lunes, 5 de noviembre de 2018

¿Por quién doblan las campanas en Alsasua?


Albert Rivera logró este domingo una imagen inédita al unir a los partidos de derecha y de extrema derecha (Ciudadanos, PP y Vox) en un acto político en la localidad navarra de Alsasua en defensa de la Guardia Civil y de la unidad de España.

En medio de un enorme dispositivo policial, y con momentos de tensión e insultos de un millar de radicales, Rivera emplazó a su público a “darse la mano en torno a la Constitución” para frenar al presidente, Pedro Sánchez.



Acto reivindicativo este pasado domingo por Ciudadanos

"Cuando en algún rincón de España violan los derechos de los ciudadanos, agreden a todos los españoles de bien; por eso hoy estamos en Alsasua pidiendo paso y sin importar que unos radicales intenten evitarlo"

Y este pasado domingo 4 de noviembre por la mañana, en el momento preciso en que comenzaba la reunión de España Ciudadana en Alsasua, un repique atronador desde la iglesia aledaña cubrió durante largos minutos el sonido del acto.

Quienes allí estaban  aguantaron con estoica indignación dudando de si sería la iniciativa de un cura trabucaire o de otro sabotaje urdido por los miles de vociferantes nacionalistas que el cordón de seguridad mantenía a raya. 

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Los hechos
Incidentes registrados en la localidad navarra el 15 de octubre de 2016, en los que fueron agredidos dos guardias civiles y sus parejas mientras tomaban una copa en el bar Koxka de la localidad de Alsasua.

Todo ocurrió sobre las 2.30 de la madrugada del sábado de ferias de Alsasua. Según el teniente, cuando el grupo estaba tomando una consumición en el bar Koxka se les acercó Jokin Unamuno, al que conocía profesionalmente de haberle visto en actos de Alde Hemendik y Ospa, movimientos de la izquierda abertzale que buscan la expulsión de la Guardia Civil y la Policía Nacional del País Vasco y Navarra.

Unamuno, tocado con una boina, fue “de los más activos al empezar la pelea, el que motivó el inicio de la pelea”, según ha manifestado. Unamuno entró acompañado por una menor, y, muy alterado, acercándole la cara a la suya le empezó a increpar.

En ese momento, los agentes comenzaron a recibir puñetazos, patadas y empujones por todo el cuerpo, especialmente en las piernas, la espalda y la cabeza. “Veo que a mi novia le zarandean, sitúo al sargento y decidimos marchar, nos cuesta, se crea un pasillo de unas veinte personas donde seguimos recibiendo golpes, y llegamos a la puerta del bar”.

Allí, había más luz que en el interior del Koxka, y el teniente pudo reconocer a Adur Ramírez y a otro joven más alto y con el pelo largo, Julen Goikoetxea, que también les estaban lanzando golpes. “Eso lo recuerdo con más lucidez”, ha afirmado el teniente, de 24 años.

Ya en la calle, otro grupo de unas 15 o 20 personas les estaba esperando. “Noto que recibo más golpes, me empiezo a aturdir, pierdo la estabilidad y me desplomo, caigo al suelo, con mucho dolor empiezo a sangrar”, ha rememorado.

“Nadie nos intentó ayudar. Nadie se acercó a mí. La única que yo recuerdo que estaba cerca fue Mari Jose [su novia], que en un momento se puso encima mía cubriéndome pidiendo que pararan, que pararan, por favor”, ha señalado.


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Poema original de 1624 de John Donne, que Hemingway retomó en una novela precisamente sobre la guerra civil española


¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?  

 
Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.

Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.


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El sanguinario etarra acompañó a los abertzales que fueron a boicotear el homenaje a la Guardia Civil organizado por España Ciudadana.

Este paseo por Alsasua lo hace gracias a su puesta en libertad en 2013 después de 29 años en prisión, pese a que había sido condenado a 615 años. Una excarcelación debida a la aplicación de la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo contra la retroactividad de la Doctrina Parot.

Veinte atentados, 17 asesinatos, 30 años en prisión y ni el más mínimo ápice de arrepentimiento. Este el sanguinario historial que porta a sus espaldas el etarra Josu Zabarte, alias El Carnicero de Mondragón.

"Yo no he asesinado a nadie. Yo he ejecutado. No me arrepiento".

Y con estas tres frases que ha repetido en varias ocasiones, el ex preso de ETA se paseó este domingo entre decenas de abertzales que acudieron a Alsasua (Navarra) para boicotear el acto en homenaje a la Guardia Civil que había organizado la Fundación España Ciudadana.

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