miércoles, 13 de noviembre de 2019

La revolución de Cataluña o niñatos buscando experiencias excitantes


Una noche en las barricadas con Dolça Catalunya

El testimonio de B, un 'dolço' infiltrado en la CUP, como adelanto del libro 'Dolça Catalunya'. Nadie conoce sus identidades ni se sabe cuántos son, pero su blog es el más leído de España

Es lunes 14 de octubre. Estamos de huelga y bajo a Barcelona con un par de amigos, a esperar a que los del Tsunami nos digan adónde vamos. Toca irse al aeropuerto; muchos van caminando pero nosotros cogemos el metro. Se trata de bloquear las llegadas de la T1, y se consigue en un santiamén porque los Mossos nos dejan ocupar tranquilamente la calzada para irritación de los taxistas.

Hay algún jubilado o madurito con pinta de funcionario, pero la mayoría son estudiantes, muchos de instituto y muchos de fuera de Barcelona, que se han tomado la semana de huelga-fiesta. Se huele el porro típico, se cantan las consignas típicas. Se mira el móvil constantemente.

Empiezo a ver chavales que se tapan la cara y traen palets del aparcamiento. «Ara comença el mambo», me dice un amigo. «Ojo, que según lo que pase tendréis que volver andando», les aviso cuando me voy; no quiero fastidiarme la noche por otra mani prusesista.

Al llegar a casa me entero de que ha habido tortas de verdad y me las he perdido. Mis amigos me dicen después que han regresado sin problemas porque les enviaron autobuses articulados desde la T2 para recogerles... El resto de la semana cada noche hay «mambo», pero tengo que estudiar.

Me van llegando avisos al chat de los vídeos, que está literalmente que arde con tomas de enfrentamientos con la UIP y la BRIMO que los separatistas intercambian para intentar demostrar lo malas que son las Fuerzas de Seguridad.

Por fin viernes. No quiero ir con los del SEPC (Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes) porque están muy excitados y después de la Marxa per la Llibertat dicen que van a montar una muy gorda en Vía Layetana para vengarse de la Policía Nacional por el butifarrèndum del 1 de octubre.

Después de cenar voy a Barcelona a hacer el dolço por mi cuenta, que alguien lo tendrá que contar. Los viernes, la calle Balmes suele estar llena de coches pero hoy no hay nadie. Ni siquiera motos en las aceras: deben temer que se las quemen. ¡Ni un coche en Aragón y son las 22.30 horas! Empiezo a ver grupillos desperdigados de chavales con capuchas, andando por la calzada. Es verdad que algunos toman algo en los bares, pero se van asomando fuera como pendientes de lo que pueda pasar.

Dueños de las calles
Bajo hasta la Gran Vía. Más jóvenes vestidos de oscuro, capucha y mochila. Algunos tienen mi edad; otros son preadolescentes o adolescentes que han cambiado su plan copero del viernes por una partida de pilla-pilla y adrenalina en Barcelona. No me sorprende ver a algún cuarentón canoso; la mayoría son funcionarios, parados y asalariados sin aspiraciones. Oigo hablar catalán del Bages y de Vich. Y castellanoparlantes; me parece que son afines a extrema izquierda y a los enfrentamientos con la Policía, porque ellos también quieren la república.

Al llegar al cruce de Aribau me pregunto por qué los Mossos son incapaces de acorralar al grupo en una manzana de cuadrícula del Ensanche...

O no saben hacer su trabajo, o les han dicho que no lo hagan. La verdad es que entre nosotros ninguno quiere enfrentarse, sólo han ido a jugar a que les persigan: «¡Vienen los Mossos!». Carreras, más barricadas... son niñatos buscando experiencias excitantes.


Resumen del libro

¿Por qué tantos políticos e intelectuales españoles están paralizados frente al nacionalismo? ¿Cómo vencer la mayor amenaza actual para nuestra vida juntos? El disruptivo análisis de Dolça Catalunya, el blog más leído de España y más odiado por el separatismo, da las claves de lo que pasa en Cataluña y señala un camino sorprendente.

Para qué nacimos

Nuestros nombres no importan. Somos un grupo de catalanes normales. De los que os cruzáis por la calle o en el bar. De toda Cataluña y de toda la vida. O sea, que somos lo que fueron nuestros abuelos y bisabuelos: catalanes, españoles y europeos. Como siempre. Estas cosas no cambian.

Hemos nacido para disfrutar del pan con tomate, los espaguetis, el fuet, la butifarra con secas, el arroz a la cubana, la escudella, el vino, la música, los niños, el mar y la montaña, la familia, la senyera y la rojigualda, los animales, las ermitas, los libros, la Navidad, las cosas de nuestros padres y de nuestros hijos, lo divino y lo humano.

Así que ya estamos aquí. Para decir que nos gusta Cataluña, a secas. Y que no nos gusta la Cataluña nacionalista, porque el nacionalismo es la degeneración de todo lo que queremos.

English
Our names don’t matter. We are a bunch of normal Catalans. The ones you meet in the streets or in the bars. From around Catalonia, lifelong Catalans. So we are what our grandparents and great grandparents were: Catalans, Spaniards and Europeans.

We were born to enjoy pa amb tomaquet, spaghetti, fuet, sausage with beans, Cuban-style rice, escudella, wine, music, kids, sea and mountains, family, the senyera and the rojigualda, animals, shrines, books, Christmas, our parents and our children’ stuff, the human and the divine.

So here we are to say that we like Catalonia, full stop. And that we don’t like nationalist Catalonia, because nationalism means the degeneration of everything we love.

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