría de pilotar el avión una vez ya reducida la tripulación de la cabina.

Los aviones de los vuelos 11 de American Airlines y 175 de United Airlines fueron los primeros en ser secuestrados, siendo ambos estrellados contra las dos torres gemelas del World Trade Center.

El tercer avión secuestrado pertenecía al vuelo 77 de American Airlines y fue empleado para ser impactado contra una de las fachadas del Pentágono, en Virginia.

El cuarto avión, perteneciente al vuelo 93 de United Airlines, no alcanzó ningún objetivo al resultar estrellado en campo abierto, cerca de Shanksville, en Pensilvania, tras perder el control en cabina como consecuencia del enfrentamiento de los pasajeros y tripulantes con el comando terrorista. Tendría como eventual objetivo el Capitolio de los Estados Unidos, ubicado en la ciudad de Washington.

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Lawrence Wright: "El 11-S alimentó un caos político en EEUU que aún no ha terminado"

Veinte años después, recordamos el atroz atentado del 11-S contra las Torres Gemelas y el Pentágono entre una bruma religiosa. El ataque se produjo en nombre del islam, por supuesto. 

Pero también la legítima respuesta estadounidense estuvo dominada por la retórica teológica. En octubre de 2001, cuando el Gobierno de George Bush ya había anunciado que invadiría Afganistán si el país no le entregaba a Osama bin Laden, el presidente republicano dio un discurso lleno de referencias bíblicas y citas del Apocalipsis de san Juan y de Isaías. 

Un cargo intermedio de su secretaría de Defensa afirmó que "el enemigo es un enemigo espiritual [...]. El enemigo es un tipo que se llama Satán". 

En enero de 2002, en el discurso del estado de la Unión, Bush explicó la existencia de un "eje del mal" formado por Irán, Irak y Corea del Norte (se decidió añadir a este último para que el eje no fuera solo musulmán). 

Años más tarde, Bush le diría a Mahmud Abás, el primer ministro palestino: "Dios me dijo que atacara a Al Qaeda y la ataqué, y después me ordenó que atacara a Sadam y lo hice". 

LIBROS

Hoy, cuando dos décadas después de los hechos la desastrosa retirada de Afganistán ha parecido cubrir con un manto de derrota lo que enfáticamente fue bautizado como guerra contra el terror, ha llegado el momento de actualizar junto a Wright su obra de referencia.

'La torre elevada'. (Debate) 

enlace elconfidencial

PREGUNTA. En el epílogo a la edición de ‘La torre elevada’ de 2011, defendía que la invasión de Afganistán fue básicamente correcta —salvo por dejar escapar a Bin Laden— y que el problema fue la posterior y catastrófica invasión de Irak. ¿El regreso actual al poder de los talibanes obedece más a la toma de Bagdad en 2003 que a la de Kabul en 2001?

RESPUESTA. Si Estados Unidos y sus aliados hubieran terminado el trabajo de capturar a Bin Laden después de los atentados del 11 de septiembre, en lugar de invadir Irak, Al Qaeda se habría extinguido. En cambio, lo que permitió la guerra de Irak fue el renacimiento de Al Qaeda. También fue un error intentar convertir Afganistán en una democracia de tipo occidental. Ese experimento ha concluido ahora después de dos décadas de fracasos. 

P. Y, sin embargo, en Irak sí fue derrotado el Estado Islámico, mientras que el califato ha vuelto a Afganistán. ¿Qué futuro les espera a los talibanes?

R. Es demasiado pronto para aventurar el futuro del gobierno talibán. Si volvieran a ofrecer acomodo al terrorismo, es probable que las naciones occidentales tuvieran que volver a entrar allí, como lo hicieron en Irak cuando ISIS floreció y representó una amenaza para la región y para todo el mundo.

Es probable que las naciones occidentales tengan que volver a entrar en Afganistán, como lo hicieron en Irak cuando el ISIS floreció.

P. Biden ha sido claro tras la salida de Afganistán: los EEUU fueron a Afganistán a destruir a los terroristas que los atacaron, pero no a imponer la democracia. Esta sorprendente sinceridad, ¿obedece a los nuevos tiempos, más cerrados y menos globalistas?

R. Recuerde usted que Biden ya defendía una posición semejante durante la Administración Obama, que, sin embargo, optó por imponer un aumento de tropas en Afganistán. Creo que la experiencia de Biden al respecto le ha vuelto muy desconfiado acerca de la posibilidad de construir allí una nación. 

¿Por qué hemos aceptado tan rápido ahora que la democracia no se puede exportar con bombas cuando los antecedentes históricos no son unívocos? Como Japón en 1945...

R. Creo que los paralelos habría que buscarlos más bien en la era colonial, como por ejemplo en la experiencia condenada de Francia en Argelia, o también en lo ocurrido con Gran Bretaña en Sudáfrica. La democracia es difícil de imponer, los tiranos no.

P. Hay muchos análisis sobre en qué ha fallado EEUU en la retirada de Afganistán y, en general, en su presencia allí estos 20 años. ¿Cuál es el suyo?

R. Visité Afganistán en 2003, un periodo de esperanza, cuando lo que se escuchaban en Kabul eran martillos y sierras, no coches bomba. Aquel fue un momento en que Estados Unidos y una variedad de aliados se hubieran podido retirar con gracia, dejando un Gobierno inestable, pero un país que parecía estar al borde de la modernidad y la paz. En cambio, nos quedamos demasiado tiempo y nos ocupamos de supervisar a los jefes del Gobierno afgano. Sí, el Gobierno era corrupto, pero miles de millones de dólares en ayuda lo hicieron aún más.

P. ¿Afganistán será el Vietnam de Biden o se olvidará más rápidamente de lo que pensamos?

R. Biden es el responsable de una salida fallida, pero sospecho que si logra una presidencia exitosa, lo de Afganistán acabará quedando como una nota a pie de página. Pero es cierto que la mala suerte, el catastrófico intento de Jimmy Carter de rescatar a los rehenes en Irán, por ejemplo, puede condenar a cualquier Gobierno. Biden necesita ahora grandes victorias.

P. Una de las cosas más interesantes de ‘La torre elevada’ era la caracterización del islamismo actual como un movimiento 'moderno' y no 'medieval', como suele decirse: Sayyid Qutb responde contra la modernidad, pero es al tiempo una creación suya.

R. Esta paradoja es claramente evidente en Al Qaeda y en los ataques del 11 de septiembre. Un hombre en una cueva en Afganistán subvirtió las herramientas de la modernidad —aviones a reacción— en contra de la modernidad misma. Al Qaeda es una entidad estrictamente moderna que encierra un antiguo conjunto de creencias.

Un hombre en una cueva de Afganistán subvirtió las herramientas de la modernidad contra la modernidad misma.

P.‘La torre elevada’ ganó el Pulitzer y hoy es el libro de referencia sobre el 11-S. ¿Cuáles diría hoy que son las mayores virtudes, y tal vez también el mayor error de apreciación, de aquel libro?

R. Cuando escribí 'La torre elevada', existía poco material sobre los orígenes de Al Qaeda y las personas que lo crearon. Esa sigue siendo la contribución más fuerte, creo. Desde que salió el libro en 2006, se han publicado varias memorias de miembros de la familia Bin Laden con quienes no tuve la oportunidad de hablar. Ojalá pudiera haber incluido algunas de sus historias. 

 

P. Su último libro se ocupa de la pandemia. ¿La pandemia ha culminado el periodo histórico de polarización y locura política en EEUU, que empieza con el 11 de septiembre y llega a su apoteosis tal vez con la toma del Congreso por las hordas trumpistas?

R. Usó la palabra 'culminar', lo que sugiere que la locura política ha culminado y está en declive. Eso aún no se ha demostrado.

P. ¿No corren un peligro los demócratas americanos pensando que, como Trump ha perdido las elecciones, pueden olvidarse de él y de lo que encarnaba? ¿Y si el paréntesis acaba siendo Biden?

R. Es sin dudas un riesgo real. La tendencia extremista sigue siendo dominante en el partido republicano.

P. La historia no se repite, pero rima. Vencida la pandemia, ¿tocan ahora los felices años veinte? ¿Y luego? ¿El desastre final?

R. La pandemia de 1918 prefiguró los locos años veinte, pero es posible que no directamente: quedó eclipsada por la contienda, a pesar de que ese virus mató a muchas más personas, e incluso a más soldados, que la guerra. Algunas catástrofes son transformadoras. A causa de la Gran Depresión, Estados Unidos se convirtió en una sociedad más compasiva y competente.

La Segunda Guerra Mundial marcó la forja del país más poderoso de la historia del mundo. Por otro lado, el 11 de septiembre llevó a la invasión de Irak, la tortura, Guantánamo, alimentó el caos político dentro de los Estados Unidos y disminuyó su posición. ¿Quién sabe en qué dirección nos llevará el covid-19?

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El independentismo vuelve a las calles sin una hoja de ruta compartida y en plena disputa entre los socios en el Govern por el diálogo con el Estado. La de este sábado será la primera Diada con los presos por el 1-O indultados y con Esquerra al mando de la Generalitat con una apuesta cerrada por la negociación que sus socios, dentro y fuera del Ejecutivo, ven con escepticismo.

La mesa de diálogo, a la vuelta de esquina, se volverá a reunir con las posiciones polarizadas entre las delegaciones, e incluso dentro de las propias comitivas. El choque entre ERC y Junts se ha agudizado, pero la ‘conllevancia’ entre el PSOE y Unidas Podemos también. Muestra de ello es la retirada de la inversión prevista para la ampliación del aeropuerto de Barcelona-El Prat, que ha exhibido la fragilidad entre socios y que ha terminado con acusaciones cruzadas achacándose la responsabilidad unos a otros y cuestionando la vía del deshielo entre gobiernos.

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Tal día como hoy, 11 de septiembre, se celebra la caída de Barcelona durante la Guerra de Sucesión Española de 1714.

A las 17.14, la hora que coincide con el año en el que Barcelona se rindió a las tropas borbónicas, ha comenzado la movilización de la 5ª "Diada" del 11 de septiembre.

Enlace al sitio de Barcelona
Enlace a Mitos del Nacionalismo Catalán 

La muerte sin descendencia del rey Carlos II el Hechizado, sucedido por el duque Felipe de Anjou (Felipe V), dio lugar a un conflicto internacional que pronto se tornó guerra civil en la propia España entre los partidarios del Archiduque Carlos (se proclamó a sí mismo Rey de España al ser al igual que Carlos II miembro de la casa de Habsburgo) y los de Felipe V (su tío-abuelo era Carlos II).

Esta guerra de Sucesión Española se prolongaría por 14 años.

Las Cortes Catalanas fueron el órgano normativo de Cataluña desde el siglo XIII hasta el siglo XVIII.

Durante el periodo de los Austrias, las Cortes fueron convocadas cada vez menos, ya que suponían un freno al poder absoluto del rey. Por eso, la Generalidad, como órgano encargado de velar por el cumplimiento de las Constituciones de Cataluña, fue ganando en fuerza y protagonismo.

En las cortes celebradas en 1289, se designó una diputación permanente para recaudar el "servicio" o tributo que los brazos o estamentos (el eclesiástico, el militar o noble y el real o de las villas) concedían al rey a petición suya. Posteriormente, darían origen a la Generalidad de Cataluña, en el siglo XIV. Su reglamento también fue utilizado para crear en el siglo XV la Generalidad Valenciana.

 El conde-duque de Olivares, fue valido del rey Felipe IV, y luego desterrado en 1643.

Con sus reformas por la vía autoritaria para que que los demás reinos contribuyesen a las cargas militares que Castilla sola no podía sostener produjo el descontento de los reinos peninsulares.

La ocupación francesa de Salses, en el Rosellón, con lo que la guerra llegaba a Cataluña, fue el pretexto hallado por Olivares para imponer la Unión de Armas.

Sin embargo, el sistema de reclutamiento fue declarado contrario a las constituciones catalanas por la Diputación catalana, y los disturbios surgidos a raíz de la obligación de alojar las tropas terminaron creando un clima de tensión que desembocó en el trágico Corpus de Sangre (junio de 1640) y la secesión catalana, que no sería sofocada hasta 1652.

En 1640, se produce el conocido levantamiento de los segadores al grito de “Visca el rei d´Espanya i muiren els traidors!”, asesinando y saqueando a soldados reales y nobles y burgueses catalanes.

La idea del entonces presidente de la Generalitat, Pau Claris, para evitar las imposiciones de Olivares, fue hacer de Cataluña una república independiente bajo la protección de Francia.

Irónicamente, los catalanes padecieron lo que habían intentado evitar: sufragar el pago de un ejército y ceder su administración a un poder extranjero. Su soberano ahora sería el rey Luis XIII de Francia.

El Cardenal Richelieu ocupó el cargo de primer ministro del rey Luis XIII en 1624. Permaneció en el cargo hasta su muerte en 1642, y fue sucedido por el también cardenal Julio Mazarino.

Los catalanes descubrieron que las tropas francesas eran bastante peores que los Tercios españoles, y fueron sometidos a toda clase de vejaciones por ellas.

Del mismo modo, meses más tarde, y por razones similares (esta vez las tropas eran para sofocar el levantamiento en Cataluña), se produjo la insurrección de Portugal en diciembre de 1640, que conduciría a su independencia y el fin de la unión dinástica con el resto de reinos hispánicos. La unión ibérica se había mantenido durante 60 años, desde 1580.

Enlace ¿Ha tratado España mal a Cataluña?

Felipe V juró en 1702 las Constituciones de Cataluña, otorgando nuevos privilegios a las instituciones catalanas de las cuales recibió homenaje.

Sin embargo la guerra ya había estallado en los campos de batalla de Europa cuando la Casa de Austria invadió los territorios españoles de Italia. Ante las continuas derrotas borbónicas, Felipe V no pudo continuar su itinerario para jurar los fueros de Aragón y Valencia, trasladándose en persona al frente italiano.

En 1704 las tropas de la Gran Alianza de La Haya lanzaron un intento de desembarco aliado en Barcelona con la complicidad de un reducido número de aguiluchos barceloneses. Fracasada la intentona varios caudillos austracistas se exiliaron, pero a fin de evitar nuevos desaguisados, el virrey Francisco de Velasco lanzó una represión indiscriminada conculcando repetidamente las Constituciones de Cataluña, hecho que incrementó el apoyo a los austracistas.

El 20 de junio de 1705 los caudillos austracistas catalanes firmaban el Pacto de Génova, una alianza militar entre Cataluña e Inglaterra en virtud de la cual Cataluña se comprometía a luchar por la causa del pretendiente al trono español, Carlos de Austria, con la ayuda militar de Inglaterra, y esta se comprometía a defender las Constituciones catalanas fuera cual fuere el resultado de la guerra.

En octubre de 1705, las tropas del archiduque Carlos tomaron Barcelona al asalto, y la Generalidad de Cataluña y los Consellers de Barcelona le aclamaron como a un libertador. Días más tarde, el archiduque de Austria era proclamado legítimo rey Carlos III de España, jurando respetar las Constituciones de Cataluña y convirtiendo a Barcelona en sede de su corte y baluarte austracista durante el resto de la guerra.

En abril de 1706 las tropas de Felipe V, con el mismo rey a la cabeza, llegaron a la ciudad e iniciaron un sitio para reconquistarla, dando comienzo al Sitio de Barcelona (1706).

Las últimas Cortes Generales fueron celebradas en Barcelona en 1705-1706.
Esta institución desapareció, al igual que las demás instituciones catalanas, tras el final de la Guerra de sucesión en 1714.

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En septiembre de 1711 el archiduque Carlos dejó la península rumbo a Viena para hacerse cargo del Sacro Imperio Romano ante la muerte de su hermano el emperador José I, dejando en Barcelona a su esposa Isabel Cristina de Brunswick-Wolfenbüttel como virreina.

El 13 de julio de 1713 se firmó el Tratado de Utrecht entre Felipe V y la Gran Bretaña. Mediante este tratado Felipe V renunciaba al trono de Francia, entregaba a los ingleses el peñón de Gibraltar y la isla de Menorca , y también les concedía ventajas comerciales en América, a la vez que estos cedían ante las pretensiones de Felipe V, quien se comprometía a amnistiar a los catalanes y a concederles los mismos derechos y privilegios que los habitantes de las dos Castillas.

Ante las noticias del abandono inglés, se convocó en Barcelona el 30 de junio de 1713 una Junta de Brazos para deliberar si Cataluña debía someterse a Felipe V o proseguir la guerra en solitario.

Se proclamó públicamente la declaración de guerra el 9 de julio de 1713 y el 11 de septiembre  de 1714 se produjo el asalto final de las tropas borbónicas sobre Barcelona.

Ana I de Gran Bretaña (Ana Estuardo)

Su vida estuvo marcada por muchas crisis relacionadas con la sucesión de la corona. Su padre, el católico Jacobo II, había sido depuesto en 1688; su hermana y cuñado se convirtieron entonces en los reyes María II y Guillermo III.

Ana Estuardo fue reina de Inglaterra desde el 8 de marzo de 1702 y de Gran Bretaña e Irlanda desde el 1 de mayo de 1707, (fecha en la cual Inglaterra y Escocia se unen en un sólo reino) hasta su muerte.

Es por esto que Ana se convirtió en la primera soberana de la Gran Bretaña. Fue la última soberana británica de la casa de los Estuardo.

Guillermo III (era marido de María- ya fallecida- y hermana de Ana) murió el 8 de marzo de 1702, siendo entonces sucedido por Ana, que fue coronada el 23 de abril en la abadía de Westminster.

Por ese tiempo, la Guerra de Sucesión Española comenzó; estaba en controversia el derecho de Felipe, nieto del rey Luis XIV de Francia, de subir al trono español. Aunque Felipe fue nombrado sucesor en el testamento del anterior rey de España, Carlos II, muchos de los países europeos se opusieron, temiendo que la Casa de Borbón acumulara demasiado poder.

A Ana le sucedió Jorge I, el primer monarca de la casa de Hanover de Gran Bretaña e Irlanda, no hablaba inglés de manera fluida; en su lugar, habló siempre su alemán nativo, y por esto se puso en ridículo ante sus súbditos británicos.

A este le sucedió Jorge II y a éste le sucedió Jorge III que vivió la rebelión de las colonias americanas en (1774).

A Jorge IV le sucede Guillermo IV. (Guillermo IV, hijo del rey Jorge III y hermano menor y sucesor de Jorge IV).

A éste le sucede la reina Victoria. Luego Eduardo VII, Jorge V, Eduardo VIII, Jorge VI y llegamos a Isabel II (coronación el 2 de junio de 1953).

Desde 2007 Isabel II es la monarca más longeva en la historia británica al superar a su tatarabuela, la reina Victoria, y es en la actualidad la jefe de Estado más anciana del mundo. 

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